Con una dilatada experiencia como director de videoclips, ha trabajado para artistas como Jonh Vermont, Reyko o Fernando Costa, donde ya mostró tener una mirada estética particular, que llevó después a su faceta a la hora de filmar publicidad y tras dirigir el corto 'Fuck Blue Monday', el británico afincado en Madrid Luc Knowles estreno su ópera prima. Proyectada en la sección Zonazine de la 25ª edición del Festival de Málaga, llega ahora a los cines 'Libélulas', en la que se ven claras referencias al cine social estadounidense.
'Libélulas' pretende retratar la situación no solo de una generación, sino de varias que parece que han sido condenadas al abandono y están en riesgo de exclusión social. De ahí, que sus protagonistas no sean adolescentes pero tampoco sean lo suficientemente adultas como para rememorar a los jóvenes que vivieron la crisis económica de 2008. El problema es que Knowles busca hacer de su ópera prima un alegato lo más universal posible, provocando que su escenario no sea un lugar concreto, ni siquiera un barrio ficticio, lo que deja la sensación de estar ante una propuesta artificiosa.
No ayuda a que entremezcle barrios de extrarradio de Madrid y unas viviendas más propias de los suburbios de Estados Unidos, cuyo cine social parece haber servido de inspiración a Knowles. Se nota mucho el deseo de emular el estilo de Sean Baker, es más, ciertas secuencias bien podrían pertenecer a 'Tangerine', 'The Florida Project' o 'Red Rocket'. Y es ese uno de los puntos en los que 'Libélulas' pincha, a pesar de que con su título busca mostrar el frágil equilibrio de unas protagonistas que, realmente, no terminan de estar bien perfiladas en la trama.
Se supone que ambas jóvenes buscan dejar de vivir en un barrio en el que aparentemente no hay futuro, las dos lo hacen de maneras distintas, en lo que se supone que deben ser dos mensajes distintos, en una especie de alegoría moderna de 'La cigarra y la hormiga'. Sin embargo, Knowles se pierde a la hora de añadir una subtrama policial que, supuestamente, debe ensamblarse en el relato de estas dos amigas, creando así un círculo vicioso que deja en evidencia cómo la marginalidad crea una tela de araña de la que es difícil despegarse.
Una ópera prima que se salva gracias a sus actrices protagonistas
Pero esa trama policial no solo no es que aporte nada, sino que termina lastrando a una propuesta que peca de ser demasiado ambiciosa para ser una ópera prima. Knowles, quien también firma el guion, tampoco consigue de dotar de alma ese escenario urbano, en el que busca hacer un ejercicio de reivindicación de popular que termina quedando en una serie de secuencias más dignas de un cortometraje, aunque estéticamente sean muy atrayentes, lo que recuerda que Knowles se pierde demasiado en la forma y descuida el contenido, una especie de cine quinqui pasado por el barniz de una serie adolescente de Netflix.
Ahora bien, a pesar de sentirse como decepcionante este debut, hay algo que sí se salva: las interpretaciones de Milena Smit y Olivia Baglivi. La primera prosigue en su carrera con papeles extremos, aunque, en este caso, la intérprete de 'Madres paralelas' muestra su lado más esperanzado, con una heroína del día a día que, finalmente, se convierte en la parte más luminosa de la cinta. Por contra, Baglivi muestra tener madera para papeles complejos pero, tal y como le pasó con la fallida 'Rosalinda', se enfrenta con un guion que no está la altura. No obstante, la intérprete, la cual guarda un parecido increíble con Ingrid García-Jonsson, vuelve a mostrar una fuerza interior que, sin duda, invita a querer verla con personajes similares.
Smit y Baglivi forman un tándem estupendo, se combinan muy bien y eso provoca más rabia ante un proyecto que hubiera podido dar para más, especialmente porque tiene momentos que parecen sacados de 'Quién lo impide' de Jonás Trueba. 'Libélulas' no consigue transmitir que realmente narre un relato implicado con la denuncia social, lo que deja una película que consigue salvar algo los muebles por sus dos actrices protagonistas, lo que no impide que deje una sensación de oportunidad perdida.
Nota: 5
Lo mejor: La química entre Milena Smit y Olivia Baglivi.
Lo peor: La trama policial afecta muy negativamente a la historia.