å

CRÍTICA

'Llaman a la puerta': ¿Quién quiere salvar el mundo?

Shyamalan nos cuenta una historia de proporciones bíblicas desde el interior de una cabaña aislada en medio del bosque. 3 de febrero en cines.

Por Luisa Nicolás 3 de Febrero 2023 | 08:10

Comparte:

¡Comenta!
'Llaman a la puerta': ¿Quién quiere salvar el mundo?

Siempre resulta curioso cuando se da la casualidad de que se estrenan a la par varias producciones diferentes que afloran de una misma premisa. Los parecidos razonables pueden ser cosas tan obvias como 'Antz' y 'Bichos', ambas de 1998; 'El ilusionista' y el 'El truco final', las dos de 2006; o las 3 Blancanieves que colmaron la cartelera de 2012; pero también se dan a veces coincidencias más sutiles y mucho más interesantes, como que 'Alcarràs' y 'As bestas', dos de las mejores películas españolas de 2022, traten los claroscuros de las energías renovables desde dos géneros tan diferentes, con premisas, estilos e incluso puntos de vista contrarios. Salvando las distancias, 'Llaman a la puerta', lo nuevo de M. Night Shyamalan, llega a la vez que 'The Last of Us, la valiente adaptación del popular videojuego de Naughty Dog que ha lanzado HBO Max, y las dos, siendo tan distintas, intentan responder las mismas preguntas: ¿Hay esperanza en la humanidad? ¿Merece la pena que nos sacrifiquemos para salvarla?

Tras pillar desprevenido al mundo entero con 'El sexto sentido', cambiar por completo el sentido de todo lo que habíamos visto en 'El bosque' después de una hora de metraje o de tirarnos de la butaca con los últimos segundo de 'Múltiple', Shyamalan va cargando con el sambenito de ser el rey de los plot twist, cuando en realidad lo que toda su filmografía tiene en común, lo que nunca falla, es que el terror, el thriller o la acción son la tapadera perfecta para hablar del amor y la fe. 'Llaman a la puerta' es una historia de amor a lo grande, tan grande como a la vida misma, aunque la premisa para hablar de algo así parezca descabellada: cuatro desconocidos toman como rehénes a una pareja y su hija en una cabaña porque han sido elegidos para prevenir el Apocalípsis

'Llaman a la puerta'

Las historias de allanamientos de morada, el home invasion, es probablemente uno de los arquetipos más aterradores del género. Vale que no creas en fantasmas y que estés seguro/a de que ningún monstruo vive bajo tu cama, pero la idea de que tu hogar, tu espacio seguro, puede convertirse en el escenario real de una pesadilla, esa es una angustia que puede compartir el mundo entero. Jugando con este miedo, 'Llaman a la puerta' no se anda con rodeos y Dave Bautista es uno de los primeros en aparecer en pantalla. Su presencia, grande en la vida real y enorme desde la perspectiva de Wen (Kristen Cui), resulta tan conmovedora en ocasiones como inquietante todo el rato y desde ese momento ya no hay tregua para el público. La tensión no hace más que aumentar en un ritmo incansable mientras cuatro extraños se acercan a la cabaña con una petición imposible: que un miembro de la familia sea sacrificado para salvar a toda la humanidad. Si tardan demasiado en tomar una decisión o deciden no hacerlo, serán los secuestradores los que tengan que matar a alguien para desatar las diferentes catástrofes naturales que arrasarán el mundo.

Aunque el realizador no es muy dado a incluir violencia explícita en sus películas e incluso en 'Glass (Cristal)', su aventura de superhéroes, las peleas eran coreografías que saltaban directamente de las páginas de un cómic, la naturaleza violenta de 'Llaman a la puerta' era imposible de esquivar. Aún así, Shyamalan elige por encima de todo la belleza y deja fuera de campo lo que no necesitamos ver, solo sentir, para resultar igual de efectivo. Si entramos en apartados técnicos hay que destacar la dirección, un trabajo de cámara meticuloso y cuidado, mucho más efectivo que efectista, que asfixia en los primero planos y aprovecha los tiempos y los encuadres para manufacturar tensión y, de paso, homenajearse a sí mismo. Puede ser que Shyamalan sea una de las personas con mayor amor propio y autoestima que conozco, y lo digo con cierta envidia, así que sus fans no les costará reconocer planos que ya hemos visto antes en su filmografía, desde manos que se tocan al vaivén de la cámara de 'El protegido', un recurso que se cuela una y otra vez en todas su obra.

'Llaman a la puerta'

'Llaman a la puerta' no es una película de desarrollo de personajes, es una película sobre una situación, sobre una decisión. Abandonamos la cabaña en flashbacks un par de veces, pero solo para conocer algo más de la familia, no de los intrusos, así pues tenemos que creernos (o no) el aquí y ahora de lo que nos cuentan, y conectar con ellos, con el misterio que les envuelve, sin saber de dónde vienen. Esa tarea no es precisamente sencilla, por eso hay que destacar en primer lugar el trabajo de Bautista, ex-luchador reconvertido a actor que está demostrando poco a poco que esto le importa y que si lo suyo no es talento innato, ya se ocupará de trabajarlo. No es su primer papel dramático, pero 'Llaman a la puerta' sí que le ha dado una oportunidad única para mostrar nuevos registros y cargar con el peso de un protagonista. Junto a él están un estupendo Rupert Grint, al que hemos visto en pantalla menos de lo que nos gustaría desde 'Harry Potter'; Nikki Amuka-Bird y Abby Quinn. Del lado de los secuestrados, Jonathan Groff y Ben Aldridge destilan química como pareja y Kristen Cui debuta siendo absolutamente adorable.

Podríamos hablar de montaña rusa de emociones si la ansiedad aflojase en algún momento, pero la película es un constante más. Mientras el tiempo se agota en pantalla más dudas y suspense genera en el público que se enfrenta junto a los personajes al dilema del tranvía de Philippa Foot. Y así llegamos a su principal PERO: aunque la película se plantee preguntas interesantes, también te ofrece todas las respuestas. Shyamalan ha hecho el ejercicio de reflexión por ti, se ha enfrentado a un problema ético, ha llegado a una conclusión, le ha puesto un lazo y aquí te la regala.

'Llaman a la puerta'

Todo lo que esconde

La película adapta la novela 'La cabaña del fin del mundo' de Paul Tremblay, que fue publicada por primera vez en 2018 y ha ganado nuevas lecturas tras la erupción del COVID-19. La pandemia fue un fenómeno global que vivimos encerrados en casa, que llenó de miedo nuestras vidas y que nos obligó a ciertos sacrificios para ayudar a los demás, desde simplezas como llevar mascarilla a tener que renunciar a acompañar a nuestros abuelos en sus últimos momentos. Todo por cuidar al mundo. Con esa experiencia todavía tan fresca y habiendo salido hace nada de la era Trump, que la pareja protagonista sea una pareja homosexual y su hija una niña china adoptada son el contexto perfecto para juzgar un presente y a una sociedad (la americana, pero es extrapolable a todo el mundo) que ha demostrado en los últimos años ser egoísta, clasista, racista y escéptica incluso ante las evidencias científicas más claras.

Mientras en 2022 en Estados Unidos las mujeres han perdido su derecho al aborto libre y seguro y literalmente se prohiben en los colegios libros sobre cuestiones raciales o de temática LGTBIQ+, por supuesto que Andrew y Eric, los personajes de Aldridge y Groff, empiezan convencidos de que eso que les cuentan del fin del mundo no es más que un discurso religioso parte de una terapia de reconversión. La visión que ambos tienen del mundo, de lo bueno y malo que hay en él, está inevitablemente condicionada por cómo el mundo les ha tratado a ellos, con aceptación y empatía o rechazo y homofobia. Desde aquí, Shyamalan nos introduce también el efecto dominó de la cultura de la violencia, al fin y al cabo el miedo es el camino hacia el Lado Oscuro.

'Llaman a la puerta'

Todo eso se esconde en un guion sólido, coherente, donde que haya giritos sorprendentes o no es irrelevante. 'Llaman a la puerta' es cautivadora, es un drama familiar, una película de terror y un thriller apocalíptico, es tantas cosas y se mueve entre todas esas etiquetas con tanta soltura que no podemos encajarla en un solo género. Es un trampantojo, una historia de amor con aires de terror, una amalgama de emociones que intentan encogerte el corazón de amor minutos después de que una camisa se tiña de sangre. Como ha ocurrido con toda su filmografía, probablemente lo nuevo de Shyamalan polarizará a un público que o lo considera un genio o lo ve como un farsante con ínfulas, pero a mí consiguió emocionarme, quizá no tanto como hace 15 años, cuando sus ambiciones eran más íntimas, pero sí lo suficiente como para salir de la sala con la satisfacción de haber sentido cosas, muchas cosas. Ojalá te pase a ti también.

Nota: 7

Lo mejor: De nuevo Shyamalan nos engaña para contarnos una historia conmovedora después de tenernos hora y media en una agotadora tensión.

Lo peor: Parte del elenco está tan sobreactuado como Mark Wahlberg hablando con las plantas en 'El incidente'.