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CRÍTICA

'La última bandera': Despidiendo al hijo

Richard Linklater dirige y escribe 'La última bandera', protagonizada por Steve Carell, Bryan Cranston y Laurence Fishburne. Basada en la novela homónima de Darryl Ponicsan.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 2 de Marzo 2018 | 12:47
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Richard Linklater se ha convertido en un maestro a la hora de retratar y plasmar el tiempo. Cierto es que su mejor exponente es 'Boyhood', junto con su trilogía amorosa que empezó con 'Antes del amanecer'. Quizás no le haya llevado tanto tiempo plasmar el paso de la vida pero con 'La última bandera', el cineasta trae a tres actores veteranos reencontrándose por un punto en común, la guerra.

La última bandera

Año 2003, Larry "Doc" Shepherd aparece en el bar de Sal Nealon, su antiguo compañero en la marina durante la Guerra de Vietnam. El reencuentro es completamente inesperado, ya que hacía ya muchos años que no se veían. Los dos deciden, entonces, ver de nuevo al tercero del grupo que habían hecho durante la guerra y así se reencuentra con Richard Mueller, ahora convertido en piadoso pastor protestante. Doc ha reunido a sus amigos porque desea pedirles un favor: ayudarle a enterrar a su hijo, muerto en la Guerra de Irak. Aunque inicialmente se muestran reacios, Sal y Mueller acceden. Durante el viaje a Nueva York, ciudad donde tienen que recoger el cuerpo del joven soldado, rememorarán antiguas vivencias del pasado.

Reunión de amigos veteranos

Linklater juega al despiste con este reencuentro de amigos. Por un lado, parece que quiere narrar una película antibelicista al poner en frente a dos generaciones marcadas por la guerra, una la de Vietnam y la otra la de Irak. Sin embargo, eso es solo apariencia, ya que el cineasta no pretende hacer una crítica directa a lo sucedido durante el gobierno de Bush hijo. Pese a ello, lo cierto es que la otra parte de la trama, el reencuentro entre amigos, es la que mejor brilla, al tener a tres actores protagonistas en pleno estado de gracia.

La última bandera

Steve Carell continúa su particular camino por el drama, que empezó con la magnífica 'Foxcatcher'. En este caso, Carell vuelve a hacer gala de su habilidad para mostrar personajes cerrados, ensimismados, como este viudo que acaba de perder a su hijo. Por otro lado está Bryan Cranston en un papel semejante al que tuvo en 'Trumbo', hombre algo misántropo con problemas con la bebida, cínico pero carismático. El tercero en discordia es Laurence Fishburne, siempre solvente y que se convierte en la contraparte del personaje de Cranston.

Estupendo trío de protagonistas

Es esa camaradería la que conquista finalmente, en la que Linklater despliega su habilidad para hablar del paso del tiempo. Aquí aprovecha que se basa en la novela homónima de Darryll Ponicsan, que es secuela de otra titulada 'El último deber', que adaptó en 1973 Hal Ashby. Linklater recoge la herencia de la cinta de Ashby para hablar de unos personajes cuyas vidas quedaron marcadas por ese temible conflicto bélico. Cierto es que la ausencia de crítica a la Guerra de Irak provoca que se dé la sensación de estar ante un Linklater menor y es justo donde está su principal defecto.

La última bandera

Pese a ello, 'La última bandera' es un magnífico ejercicio de mantenimiento de un magnífico captador del tiempo. Richard Linklater en estado puro, una película llena de nostalgia no solo sobre el tiempo pasado, sino también por los momentos perdidos y las personas que se han ido. Contenida y muy emocional, un ejercicio cinematográfico notable.

Nota: 8

Lo mejor: Sus tres protagonistas, espléndidos recordando viejos tiempos.

Lo peor: Su mensaje antibelicista queda completamente enterrado.