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CRÍTICA

'La ley de Teherán': El turbio juego de la fortuna

Crítica de 'La ley de Teherán', dirigida y escrita por Saeed Roustayi. Protagonizada por Navid Mohammadzadeh, Peyman Moaadi y Houman Kiai. Nominada al César al mejor film extranjero.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 24 de Junio 2022 | 10:15
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'La ley de Teherán': El turbio juego de la fortuna

El cine iraní que se exhibe en el mercado internacional es el que le ha dado fama y reconocimiento, con cineastas históricos como Abbas Kiarostami o Majid Majidi, otros procedentes de la siguiente generación como Jafar Panahi o Mohsen Makhmalbaf o cineastas consagrados más actuales como Asghar Farhadi, Bahman Ghobadi, Reza Mirkarimi, Mohammad Rasoulof o Ida Panahandeh. El relevo generacional comienza a llegar, si en el cine disidente estaba Panah Panahi, desde un enfoque más cercano al cine comercial está Saeed Roustayi, quien estrena su segundo largometraje, 'La ley de Teherán', mostrado en la sección Horizontes del 76 Festival de Venecia y nominado al mejor filme extranjero en la 47ª edición de los Premios César.

La ley de Teherán

Roustayi ahonda en una realidad de la que se habla poco y que en su título inglés tiene cierta mirada irónica: la epidemia de opiáceos y demás estupefacientes que asola al país persa. Se calcula que Irán tiene 6,5 millones de adictos a alguna droga, a pesar de ser uno de los países que más persigue el narcotráfico, pues la sola posesión de sustancias ilegales (sean 30 gramas o 50 toneladas) significa la pena de muerte. La cinta, a priori, presenta la ardua lucha contra tráfico de drogas de los agentes Samad (un estupendo Payman Maadi, recordado por el público occidental por 'Nader y Simin. Una separación') y Hamid (un también notable Houman Kiai).

Ambos están envueltos en una investigación policial con la que derrocar a un señor de la droga, Naser Khakzad (un magistral Navid Mohammadzadeh, quien ofrece una lectura más profunda a su personaje y que ha sido el que mayor reconocimiento internacional ha tenido). El filme sabe utilizar los códigos del thriller de acción para crear una trama en constante tensión, que mantiene expectante al espectador y que permite ver las zonas más underground de la capital persa. Dada la vehemente lucha contra el narcotráfico de los agentes, Roustayi parece haberse inspirado en el cine de William Friedkin, con su espléndida 'The French Connection'.

La ley de Teherán

Pero lo que hace que 'La ley de Teherán' sea diferente a pesar de saber aprovechar las convencionalidades del género es que se está hablando de Irán, un país teocrático islámico, lo que implica que el contexto es completamente diferente a cualquier otro thriller con toques noir que saque a relucir lo más oscuro de la sociedad.

Un potente thriller con un fondo propio del drama iraní

Teherán no es Baltimore ni una banlieue de París. Es más, aunque Roustayi haya realizado aparentemente un largometraje patriótico, en el que los policías hacen su trabajo, es imposible no descubrir las costuras de un sistema corrupto y enfermo. El cineasta introduce esos mensajes entre líneas, gracias a afilados y certeros diálogos, especialmente entre los propios Samad y Hamid, al mostrarse que la policía tiene plenos poderes y que puede utilizar a sus confidentes a su antojo, además de mostrar la realidad machista y misógina del país islámico.

La ley de Teherán

Y para hacer más incómodo su visionado, Roustayi da un giro de perspectiva, logrando que el público conecte con la mirada de Naser, el carismático señor de la droga. Un narcotraficante que bien podría ser la metáfora de una sociedad en la que todos terminan cazándose mutuamente, que fagocita el delatar al vecino y vivir bajo una fachada que oprime a víctima y verdugo. Esto provoca que el público, a sabiendas del daño que provoca el narcotraficante, llegue a padecer por su destino, algo que logra un guion sublime, con el que Roustayi configura una película crítica con el sistema lo suficientemente inteligente para poder evadir la censura de su propio país.

'La ley de Teherán' trae cierto espíritu no solo de Friedkin, sino también de otros maestros del thriller como Scorsese, Lumet o Fincher. Por otro lado, tiene una mirada propia del drama iraní, que la emparenta con el cine de Farhadi, pues los policías o el narcotraficante bien podrían parlamentar con los protagonistas de 'El viajante' o 'Un héroe'. Un tipo de cine inusual que muestra el potencial de la nueva ola de cineastas persa, tal y como se pudo ver con el siguiente trabajo de Roustayi, 'Leila's Brothers', Premio FIPRESCI en la pasada 75ª edición del Festival de Cannes.

Nota: 9

Lo mejor: El manejo de la tensión y los tiempos, las sublimes interpretaciones de Moaadi y Mohammadzadeh.

Lo peor: Su difícil distribución comercial.

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