Tras una serie de largometrajes iniciáticos con los que seguía la estela de un cine francés indómito e inclasificable, Xavier Beauvois alcanzó en 2010 el éxito internacional gracias a 'De dioses y hombres', una más oportuna que trascendente reflexión sobre el fundamentalismo islámico con la que cosechó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Después del traspiés que significó su siguiente proyecto, la comedia 'El precio de la fama', el actor y director francés pretende volver al cine de prestigio con 'Las guardianas', un melodrama ambientado a lo largo de la Primera Guerra Mundial cuyo resultado no termina de convencer.
Con un argumento que nos recuerda al de la recientemente estrenada 'La mujer que sabía leer', pero sin la sutileza ni las virtudes estéticas de aquella, 'Las guardianas' se centra en el relevante papel que jugaron las mujeres francesas durante la Gran Guerra, en particular en una granja regentada por una madre y su hija que mantienen fuertes discrepancias al respecto. La llegada de una jovencísima temporera, interpretada por Iris Bry, cambiará sus vidas y el rumbo de la cosecha.
Nos sabemos perfectamente la historia, pero Xavier Beauvois, que adapta una novela de Ernest Pérochon, no evita que caiga en los lugares comunes más predecibles. Algo a lo que tampoco ayuda su dirección academicista, un guion más propio de un culebrón y un estirado metraje que no obedece tanto a cuestiones narrativas como a un relamido sentido historicista. Basta un detalle, su perezosa forma de mostrar el paso del tiempo, a través del recurso de la fecha en pantalla, para comprobar la falta de valentía o riesgo que eleven la propuesta de su planteamiento inicial.
Amar en tiempos de guerra
Exprimiendo, gracias a la fotografía de Caroline Champetier, las posibilidades que le ofrece la naturaleza, así como tratando de recoger el espíritu que se respiraba del cambio de época, Beauvois aspira a trazar un western de sentimientos en el que las emociones soterradas dominen la historia. Para ello se agarra a sus tres actrices protagonistas, estableciendo un juego de miradas y de culpa entre ellas que adquiere distintos matices a lo largo del metraje. La libertad que transmite el personaje de Laura Smet y la conmovedora relación entre Nathalie Baye e Iris Bry, así como la fuerza con la que retrata a las distintas mujeres que se dignifican lo largo del metraje, son lo más logrado de una película que no justifica su desmedida duración y que nunca consigue desprenderse del tono de culebrón de sus giros dramáticos.
Nota: 5
Lo mejor: El poderío de sus actrices, Nathalie Baye, Iris Bry y Laura Smet.
Lo peor: No deja de ser una telenovela de "qualité".