Los superhéroes de DC por fin han conseguido su segunda oportunidad. Cuatro años después de que 'Liga de la Justicia' llegase a los cines e iniciase uno de los episodios más turbulentos del Hollywood actual, el director original de la película, y el artífice de una historia más larga que empezó con 'El Hombre de Acero', por fin presenta la película que quiso hacer y que una tragedia familiar, y un estudio metomentodo, no se lo permitieron. 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' demuestra muchas cosas. Sobre todo demuestra que sí, había una buena película ahí luchando por salir.
Contexto rápido: Zack Snyder empezó a construir un universo cinematográfico para los personajes de DC a partir del imperfecto y vulnerable Superman de Henry Cavill, que tuvo críticas y taquilla moderadas pero acabó calando. No se puede decir lo mismo de 'Batman v Superman', un claro prólogo para 'Liga de la Justicia' que recibió críticas bastante malas, aunque con el tiempo (y una versión extendida en formato doméstico) ha ido ganando adeptos. Llega el rodaje de la gran reunión de superhéroes y, dicho por el propio Snyder, Warner estaba soplándole la nuca a diario para intentar conseguir un taquillazo milmillonario como la competencia. La muerte de Autumn, su hija (a la que dedica la Snyder Cut), fue la gota que colmó el vaso y abandonó la película. Warner contrató a Joss Whedon, que ya había demostrado con 'Los Vengadores' lo que podía hacer, con la esperanza de que emulara el éxito en DC. Pero Batman no es Iron Man y DC no es Marvel. El resultado lo conocemos todos: un Frankenstein destrozado por crítica y público que tampoco consiguió la recaudación que esperaban. Los fans de Snyder, indignados, iniciaron una petición masiva para que le dejaran terminar su película. Este movimiento se estudiará en algún momento en las escuelas de marketing. Gracias a la existencia de HBO Max, Warner accedió.
Aunque para muchos será una pena que 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' no vaya a llegar a los cines (de momento), el cineasta ha tenido algo a su favor que no hubiera tenido si la Snyder Cut dependiera de resultados de taquilla: libertad total y absoluta. Absoluta. Ningún estudio le dejaría estrenar una película de cuatro horas en proporción cuadrada y con violencia explícita, para empezar. Sin expectativas más allá de rascar suscriptores para la plataforma, el director ha podido sentarse ante el metraje que ya había grabado en su momento y contar la historia que siempre quiso contar: un épico relato de tres razas unidas para detener al mal, de seres superiores cruzando sus caminos, de hijos perdidos, de dioses caídos y de terroríficas premoniciones.
Las cuatro horas se dividen en seis episodios (siete contando con un epílogo) que no dan para nada la sensación de ser seis películas pegadas una detrás de otra. Sí es cierto que maneja dos elementos diferenciales: la presentación de los personajes nuevos y el clímax. Los que más salen ganando con este montaje son los dos grandes perdedores de la versión de Whedon: Cyborg y Flash. Mientras que en la versión cinematográfica Barry era un mero alivio cómico y Victor directamente un personaje prescindible, en esta tienen un desarrollo claro, una personalidad, una historia de origen que tiene tiempo de ser contada. Particularmente con Cyborg se entiende que Ray Fisher apoyara tanto esta versión. Más allá de los problemas detrás de las cámaras, Whedon despedazó su historia y la redujo a la nada. Snyder lo convierte, como había prometido, en una pieza clave de esta historia. Nos muestra quién era antes del accidente, los dilemas que presenta su nueva condición, le pone a prueba para convertirlo en un héroe capaz de medirse a Wonder Woman o Batman. Flash no es un temeroso pipiolo, sino un joven despierto con pleno control de sus habilidades. Su papel también es de suma importancia y demuestra todo el potencial que tiene, y es una perfecta carta de presentación para su película en solitario. El que sale más perjudicado es Aquaman, algo entendible porque Snyder ya sabía cuando estaba en el rodaje que poco después Jason Momoa iba a tener su propia película. Aunque su historia crece con la aparición de Amber Heard y Willem Dafoe, no cambia enormemente respecto a la versión cinematográfica más allá de quitarle muchas de sus escenas de "alivio cómico".
Zack Snyder despoja a su 'Liga de la Justicia' de todo lo que Whedon incluyó para hacerla menos solemne. Ya no tenemos familias rusas que no aportan nada a la trama. Ya no tenemos intentos de acercar románticamente a Bruce y Diana. Tampoco tenemos chistes. 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' es puro Snyder. Para bien y para mal. El cineasta apaga las luces y vuelve a su fotografía lúgubre, a su narrativa épica y trágica y a sus personajes conflictivos, que no conocen qué es eso del sarcasmo o el humor. Aunque Ezra Miller a veces lo intente, o que incluso Ben Affleck llegue a forzar el carisma de su Bruce Wayne todo lo que puede ("he comprado el banco entero"), Snyder no ha venido a hacernos reír, ha venido a mostrarnos una amenaza muy real y no estamos para bromas.
Esa amenaza sigue siendo Steppenwolf, pero esta vez es el esbirro de Darkseid, el verdadero villano de esta historia, que ejerce de maestro titiritero pero que en esta versión sí se deja ver, y deja con ganas de más. Este giro de Steppenwolf en un mero peón que busca constantemente la confianza de su maestro le hace un villano mejor dibujado, y su nuevo aspecto es mucho mejor que el original. La armadura que parece respirar como si fueran branquias es espectacular. Según el propio Snyder, Warner le dio unos 70 millones para terminar la película (él no se llevó nada porque ya había cobrado por la primera versión). Casi todo ese presupuesto se ha ido en terminar los efectos visuales, ya que solo grabaron una escena nueva. Cierto es que la industria del CGI evoluciona constantemente y 2021 no es 2017, pero los efectos de la 'Liga de la Justicia' que vimos en su día en cines ya eran terribles. Snyder hace lo que puede con esas cuatro horas, y aunque hay que rebajar las expectativas y hacernos a la idea de que no van a estar a la altura de superproducciones actuales (al fin y al cabo no ha sido una postproducción normal), el resultado, ayudado también por esa pátina más oscura, es mucho más sólido que la versión de Whedon. Se notan los cromas, tiene momentos en los que se ven los parches, pero ninguno de ellos dará tanta vergüenza como el bigote de Henry Cavill. Y como película es una historia completa, hilada y con cohesión, sin huecos. Sin intentos de cambiar el tono de manera forzada y de convertir a todos los personajes en payasos. También es un experimento interesantísimo porque muchas de las escenas suenan familiares respecto a la primera versión, pero es increíble ver cómo cambia el cuento modificando aspectos como la música o la fotografía.
Lo sorprendente es que el ritmo de estas cuatro horas sea mucho mejor que las dos horas del montaje cinematográfico. Claramente, el saber lo que quiere contar y haberlo cocinado desde dos películas antes hace mucho. Snyder va alternando escenas introspectivas en las que hace crecer a los personajes y va forjando el equipo con épicas dignas de 'El Señor de los Anillos', acompañadas por una banda sonora en la que Junkie XL lo da todo para poner los pelos de punta. Las escenas de las amazonas y los atlantes protegiendo sus cajas madre se ven expandidas, el relato del primer enfrentamiento también, y son cosas que ponen más en valor la idea de 'Batman v Superman' como introducción de todo esto. 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' es una película mucho mejor, pero resulta gratificante ver crecer las semillas que sí consiguió plantar su película de 2016.
Lo que pudo ser, y por desgracia probablemente no será
'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' además nos da un vistazo a lo que iba a venir si nada de esto hubiera pasado y el director hubiera podido hacer su soñada trilogía. Efectivamente, la única escena que grabó a mayores nos lleva de nuevo a la distopía que Bruce Wayne soñó en 'Batman v Superman'. Es una escena que podría haberse ahorrado perfectamente y no entorpecería el resultado final de la Snyder Cut, pero el director quiere darse ese último gustazo de dejarnos con la miel en los labios y mostrarnos que realmente habría sido capaz de contar algo distinto dentro del cine de superhéroes, de transformar a sus personajes y de hacer que cada paso y cada decisión fuesen de vida o muerte. No descarto que también lo haya hecho para prender otra llama en el fandom e iniciar una nueva campaña para que le dejen hacerlas. Pero eso es un objetivo mucho más ambicioso. La Snyder Cut estaba prácticamente rodada. Esto sería hacer dos películas de cero con necesidades de actores y presupuesto muy elevadas. Warner-DC hoy no es la Warner-DC de antes de 'Liga de la Justicia', y menos lo es la relación de Snyder con Warner. Pero, como hemos visto, todo es posible.
La Snyder Cut da a los fans del director la película que habían deseado, con todo lo bueno y todo lo malo que supone eso. Este montaje es lúgubre (literal y figuradamente), es a veces incómodo y quizás es extenuante cuatro horas después. El formato de la imagen es molesto más que artístico y el director sigue apoyándose en viejos tics, como los tiempos bala constantes. Pero todo es perfectamente consecuente con lo que Snyder lleva mostrándonos desde 2013. No convencerá a los que no había convencido anteriormente, aunque puede que sea la película más redonda de las tres de DC que ha dirigido. Pero en esa satisfacción de que el camino nos ha llevado a este punto se encuentra la lección que deberían aprender todos los estudios de Hollywood, y sobre todo Warner Bros., de todo esto: cuando apuestas por alguien, tienes que apostar por su visión de lleno o cortar de raíz. Zack Snyder no ha conseguido el pelotazo que el estudio buscaba con estas películas pero ha sido fiel a una visión y los que se han visto convencidos por ella lo han hecho con una fuerza inusitada. Intentar cambiar ese tono y esa manera de narrar a mitad de camino es un error con todas las probabilidades de estrellarse. 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' es la prueba de que él sí tenía clarísima la historia que quería contar, y probablemente habría conseguido hacerlo y convencer a más gente por el camino si no hubiera tenido tantos intermediarios más preocupados de buscar la fórmula de la Coca Cola que de eso, contar una historia.
'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' se estrena en HBO España el 18 de marzo.
Nota: 8
Lo mejor: La épica que destila. Lo que ganan las historias de Cyborg y Flash. El potencial que demuestra.
Lo peor: Snyder sigue abusando de ciertos recursos que lastran el ritmo. Aquaman queda cojo entre los demás. Deja con la miel en los labios respecto a lo que quería contar en la trilogía.