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CRÍTICA

'La Monja' no da tanto miedo en las distancias cortas

El nuevo spin-off de 'Expediente Warren' es un producto inferior que sirve como divertimento y sigue en la línea de sustos ruidosos demasiado iluminados que explotaba 'It'.

Por Javier Pérez Martín 6 de Septiembre 2018 | 17:22

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Como fan del terror me gusta mucho la idea de un universo extendido dentro del género. Como los de los superhéroes de Marvel y DC, lleno de spin-offs, crossovers y cameos. Universal lo intentó llevar a cabo con sus monstruos clásicos, aunque después del chasco que fue, en todos los sentidos, 'La momia' de Tom Cruise, la idea del Dark Universe está algo abandonada. Sin embargo, a Warner le está saliendo como un tiro con la franquicia 'Expediente Warren'. La muñeca Annabelle ya cuenta con dos películas, una tercera en preparación y está instalada en la cultura popular a la altura de Chucky (hasta el punto de convertirse en una referencia en un temazo de reggaeton de J Balvin), se prepara una película sobre el Hombre Torcido que aparecía en 'Expediente Warren: El Caso Enfield' (suponemos que con el español Javier Botet repitiendo el "retorcido" papel) y ahora llega a los cines 'La Monja', también spin-off de una de las criaturas que acechan a los Warren en las películas de James Wan.

'La Monja'

Sobre el papel es una saga muy interesante. Las dos películas de Wan son de lo más decente que ha parido el terror comercial de los últimos años, y no es mala idea la de exprimir su éxito ampliando la mitología y el universo de los investigadores paranormales interpretados por Vera Farmiga y Patrick Wilson. Pero en la práctica 'Annabelle', 'Annabelle: Creation' y 'La Monja' acaban siendo productos inferiores a las cintas originales.

La primera posible causa de esto es que los directores John R. Leonetti, David F. Sandberg y Corin Hardy (respectivamente) tienen mucho menos talento que James Wan para construir una buena cinta de terror mainstream, que sea entretenida, efectiva y con algo de enjundia. Wan juega con los encuadres, el espacio, la profundidad y el ritmo antes que tirar de música rimbombante y sustos de baratillo, el único recurso del que echa mano Hardy en 'La Monja'. En este sentido, 'La Monja' cae en el mismo cajón que 'It', el bombazo comercial de Warner Bros y la productora New Line Cinema: demasiada luz, demasiados efectos digitales y demasiado peso de la banda sonora para asustar al espectador sin construir una atmósfera o dejar espacio al misterio y la imaginación. Es decir, que el público dé saltos en la butaca pero cuando salga del cine no le quede nada del poso que puede dejar el género.

Esto queda clarísimo con el miedo que da la susodicha Monja a lo largo del metraje: cada vez menos. Mientras que Wan consiguió crear otro icono del cine de terror reciente con el demonio Valak, Hardy lo acaba desprendiendo de todo enigma dándonos demasiada información sobre su origen y mostrándolo más y más de forma progresiva conforme se acerca el clímax de la película. Por una parte se gana en construcción de mitología, perdiendo por la otra el misterio alrededor del monstruo, que pasa de ser una amenaza terrorífica a un esperpento de feria. La taquilla de 'It' parece demostrar que el gran público busca exactamente eso en el cine de terror, y por buscarle un lado bueno a esto, destaca el diseño de los escenarios. Este monasterio (y sus neblinosos alrededores) serían la atracción de miedo perfecta.

'La Monja'

Tampoco ayuda el guion de Gary Dauberman, que ya firmaba las dos cintas sobre la muñeca diabólica y las películas de 'It', cuya segunda parte se estrenará el año que viene. Dauberman parece construir esta cinta de terror como un thriller detectivesco, ya que los dos protagonistas tienen que resolver el misterio de qué ha pasado en este monasterio maldito de Rumanía, pero esa premisa es solo una excusa para juntar de alguna forma las cuatro o cinco escenas con sustos. Por suerte, a partir de cierto punto la película deja de tomarse en serio y acaba entregándose a los chistes y a un tono más ligero cercano a la aventura y la acción.

El gran pecado del guion son sus personajes, en concreto los dos hombres que acompañan a la hermana Irene interpretada por TaissaTaissa Farmiga. El "héroe" de la acción, el padre Burke, es un exorcista experimentado cuyas decisiones cumplen exclusivamente la condición de ser estúpidas. Este es un recurso corriente en el terror, pero Dauberman parece empeñado en que el personaje interpretado por Demián Bichir (que no puede defenderlo en ningún momento y se limita a hacer el ridículo a lo largo de la hora y media de metraje) se convierta en el ejemplo de manual de lo que no hay que hacer cuando estás luchando contra un demonio en un monasterio abandonado en los años 50. El papel de Jonas Bloquet, Frenchie, es simplemente el de un chico guapo que solo se comunica a base de chistes que no hacen gracia. Solo se salva la pequeña de las Farmiga, aunque sea porque nos recuerda con su parecido al buen trabajo de Vera en 'Expediente Warren'.

Es una pena que esta saga no esté en manos de Jason Blum y su productora, que demuestra año tras año ponerle más ganas a sus películas de terror y consigue que sean más que rentables. Pero a juzgar por las cifras de taquilla de esta saga y la 'It' de Andy Muschietti, el terror perezoso, ruidoso y digital de New Line Cinema le da al público exactamente lo que quiere.

'La Monja'

Sinopsis

A principios de los años 50, el padre Burke y la hermana Irene son enviados por el Vaticano a un monasterio perdido en los bosques de Rumanía. Una joven novicia se ha suicidado, y la Iglesia teme que unas fuerzas malignas estén detrás de la tragedia. El trabajo del cura, un exorcista experimentado con pasado siniestro, será descubrir cuál es la maldición que acecha al monasterio que llevó a una monja a cometer el pecado definitivo. Por su lado, la joven hermana Irene no sabe exactamente cuál es su papel en la investigación, pero las visiones que la han acompañado desde pequeña acabarán ayudándoles a desentrañar el misterio y enfrentarse a un demonio mucho más poderoso de lo que esperaban.

Nota: 5

Lo mejor: Que no se tome demasiado en serio, lo que da algunos momentos y frases muy divertidos

Lo peor: Que desperdicie el universo creado por James Wan