Muchos han tildado a 'La pasión de Augustine' como la nueva versión de 'Sister Act (Una monja de cuidado)' a la canadiense. La realidad es que Léa Pool nos vuelve a transportar a los colegios de monjas de antaño, donde la educación y la religión estaban muy unidas. Con un guion escrito junto a Marie Vien, la realizadora se ha atrevido con una historia ambientada en los años 60 en plena época de cambios. Ha mezclado a un plantel de grandes actrices canadienses con jóvenes promesas que hacen alarde de su potencial en este film.
La película se centra en el colegio y la congregación de la madre Augustine, una mujer que lucha por mantener su colegio musical abierto. La llegada de su sobrina, Alice, al colegio, hará que Augustine empiece a ver su tranquila realidad trastocada, además, la llegada de la educación pública y el inminente posible cierre de su colegio hará que Augustine deba tomar decisiones para las que no estaba preparada. Un viaje introspectivo que hará que viejas pesadillas del pasado estén más presentes que nunca y que el futuro de todo un colegio dependa de él.
Pese a que en un primer momento, 'La pasión de Augustine' puede parecer más una película de género independiente e histórico sobre una monja, al estilo de 'Ida', la realidad es que según va pasando el metraje se aparta de esta visión oscura y trascendental. Es cierto que hoy en día, las historias de monjas no suelen tener un gran público, pero la principal baza de este film es otorgarnos una historia simpática a la par que profunda. Lejos de mostrarnos a una santa renovada al más puro estilo de 'Teresa, El Cuerpo de Cristo', Pool se ha ido por dar una imagen de las monjas más cercanas y humanas, no queriendo solamente el beneplácito del público sino que se observe y se entienda a sus personajes. Cada uno de ellos tiene una profundidad bastante notoria, lo que hace que la película se vean enriquecida en las tramas que aborda.
Por un lado tenemos la música como uno de los principales ingredientes de la película, es imprescindible en este film y no se podría explicar sin ella. No solamente es un elemento circunstancial, sino que sirve de nexo y de base para lo que nos acontece en la cinta. Por otro lado, la dificultad de adaptarse a tiempos nuevos, algo que incluso ocurre en pleno siglo XXI, donde las innovaciones sociales hacen que el proceso de modernización sea complicado en algunos casos. Lejos de justificar la abnegación de estas monjas, se muestran las diferentes vertientes, tanto de aquellas más dadas al progreso como las que preferirían parecer monjas del siglo XVIII toda su vida. Por último y uno de los enfoques más importantes, es la culpabilidad, el peso del pasado, los recuerdos, la duda existencial, todo aquello relacionado con la condición humana que Pool ha sabido plasmar a la perfección con esta historia y personajes.
Céline Bonnier es la encargada de dar vida a la madre Augustine, la manera de interpretarla hace que tenga varias pinceladas y se vea una confrontación en su vida, lo que hace que sea más humana. Bonnier no cae en el cliché de mostrarnos a la típica monja musical de convento o que ya hemos podido ver anteriormente en películas como 'Sonrisas y lágrimas'. Bonnier expresa a la perfección los claroscuros de Augustine, tanto de su turbulento pasado antes de ser monja hasta su rebeldía en contra del cierre de su convento. Una muestra de cómo la naturalidad y sobre todo el lenguaje no verbal es suficiente para resultar en una actuación más que destacable.
Su partenaire, en esta ocasión no amorosa, es Lysandre Ménard. La joven nacida en 1993 se convierte en una rebelde y problemática estudiante, sobrina de Augustine. Pese a ello, Ménard echa mano de su inocencia interpretativa llevándose de calle la carga dramática del film. Al igual que el personaje de Bonnier, los claroscuros no son pocos, pero sin caer en la extrema madurez que no correspondería con la edad del personaje. Alice es una pieza fundamental para poder ver el recorrido y la metamorfosis que se va produciendo no solamente en ella sino en la realidad de todas las monjas. Una muestra de joven talento que podría convertirse en una de las actrices con mayor potencial del momento, la única pega es que al ser canadiense (y de la parte francesa) sus proyectos no tengan la misma proyección comercial.
Imagen cuidada
'La pasión de Augustine' tiene un cuidado de la imagen bastante notorio. Hay planos que se convierten en verdaderas obras de arte. Aun así, pese a ser una película simpática no llega a ser la comedia musical que fue 'Sister Act', pero eso no quita que sea atractiva para el espectador. El problema es que no es un film para todos los públicos, ya que el ritmo más sosegado de la cinta en algunas partes sí que puede resultar algo cansado para una parte de la audiencia y caer en la etiqueta de ser un poco aburrida. Aun así, 'La pasión de Augustine' puede obtener el favor de un público más maduro y que no busque la risa continua.
En conclusión, 'La pasión de Augustine' es una película que aborda temas más allá de un convento de monjas y su pasión por la música. Nos muestra la profundidad de las creencias religiosas y de cómo éstas también se ven influidas por las vivencias personales de quiénes deciden seguir dicho camino. Una obra que a primera vista puede no parecer atractiva, pero de la que, sin duda, saldrás con la impresión de haber visto una buena película.
Nota: 7/10
Lo mejor: La profundidad de algunos temas como la introspección del pasado en Augustine.
Lo peor: El ritmo lento en algunas partes de la película y que se venda como una nueva 'Sister Act'.
