Lars Kraume continúa narrando la historia (incómoda) de la Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Después de 'El caso Fritz Bauer', un filme que evocaba al clásico cine de espías y que mostraba las heridas no cerradas del nazismo en Alemania, ahora toca 'La revolución silenciosa', basada en el libro autobiográfico 'El aula silenciosa: una historia real de coraje, cohesión y la Guerra Fría', escrito por Dietrich Garstka. La cinta logró cuatro nominaciones a los Premios del Cine Alemán 2017.
Stalinstadt, año 1956, cinco años antes de la construcción del Muro de Berlín, Theo Lemke y Kurt Wächter son dos estudiantes del último curso de secundaria de un instituto de la República Democrática Alemana. Los dos se escabulleron y viajaron hasta Berlín, a la zona estadounidense, para ver una película prohibida en la zona soviética. Sin embargo, en las noticias que se muestran antes del filme, se anuncia que en Hungría, estado socialista, ha estallado una revolución contra la invasión soviética. Los chicos se quedan extrañados, ya que en la Alemania del Este no se informa de ello y los pocos que saben algo, creen que es un impulso de fascistas y estados capitalistas para "destruir los valores socialistas". Debido al alto número de víctimas, Kurt convence a todos sus compañeros de clase guardar un minuto de silencio por los fallecidos. Un acto tan nimio es interpretado como una ofensa por el profesorado, que iniciará una investigación al considerar ese acto como una revolución contra el Estado, provocando que los adolescentes vean que un gesto simbólico puede desembocar en una tortura mental.
El valor y la fuerza de toda una clase
Poco se ha narrado, en cine, sobre los hechos ocurridos en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. El cine germano es el que más ha hablado sobre lo sucedido durante la contienda y es también el que ha empezado a narrar sucesos posteriores a ella, pero en la que ya se ven las consecuencias directas. Si en 'El caso Fritz Bauer', Kraume mostraba cómo el juez Bauer incomodaba en una sociedad que no quería revisionar tan rápido su pasado, en 'La revolución silenciosa' se traslada a la otra Alemania, la del Este, para hacer un ejercicio de memoria respecto al idealismo durante la juventud y la dura realidad a la que se enfrenta después.
El marco del estado socialista alemán es el ideal para mostrar el golpe de realidad. "Tener pensamiento propio os convierte en enemigo del Estado", comenta Edgar, el tío homosexual de Paul, uno de los compañeros de clase de Kurt y Theo, y el principal referente de pensamiento crítico para los adolescentes que deciden guardan ese minuto de silencio. La película no solo muestra un momento real de la historia, esa clase que guardó ese minuto de silencio existió, sino que también evidencia que un leve gesto, una sola mueca, puede provocar una interpretación con consecuencias trágicas cuando se vive en un estado represor y de esencia dictatorial, sea del signo ideológico que sea.
Estupendo elenco de jóvenes actores
En ese sentido, la cinta tiene clara influencia de 'La vida de los otros', al cómo los jóvenes estudiantes desarrollan un pensamiento crítico y propio. No obstante, Kraume evita el dibujo maniqueo, ya que las informaciones sobre la Revolución Húngara de 1956 son inexactas, aunque el trasfondo sea cierto. En el cuadro del régimen, los personajes recuerdan a temible señorita Drazdechova, de la cinta eslovaca 'La profesora', de Jan Hrebejk, en la que también se critica cómo el sistema represor comunista era aplicado hasta en los niños más pequeños.
Quizás algunos personajes secundarios no están del todo bien retratados, en referencia a los padres de los alumnos y a Burghart Klaußner, que cambia al justo Fritz Bauer por un frío ministro comunista. Sin embargo, la magnífica interpretación del grupo de actores jóvenes, destacando a Tom Gramenz, Leonard Scheicher, Lena Klenke y Jonas Dassler, provoca que se esté ante una estupenda propuesta para conocer más a fondo la historia más reciente, aquella de la que se habla poco. 'La revolución silenciosa' recuerda a aquellos héroes anónimos que tuvieron que marcharse.
Nota: 8
Lo mejor: Está basada en hechos reales, lo que provoca que estos actos colectivos cobren mayor relevancia y valor en el espectador.
Lo peor: Algunos personajes secundarios no están bien desarrollados.