Pixar regresa por fin a la gran pantalla con la película dedicada a Buzz Lightyear, el guardián espacial que ha vivido un montón de aventuras junto al cowboy Woody y los demás juguetes de Andy. Solo que 'Lightyear' no va del juguete, sino del personaje en el que está basado ese juguete. La película comienza con un mensaje que nos pone en situación: 'Lightyear' es la película que vio Andy y que le gustó tanto que acabó pidiendo un juguete de su protagonista por su cumpleaños. 'Lightyear' no es 'Toy Story'. Es un homenaje a la ciencia ficción que despertó en muchos el amor por el espacio exterior, por los alienígenas y naves espaciales, y por el cine.
Esta película, dirigida por Angus MacLane ('Buscando a Dory'), se centra en una misión de los guardianes espaciales: aterrizar en un planeta desconocido y comprobar si es habitable. Las cosas se tuercen, bastante. Y Buzz se culpa de lo ocurrido hasta el punto de obsesionarse por encontrar una solución y sacarlos de ahí. Pero no contaba con un enemigo inesperado: el tiempo.
El paso del tiempo marca el primer tramo de película, que vuelve a ser Pixar en estado puro. Un inicio que no escatima en espectacularidad, en acción ni en emoción (hasta el punto de, por supuesto, la lágrima) y que sienta las bases de quién es el Buzz Lightyear personaje. Los que crecimos con 'Toy Story' reconoceremos muchos de esos rasgos, como su cabezonería o esa manía de narrar en un diario cada paso que da. A partir de ahí irá creciendo un Buzz Lightyear más complejo que tendrá que aprender que la misión no lo es todo, que de los errores se aprende (y que son inevitables) y que todo es más fácil en equipo.
Buzz Lightyear es el prototipo de héroe que cree que puede salvarnos a todos él solito. Sí, como Capitán América. No es nada extraño que pensaran en Chris Evans para poner voz al protagonista después de haber encarnado al prototipo de héroe que es Steve Rogers. Evans traslada esa rectitud a la voz de Buzz, también con ese punto de rebeldía que tenía Steve cuando sabía que hay reglas que hay que romper por el bien de la misión.
Morirás por Sox
En la mayor parte de la aventura está acompañado por la entusiasta Izzy Hawthorne (Keke Palmer), el torpe de Mo (Taika Waititi) y la explosiva anciana Darby (Dale Soules), el típico equipo que está lejos de ser lo eficaz que Buzz querría, pero en esas circunstancias es lo único que tiene. Los tres son bastante graciosos, pero no cuentan con un carisma arrollador que les vaya a convertir en favoritos. Están más para ayudar a que Buzz aprenda las lecciones de la película que a desarrollarse por sí mismos. Quien sí ha venido para conquistar nuestros corazones, y vender peluches a mansalva, es Sox. El gato robot de Buzz Lightyear es un robaescenas profesional. No solo por la cantidad de habilidades que guarda en su chásis, sino por la encantadora personalidad que le otorga Peter Sohn, director de 'El viaje de Arlo' y voz de Sox. Es un alivio cómico y mucho más. Es, sí, uno de los personajes más adorables que ha creado Pixar.
Como decía antes, 'Lightyear' continúa con la tradición de películas como 'Wall-E' o 'Up' de contar con un inicio magistral al que luego sigue otra película. No resulta un cambio tan exagerado como la aventura del señor Fredricksen por Sudamérica, pero sí que nos encontramos después con una aventura espacial bastante más sencilla de lo que auguraba el inicio. Es quizás demasiado formulaica, aunque consigue en ningún momento llega a volverse aburrida. También tiene alguna que otra sorpresa que nos vuelve a enganchar y algún que otro guiño al Buzz de juguete que también sabe tocar las teclas correctas. Pero no tiene mucho misterio, ni la inclusión del Zurg robótico y su ejército de droides resultan una amenaza realmente impactante. ¿De Pixar podíamos esperar una épica espacial más compleja o más ambiciosa? Por supuesto.
Pero esa sencillez también convierte a 'Lightyear' en un interesante primer acercamiento a la ciencia ficción para las nuevas generaciones. La película pretende rendir homenaje precisamente a títulos como 'Star Wars', 'Star Trek' o 'Alien', y bien podría ser la 'Star Wars' de un montón de niñas y niños que se lancen al espacio por primera vez en compañía de Buzz. Cierto es que si generaciones como la mía fuimos capaces de ver 'Star Wars' siendo pequeños, 'Lightyear' es un acercamiento demasiado simple en comparación. Ni siquiera la inclusión del tiempo como efecto para hacer avanzar la trama está utilizado con mucha complejidad.
Al menos en lo que sí que no hay ni un solo pero es en el apartado técnico. El diseño de 'Lightyear' es un tributo a cómo las películas de los 70 y 80 imaginaban el futuro. Todo es tosco, todo es pesado, todo está lleno de botones y palancas. En tiempos de pantallas táctiles resulta tremendamente satisfactorio ver a los personajes pulsar tantos botones y encender tantas lucecitas. La película es una maravilla visual que aprovecha cada centímetro de la pantalla de un cine para llevarnos a la inmensidad del espacio y para hacernos sentir la hipervelocidad con unos efectos de luz y color preciosos. El uso de la luz es sublime. Y qué decir de la banda sonora de Michael Giacchino, que consigue crear una sintonía absolutamente reconocible para Buzz Lightyear y eleva la película en muchos momentos con un aire muy de aventura espacial de las de toda la vida.
'Lightyear' puede no ser tan icónica como 'Toy Story', pero tampoco ha querido ser 'Toy Story' en ningún momento. Aunque peque de demasiado simple, consigue de sobra beber de la ciencia ficción clásica para dar una gran aventura a un personaje como Buzz Lightyear, que por fin es capaz de brillar sin verse eclipsado por un sombrero de cowboy. Y quizás es una hoja de ruta que deberían seguir otros posibles spin-offs que sepan ver el potencial de un personaje sin anclarlo a lo que esperaríamos de la película de la que es originario. Para ver 'Toy Story' ya tenemos cuatro películas.
Nota: 7
Lo mejor: Siempre he sido de perros, ahora soy de Sox. El apartado técnico y la banda sonora de Michael Giacchino son épicos.
Lo peor: La historia es demasiado simple, y los personajes que rodean a Buzz (salvo Sox) poco memorables.