Aunque Imanol Uribe nació en El Salvador, de padres guipuzcuanos y criado en Euskadi, su cine ha estado centrado en ahondar en la situación sociopolítica del País Vasco, tanto en pasado como en presente, como bien han reflejaron 'La fuga de Segovia', 'La muerte de Mikel', 'Días contados' o, más recientemente, 'Lejos del mar'. Cierto es que el cineasta sí que ha ahondado en otras realidades y otros tipos de géneros, pero nunca había hecho una retrospectiva sobre el país donde nació.
De ahí, que llame la atención su primer largometraje que ahonda en el pasado reciente del país centroamericano, en el que sigue su espíritu de memoria histórica, esta vez para narrar la matanza de los Mártires de la UCA, en la que un pelotón del batallón Atlacatl, de las fuerzas armadas salvadoreñas, bajo las órdenes del coronel Benavides, bajo la presidencia de Alfredo Félix Cristiani, asesinó a ocho personas en la noche del 16 de noviembre de 1989 en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en la que mataron al rector, el religioso jesuita Ignacio Ellacuría, así como a otros cinco sacerdotes jesuitas y miembros de la universidad, como también a la cocinera de la facultad y a su hija de 16 años.
El largometraje funciona más bien como una crónica histórica, en la que Uribe, que dirige un guion de Daniel Cebrián, deja que sea la propia realidad la que cree una ambiente de tensión propio de los thrillers políticos. Y es un ejercicio cercano a la recreación, porque el cineasta busca ceñirse lo máximo posible a la realidad para plasmar un hecho que fue silenciado y que ahora lucha por salir a la luz: el testimonio de Lucía Barrera de Cerna, única testigo ocular de lo sucedido y que tuvo que exiliarse junto con su marido y su hija a Estados Unidos.
Uribe fragmenta el filme, mostrando a la familia huida en Miami y cómo Lucía, como su marido Jorge, fueron interrogados ilegalmente durante una semana por el FBI, que estuvo confabulado con el régimen salvadoreño, al dejar estar presente en los interrogatorios a un coronel del país centroamericano. La cinta retrata el calvario que sufrió la testigo y sus allegados, así como la tortura psicológica que padeció, pues tuvo que abjurar de su declaración bajo amenazas de muerte.
Un ejercicio de memoria histórica que vale más por la verdad que plasma
Uribe es certero en que consigue transmitir la sensación de verdad silenciada en todo momento, gracias a los propios hechos históricos como a su reparto. Juana Acosta ofrece uno de sus papeles más emocionales, cercano al que tuvo en 'Tiempo sin aire' o 'Anna'. Aunque es la protagonista absoluta, está muy bien rodeada con actores de primer nivel como Karra Elejalde, Carmelo Gómez o Ben Temple. No obstante, pese a tener un equipo interpretativo maravilloso, el filme no consigue transmitir la sensación de narración histórica que debiese atrapar, a pesar de lo que narra es uno de los sucesos más flagrantes sucedidos en la historia reciente iberoamericana.
En su búsqueda de evitar cualquier tipo de situación morbosa o en salirse de lo sucedido, Uribe firma un filme simplemente correcto, que exigía mucho más, dado su relato. Esto se debe a un guion tremendamente convencional, que parece huir de cualquier escena que pueda quedarse plasmada en la retina. En ese sentido, Jayro Bustamante, con su 'La Llorona', fue más certero o César Díaz con 'Nuestras madres', que supo hacer un notable ejercicio de memoria histórica sobre la Guerra Civil guatemalteca.
'Llegaron de noche' vale más por sus hechos históricos y por sus actores que como propuesta de ficción. Eso significa que el acercamiento que debe hacerse hacia el filme es con un objetivo más cercano al que se tiene con los documentales, aunque diste de serlo. Debido a la importancia de la verdad que guarda, eso lo convierte en un título esencial para conocer más a fondo la historia reciente salvadoreña y cómo los crímenes cometidos por las fuerzas militares durante la Guerra Civil del país aún quedan impunes.
Nota: 6
Lo mejor: La interpretación de Juana Acosta, que transmite esa emoción que pedía el filme.
Lo peor: Sus hechos históricos, espeluznantes, apenas transmiten el horror que se vivió en esa época.