Denis Diderot, autor de 'La religiosa', cuando habló sobre el romance y sobre la pasión que con él conlleva dijo: "El amor priva de espíritu a quienes lo tienen, y se lo da a los que carecen de él". Guillaume Nicloux tiene una carrera accidentada como realizador. Ha sido artífice de correctos filmes como 'Une affaire privée' o 'El secuestro de Michel Houellebecq', pero también tiene filmes regulares como 'El elegido' o 'Valley of Love', su más reciente cinta. Su visión sobre la obra mencionada de Diderot va a caballo entre ambas partes.
Ambientada en el siglo XVIII, Suzanne es una joven de 16 años con falta de vocación por convertirse en esposa y madre. Pensando que lo suyo, quizás, es la fe, Suzanne ingresa en un convento teniendo en mente que ser novicia es su camino. Sin embargo, pronto se da cuenta que carece de verdadera voluntad religiosa. Con lo cual, desea abandonar el convento. Sin embargo, ya es demasiado tarde, sus padres no desean que vuelva a casa y es obligada a permanecer allí en contra de su voluntad. Los problemas vendrán cuando la madre superiora, protectora con la muchacha, muera y llegue su sustituta, una mujer fría y con una moral férrea. Llegará así el tormento de la pobre Suzanne, que hará todo lo posible por conseguir su libertad.
Con la inestimable ayuda del fotógrafo Yves Cape, que también se encargó de la fotografía de la aplaudida 'Holy Motors', Nicloux crea un relato pulcro e inmaculado que contrasta con lo que cuenta. Por un lado, el bello y austero paisaje del convento, limpio y puro, provoca un choque frontal con la imposición malévola. Suzanne inicia un vía crucis que culmina en un auténtico descenso a los infiernos, con aparentes lujos y comodidades.
Niña piadosa, rebelde santa
Sin embargo, el relato no está del todo bien llevado, más si se compara con la adaptación que realizó en 1966 Jacques Rivette con la excelente interpretación de Anna Karina. Nicloux no sabe mostrar la complejidad de la falta vocación religiosa y el claro sentimiento anticlerical de la época. El relato es una obra muy personal, Diderot sufrió en su propia persona el hacinamiento en un convento en contra de su voluntad. Pero ese mensaje contra el sistema eclesiástico pertenecía a una época muy concreta que el realizador francés no ha sabido trasladar a la ficción.
De hecho, 'La religiosa' debería ser una interesante reinterpretación contemporánea acerca de la privación de libertad y los dilemas espirituales. Suzanne es una joven con creencias cristianas católicas, sí, pero su fe nada tiene que ver con el sistema de la Iglesia. Un mensaje así, con una diversa gama de grises, es material de primera calidad para crear una cinta magistral y con pedigrí.
Pero lo que hace obviar esa falta de ambición y hace que esta propuesta llegue al notable son sus excelentes interpretaciones. Pauline Étienne es la clara contradicción de no saber dónde encontrar su lugar. Una joven que busca su lugar en un mundo hostil. La intérprete viene muy bien amadrinada por unas magníficas Louise Bourgoin e Isabelle Huppert. La primera es fría y férrea como el acero en invierno, capaz de romper en dos el alma de una pobre muchacha; la otra es obsesiva condescendencia, una mujer que oculta sus perversos deseos y los maquilla de bondad cual diablo en el infierno.
Esas actuaciones provocan que 'La religiosa' se convierta en una hipnótica película de actrices. Esa joven novicia incomoda transmite un desgarrado grito de desesperación con su mirada y su ligero movimiento nervioso, y eso muy pocos intérpretes lo logran.