Convertida en tema de actualidad -por diversos motivos-, la realidad trans va abriéndose paso tanto a nivel social como en otras áreas, como la artística. Diversos directores y artistas se están acercando a la vida de las personas transexuales, ahondando no solo en su identidad sexual, sino también en sus preocupaciones, sus expectativas de futuro, sus planes laborales, sus situaciones sentimentales, la vida en general. Títulos recientes como 'Tangerine', 'Girl', 'Una mujer fantástica' o la serie 'Pose' han servido y son referentes para un colectivo que va encontrando su propia voz en la industria audiovisual.
Siguiendo esa estela está 'Lola', segundo largometraje del belga Laurent Micheli, que dirigió este proyecto tres años después de su ópera prima, 'Even Lovers Get the Blues', en la que ya exploró las diferentes realidades sexuales y sentimentales. Con 'Lola', el cineasta da un giro radical, al centrarse únicamente en una protagonista, una joven de 18 años que está preparándose para su cirugía de reasignación de sexo mientras debe lidiar con su propio duelo familiar, al morir su madre de cáncer.
Micheli tiene algo muy claro, que es narrar una historia de transición, en el sentido más extenso de la palabra. Lo hace con una protagonista que está en ese proceso, pero que eso no impide que tenga muy claro quién es y cuál es su identidad. Sin embargo, aunque 'Lola' se acerca a cómo se vive la transición de una persona transexual, como se ha dicho antes, este no es el tema principal, aunque sí esencial. Y es que Micheli configura una road movie que habla sobre la reconciliación familiar y el esfuerzo por buscar la tolerancia como puente hacia una mejor comprensión del diferente.
Y lo hace de una manera cercana, íntima y costumbrista, pues la joven debe ir hasta el pueblo natal de su desaparecida madre en compañía de su padre, con el cual no se habla, puesto que la echó de casa al saber su identidad sexual. El acercamiento a cómo la propia vida obliga a acercar posturas a personas ligadas por el lazo familiar está hecho de manera realista, alejándose de clichés y mensajes bienintencionados. Esto le otorga mucha fuerza a su protagonista, acercándole a las nuevas maneras de narrar la realidad trans, estando cerca de títulos como 'Una mujer fantástica' o el magnífico documental 'Una niña'.
Un estupendo acercamiento a la realidad trans
Y se consigue gracias, primero, a que Micheli configura un largometraje realizado desde el respeto y, sobre todo, desde el deseo de conocer sin prejuicios a la juventud trans. Y, segundo, gracias a su tándem de protagonistas. Benoît Magimel, en antaño el bello tenebroso de 'La pianista', defiende un papel muy complicado, pues se trata de un padre que rechaza y no reconoce la identidad de su hija pero que, a la vez, provoca que el público empatice con él. El ejercicio de entendimiento de una realidad que es superior a su propia comprensión refleja una situación que muchos progenitores viven. No era tarea sencilla.
Aunque quien brilla es, sobre todo, Mya Bollaers. Actriz no profesional, pues cuando realizó la película estaba estudiando psicología luego de haber terminado la carrera de económicas. Ella es el descubrimiento. No tenía sencillo la intérprete meterse en la piel de una joven en plena transición, cuyos lazos familiares no son fáciles de reconstruir. Además, sabe darle un contexto a su personaje, intuyéndose la situación complicada que vivió antes de reconocerse a sí misma y de cómo ha logrado obtener la fuerza interior que le ha hecho ser ella misma.
Es la relación entre padre e hija y la manera realista con la que Micheli lo retrata lo que hace de 'Lola' un nuevo filme que demuestra que el cine en clave LGBT continúa evolucionando y rompiendo fronteras. Una deliciosa road movie de cine social con mirada pedagógica y divulgativa que no descuida su naturaleza cinematográfica.
Nota: 8
Lo mejor: Cómo va evolucionando la relación entre el padre y la hija.
Lo peor: Su inicio es algo abrupto.