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CRÍTICA

'Living': El remake británico de Kurosawa hace trascender la carrera de Bill Nighy y la rutina de cualquier persona normal

El actor de Davy Jones y 'Love Actually' podría (y debería) recibir su primera nominación a los Oscar por esta adaptación a modo de breve cuento esperanzador y práctico de 'Ikiru' de Akira Kurosawa.

Por Rafa Jiménez Más 4 de Enero 2023 | 10:38
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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'Living': El remake británico de Kurosawa hace trascender la carrera de Bill Nighy y la rutina de cualquier persona normal

¿Una película sobre la muerte que se llama 'Vivir'? Así estrenó en 1952 el legendario realizador japonés Akira Kurosawa 'Ikiru', una llamada de atención sobre la monotonía vital que parece que aún sigue siendo necesaria en 2023. En aquella misma época y con su mismo estilo se ambienta esta reimaginación británica: en 'Living', el alienado funcionario público que recibe un diagnóstico terminal y decide cambiar su rutina y las vidas de los demás ahora es el Sr. Williams en lugar de Kanji Watanabe. Aquel film apenas recibió una nominación a los BAFTA, pero de haberse estrenado en esta época post-'Parásitos', sin duda estaría en misma terna que debe estar su remake: los premios a Mejor Actor, Guion y Música Original.

Bill Nighy en 'Living'

Un cuento clásico pero relevante

Tiene que imponer muchísimo tomarle el relevo al director de obras maestras estudiadas en las escuelas de cine como 'Rashomon' y 'Ran'. Quizá como homenaje, el realizador sudafricano Oliver Hermanus ha mantenido toda la apariencia de película clásica y consigue que nos creamos no solo que es una película sobre los años 50, sino que está estrenada en esa década. También así, avisa del aire más teatral y analógico que va a tener toda la puesta en escena tan cercana. Eso sí, la esencia se cambia: igual que las películas japonesas suelen tener códigos cinematográficos distintos, 'Living' es una película británica por todos los poros de su producción. Lejos de ser aburrida, Hermanus aprovecha esa serenidad que saca el drama de los silencios y el humor de las incomodidades para lucirse: mientras los personajes intentan mantener las apariencias, los planos y los tiempos del montaje revelan los sentimientos que guardan.

'Living' es una película que calla mucho en lo narrativo pero grita en lo audiovisual. Bastante paradójico, teniendo en cuenta que su guionista es el ganador del Premio Nobel de Literatura en 2017. Apenas tenía otras 4 pequeñas películas escritas, pero Kazuo Ishiguro le toma brillantemente el relevo a Kurosawa reflexionando sobre el propósito de la vida pero en un contexto tan británico como actual. Desde luego que hay conversaciones profundas de las que cambian la vida de personajes y espectadores, pero el guion no es para nada literario ni demasiado discursivo. En consecuencia con la moraleja, su foco está en las pequeñas acciones que hablan por sí solas, como esa metáfora tan logradísima en diálogo y en pantalla que define el vivir como aquel niño que juega en el parque y se resiste a la llamada de su madre (la muerte). Qué bien han captado que tanto vivir como hacer puede consistir en eso, en jugar. Y aquí hay juego en ambos casos.

Bill Nighy para la eternidad

Uno de los grandes cambios del remake es la edad del protagonista: en 'Ikiru', Takashi Shimura tenía 47 años cuando se estrenó, por lo que podía chocar más el cáncer terminal. Bill Nighy tiene actualmente 73 años, pero la urgencia de considerar la muerte como una realidad tangible llegará a todos los espectadores. En gran parte, esto es gracias a que no está caricaturizado como un Scrooge, aunque su trayecto sí que sea bastante similar tanto al de 'Cuento de Navidad' como al de Will Smith en 'Siete almas'. El gran logro del actor de Davy Jones en la saga 'Piratas del Caribe' es evitar esos estereotipos de cascarrabias o salvador y convertirse en una persona normal y corriente. Lo que para un director americano habría sido un viaje espiritual de dos horas y media viviendo todas las fases de celebración y duelo en escenas extremas, aquí se depura en el día a día. Y ahí es donde brilla este actor británico que incomprensiblemente aún no tiene ni siquiera una nominación a los Oscars cuando hasta borda el cantar. Esta podría (y debería) serla, por cada mueca y cada sílaba que le convierten en el abuelo de cada uno de nosotros: apenas es capaz de expresarse durante varios minutos, pero le queremos muchísimo porque sabemos el valor que guarda cada palabra, cada pregunta y cada esfuerzo que hace. Qué fragilidad más bonita y cercana la de cada plano de Nighy.

Bill Nighy y Aimee Lou Wood en 'Living'

En ese enfoque tan cotidiano, la película encuentra la trascendencia. Igual que te cuenta las intimidades del Sr. Williams, el guion también se atreve desde el mismo inicio y en un sorprendente giro en mitad a contar también el impacto que su vida tiene en los demás. ¡Y todo ello en apenas 100 minutos! El aura tan especial de Bill Nighy funciona tanto como protagonista como actor de reparto. No solo es el protagonista, sino que también es el icono que mueve al resto de personajes en subtramas tan ligeramente apuntadas como profundas e interesantes. Con esta ampliación, pagan el precio de que el gran actor del film salga menos tiempo de lo esperado y pierda minutos de escenas de lucirse que le hubieran empujado más hacia el Oscar. Pero qué bonito gesto esa humildad del personaje trasladada en el guion para cederle tiempo y cariño en pantalla a un entrañable desfile de secundarios que bien le aguantan el tipo aportando amor (Aimee Lou Wood), inocencia (Alex Sharp) y hasta atrevimiento (qué fugaz e intenso Tom Burke).

'Living' es un viaje que va de menos a más. Tan solo hay que perdonarle su tranquilo arranque que quita tiempo a su aún más interesante pero más fugaz desarrollo, y algunos personajes de fondo más estereotipados que sirven de mero marco contextual. Aún así, a pesar de ese contexto tan concreto, este viaje filosófico está hecho para emocionar a todo tipo de público. Su gran acierto es el enfoque en lo extraordinario dentro de lo rutinario, sin fundamentar su vitalidad en el escapismo como hacían 'La vida secreta de Walter Mitty' o 'El Gran Showman'. Aquí, la oficina también puede ser un lugar donde brillar. 'Living' consigue regalar una luz de esperanza y compasión sin ningún tipo de superioridad moral con la gente que esté frustrada o exigir a cambio que cambies de contexto, des el salto o sigas ese estereotipo ya tan manido y a veces tramposo de perseguir todos tus sueños. Con inteligencia y corazón, el equipo del remake confirma la moraleja de que se puede aportar algo tan bonito a la sociedad como un parque o esta misma película.

Nota: 9

Lo mejor: su moraleja es tan esperanzadora como realista y aplicable. Cada gesto y palabra de Bill Nighy.

Lo peor: por su duración y estilo deja la impresión de un bonito cuento ligero más que de una gran película. El tour de forcé de Bill Nighy está bastante limitado en cuanto a minutos en pantalla.

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Living 8,3 Living