Es difícil abordar un nuevo trabajo surgido de la factoría Aardman sin quedar prendado de la artesanía y simplicidad que respiran sus propuestas por los cuatro costados. Al igual que ocurre con los estudios Ghibli, en unos tiempos en los que la pirotecnia y espectacularidad que ofrecen las nuevas técnicas de animación amenazan con fagocitar y eclipsar todo lo que no esté sujeto a sus extendidos cánones, es necesario agradecer la osadía y valentía de estos artistas empeñados en seguir creando un mundo propio donde la tradición es la nota predominante.
La factoría responsable de la aparición de los icónicos personajes Wallace y Gromit, quienes ya asaltaron la gran pantalla con la estupenda 'Wallace y Gromit. La maldición de las verduras', regresan a la carga con la puesta de largo de Shaun, ingeniosa oveja protagonista de una serie de televisión estrenada en 2007 y formada por un conjunto de cortometrajes de corta duración en los que el protagonista y sus compañeros de granja tienen que enfrentarse a una serie de situaciones cotidianas, acabando siempre de la manera más inusual posible.
Con el reto de ofrecer algo distinto con respecto a su referente televisivo, 'La oveja Shaun: La película' juega con la idea de expandir su simple dinámica cambiando el ambiente rural por las posibilidades que ofrece un nuevo escenario: la gran ciudad. Y hasta aquí el riesgo que toman Richard Starzack y Mark Burton, escritores y directores de la película, para darle un aura de mayor grandeza a su trabajo. Tanta es la dependencia con respecto al material previo, que algunos de los gags a los que asistimos están reciclados de la serie de televisión, pero todo ello se suple con una capacidad de inventiva y saber hacer que encandilará tanto a pequeños como a mayores por su buena mezcla de ternura y comedia física.
A falta de un mayor riesgo en el guion o en el desarrollo de la historia, el slapstick adquiere en 'La oveja Shaun: La película' un papel predominante, con simpáticas situaciones que mantienen la agradable risa tonta durante todo el metraje y permiten que los espectadores descubran junto con los inocentes personajes los peligros de la urbe e intenten averiguar en todo momento la manera en que saldrán airosos de los múltiples obstáculos que se toparán por el camino. Al dirigirse a un público infantil, la película está marcada por un claro tono didáctico, lo que no quita que nos encontremos ante un producto disfrutable por los más mayores de la casa gracias, en parte, a los recurrentes guiños a la cultura popular.
Es cierto que en algunos tramos se puede tener la sensación de que nos encontramos ante un episodio alargado hasta la extenuación, con situaciones dilatadas en el tiempo con el simple objetivo de rellenar el metraje y cumplir con la tarea de alcanzar la hora y media de duración. Sin embargo, estos pequeños baches narrativos no afecta a que, cuando parece que la atención está a punto de desfallecer, Shaun y sus amigos se saquen de la chistera una nueva y original ocurrencia. Ante el ruido y la constante verborrea imperante en el cine de animación de hoy en día, 'La oveja Shaun: La película' se engrandece al atreverse, cual rara avis, a encandilar a las nuevas generaciones con un tipo de cine silente completamente en desuso.
¿Quién puede apalear un saco lleno de gatitos?
Esta extendida pregunta gatuna podría aplicarse fácilmente al material que nos ocupa. La película presenta a unos adorables personajes, tanto principales como secundarios, que desprenden continuamente una ternura a la que es difícil resistirse; todo ello servido a través de un estupendo trabajo de animación, basado en el trabajoso proceso del stop-motion, con resultados muy depurados. En definitiva, un producto que, sin llegar a las cotas de otros títulos del catálogo Aardman, ofrece un agradable y tierno pasatiempo para todos los públicos que funciona más desde la perspectiva cómica que desde la sentimental.