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CRÍTICA

'La Llorona': Engrosando la mitología Warren

Este nuevo personaje nos devuelve al universo de 'Expediente Warren' con una propuesta de terror tan funcional como efectiva.

Por Iván Fernández Pascual 18 de Abril 2019 | 10:50

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Después de dos películas de 'Expediente Warren', dos películas de la muñeca Annabelle (y una tercera en camino) y 'La Monja', parece que el universo de terror cinematográfico iniciado por James Wan en 2013 tiene material de sobra para seguir engrosando su imaginario de criaturas demoníacas de forma, de momento, indefinida. De esta manera, 'La Llorona' se suma a esta especie de antología del horror fantasmagórico con una propuesta que repite la fórmula ya conocida pero no por ello resulta menos efectiva.

'La llorona'

Lo interesante de este conjunto de historias es su capacidad de añadir a la lista de amenazas malignas nuevos seres cuyo origen y mitología tienen todavía un fuerte componente icónico y un alto potencial de ganarse un lugar en el imaginario colectivo. Como ha sucedido en otras décadas con distintos monstruos o psychokillers, en muchas ocasiones, la definición de estos villanos sanguinarios, su aspecto, sus características, sus poderes y sus puntos débiles importan mucho más que, al final, la calidad cinematográfica de la película en que estén.

En realidad, 'La Llorona' apuesta sobre seguro al basarse en una leyenda popular mexicana ya existente que viene a ser una especie de equivalente al hombre del saco. En este caso, se trata de un alma femenina atormentada por una tragedia ancestral que amenaza con llevarse a los niños de cualquiera de nosotros cuando estemos distraídos. Con un prólogo muy eficaz, la cinta, en seguida, nos pone en situación para, poco a poco, definir las reglas que marcarán los límites a esta suerte de tren de la bruja con acento latino.

'La llorona'

Plagada de sustos nada originales, su guión transita todos los lugares comunes tan habituales del género como la oscuridad, puertas y ventanas que se abren o se cierran, luces que se encienden o se apagan, los reflejos en cristales, charcos o espejos, las lentas apariciones a la espalda de los personajes... Y, sin embargo, el filme está lo bastante bien dirigido por Michael Chaves como para conseguir dar miedo, a pesar de que no inventa nada nuevo.

Entre fantasmas y exorcismos

De hecho, su propia narración está elaborada de forma más o menos previsible, mezclando los tópicos del cine de casas encantadas ('Poltergeist') con el de posesiones satánicas ('El exorcista'), logrando un empaque tan funcional como complaciente para los amantes del terror. Quizás lo más atractivo, en realidad, sea la utilización de referentes de la cultura mexicana que añaden un exotismo interesante al relato, así como la iconografía cristiana que siempre aporta al clímax final una épica innegable.

Por último, cabe destacar el carisma de los niños protagonistas, interpretados por Roman Christou y Jaynee-Lynne Kinchen, que se ganan el corazón del espectador desde el primer minuto. La conexión emocional con ellos es importante para que el público disfrute del juego, ya que, salvo un audaz giro al final, pocas sorpresas va a encontrarse y, por supuesto, va a tener que perdonar algún que otro comportamiento estúpido. En resumen, estamos ante un producto con muchos de los elementos que mejor le funcionan a la saga, sin demasiadas novedades, pero manteniendo aceptablemente alto el listón del entretenimiento.

Nota: 6

Lo mejor: Los actores infantiles y el personaje de la Llorona.

Lo peor: Que aporta muy pocas novedades.