La comedia romántica es un género en el que es difícil aportar algo distinto. Para su ópera, Sean Mewshaw se atreve a filmar una propuesta que vaya a caballo entre el cine independiente y el cine comercial. De esta mezcla surge 'La última canción', protagonizada por Rebecca Hall y Jason Sudeikis.
Hannah es una mujer que vive en una pintoresca casita en medio de la naturaleza y cerca de un pueblo de Massachusetts. Todo era ideal hasta que su marido, un cantante de folk que acababa de lanzar su primer disco con gran éxito, muere en un accidente en la montaña. Tras llevar ya unos años derrumbada, en su vida aparece un periodista de Nueva York que quiere escribir un libro su marido, al que consideraba un músico extraordinario. Pese a la reticencia inicial, entre ambos surgirá el amor.
Una película amable y feel-good
Para tratarse de un debut, lo cierto es que Mewshaw logra tener un increíble tacto para crear una película romántica en la que se habla del duelo de pareja, de la superación de dicho duelo y en abrirse paso en nuevas oportunidades en la vida. En ese sentido, 'La última canción', no confundir con el almibarado relato de Nicholas Sparks, trae una película amable, feel-good y muy fácil de ver.
Eso no la hace para nada mala, cierto es que la cinta tiene los clásicos ingredientes de comedia romántica, chica conoce a chico, chica se lleva mal con chico, chica se enamora de chico... Sin embargo, la forma honesta y amable de narrarlo hace que se vea la película de una forma más condescendiente, más tratándose de un debut. También ayudan mucho las interpretaciones, Rebecca Hall y Jason Sudeikis forma una entrañable pareja, tienen química y desprenden naturalidad. Mención aparte para Joe Manganiello y Blythe Danner, que aportan un toque humorístico uno y dramático la otra a la película que, sin lugar a dudas, ayudan en la trama.
Una tarde en Massachusetts
Cierto es que la película no propone nada nuevo a lo que se ha visto en propuestas como 'Mirada de ángel', 'Lecciones de amor' o 'La vida en una canción'. También es verdad que tampoco ambiciona mucho más que provocar un momento agradable al espectador, lo que hace que la película no vaya mucho más de lo que ya propone. En ese sentido, Mewshaw prefiere tener un debut más conservador, en el que no pillarse los dedos, logrando así una película bonita y amena, pero nada más.
Esto hace 'La última canción' una película ideal para tener un momento agradable y en la que no se quiera ver algo complejo. Ayuda a que tenga cierta profundidad para que no sea demasiado tópica. Habrá que esperar a ver cuál es la siguiente propuesta del director y si va en un camino más hacia Alexander Payne o Jim Jarmsuch o en propuestas ideales para las sobremesas de la televisión pública. De momento, ha logrado crear una balada pop agradable.
Nota: 6
Lo mejor: Su tono amable y sus protagonistas.
Lo peor: Sus tópicos y su falta de ambición.