Dijo en algún momento Berlanga que quizá no sabía dirigir en realidad, y que por eso hacía películas corales. Para llenar la pantalla de gente moviéndose y que no se notaran sus fallos. No vamos a confirmar ni desmentir, pero quizá Fernando Trueba es consciente de este "truco", y por eso ha vuelto a reunirse con los mejores cómicos del país para la secuela de 'La niña de tus ojos'.
También se nota la confianza y la comodidad de todos los involucrados. 'La reina de España' es una reunión de amigos, y es algo que se respira, también por parte del espectador, que conoce de sobra las caras de Penélope Cruz, Antonio Resines, Loles León, Santiago Segura, Javier Cámara, Jorge Sanz, Rosa María Sardá, Neus Asensi y un largo etcétera. Es un reparto infalible: Loles León siempre entretiene, como está demostrando en el reality de TVE 'MasterChef Celebrity', no necesita guion; Penélope Cruz brilla en sus mejores momentos, y como Macarena Granada está cómoda y resuelta.
Ya han pasado casi 20 años desde 'La niña de tus ojos', y la secuela llega como algo que se planeó desde el principio y que el equipo estaba deseando hacer (ya veremos si el público responde con las mismas ganas, en un 2016 que está resultando imprevisible y decepcionante para todo lo que no sea Disney). Granada se ha convertido en una estrella de Hollywood, España se ha acostumbrado a su dictadura y los cómicos hacen eso que mejor saben hacer, o lo único: sobrevivir. Cuando la hija pródiga vuelve a nuestro país para rodar una superproducción sobre Isabel la Católica, se reúne en el set con esos viejos conocidos a los que "abandonó" por focos más brillantes junto a nombres como Marlon Brando o Katharine Hepburn.
A la vez, el director Blas Fontiveros (Resines), exiliado que ha sobrevivido a los campos de trabajo nazis y lleva viviendo en el anonimato muchos años, también vuelve a España. Busca recuperar a su familia y su trabajo, pero descubrirá que no solo ha sido olvidado (Ana Belén está magnífica en sus pocas escenas, como no podía ser de otra manera), sino que su regreso no es bien recibido por el régimen. Esta es, más allá de las idas y venidas del rodaje, la trama principal del filme, y es de agradecer que no se trate a la ligera y se le dé la importancia suficiente.
Porque es en su faceta cómica en la que 'La reina de España' fracasa, si no siempre estrepitosamente gracias al carisma y la experiencia de su reparto. Hay que recordar que 'La niña de tus ojos' no solo era primero un libreto de Miguel Ángel Egea y Carlos López, sino que fue pulido por Rafael Azcona y David Trueba (el hermano pequeño tiene un ojo mucho más afilado para la comedia, como ha demostrado en 'Vivir es fácil con los ojos cerrados' y '¿Qué fue de Jorge Sanz?'). Fernando se enfrenta esta vez solo (aunque dice haber recibido ayuda), y el ganador de un Oscar por 'Belle epoque' firma una sucesión de gags faltos de originalidad, gancho, buen gusto y sutileza.
Cosas como los nombres ingleses mal pronunciados por Trini o la pluma del personaje de Santiago Segura son salvadas por los actores, siempre y cuando el espectador lleve ganas de reírse a la sala, y hay un par de escenas en las que se desarrollan directamente abusos sexuales que resultan muy largas e incómodas, y no precisamente en el sentido "gervaisano" que tan bien controla David Trueba. En sus peores momentos, 'La reina de España' es directamente rancia.
Sí funciona, por otra parte, como una de esas odas al cine clásico. Un mensaje nostálgico simpático pero ya visto muchas veces (hace bien poco, por ejemplo, de la mano de los hermanos Coen en '¡Ave, César!').
Una reunión para celebrar
A pesar de todo lo dicho antes, esta es una película por la que alegrarse. Primero, porque vuelve a darle a Penélope Cruz una oportunidad para brillar como la cómica española que es. Segundo, porque hay algo berlanguiano en ella que ahora solo sobrevive a duras penas en la esencia de 'La que se avecina', aunque se pierde en su caricatura más extrema.
"Somos cómicos, pero no pobres", se engaña a sí mismo el antes galán Julián Torralba, interpretado por un Jorge Sanz que no deja de jugar con la aceptación de su destino, como ya lo hace en su serie con el Trueba "menor". Este juego meta al que se presta todo el reparto es también parte del atractivo, por más que Penélope Cruz diga que no tiene nada que ver con Macarena Granada.
También se agradecen añadidos como el de Chino Darín, que cumple en su papel de joven apasionado deseado por Granada. Si hubiera sido esto una película de Almodóvar, eso sí, Darín sería ya el mito sexual masculino que se merece. Los extranjeros Mandy Patinkin y Clive Revill también parecen pasárselo bien en la fiesta, y el primero juega un importante papel, emotivo incluso, en la trama principal. Javier Cámara, por su parte, se funde previsiblemente con el grupo como si ya hubiera estado en 'La niña de tus ojos', y siempre te llena la escena con su buen hacer.
Pero el verdadero tesoro de 'La reina de España' se encuentra en sus minutos finales. La reflexión sobre el patriotismo, cuánto debe uno a su país y cuánto le debe su país a uno, y esa relación de amor-odio que la propia Granada tiene con el pasado, las miserias y la injusticia española, todo ello se junta en su encuentro con un personaje, interpretado magistralmente, insuperablemente, por un inolvidable Carlos Areces. "A mí me suda el coño lo que usted diga", le dice Macarena Granada a España. Penélope Cruz suelta ahí una de las frases que ya forman parte de la historia del cine español. Todo un canto a la libertad, eso que es aún más patriótico que la picaresca o la servidumbre, y que está en el ADN de 'La reina de España', a pesar de sus debilidades. Es una fiesta a la que uno se alegra de haber ido.
Nota: 6
Lo mejor: Su reparto y sus minutos finales
Lo peor: Que como comedia no funcione del todo por su guion