Tal y como declaró el propio Tim Miller ('Deadpool') en cuanto se supo de la existencia de 'Love, Death & Robots', tan solo hacía falta echar un vistazo al tráiler (con el que Netflix dejó a medio mundo boquiabierto), para darse cuenta de que se iba a tratar de una colección de historias que venían a definir a la perfección la pasión que en él ha despertado siempre el mundo del cómic y la ciencia ficción.
Presentada cual obra colectiva, esta primera temporada (y, esperamos, que no la última) llega conformada por un total de dieciocho cortometrajes independientes que se unen para reflejar el buen estado de la animación actual, siendo esta antología una arriesgada propuesta en la que se acredita como productor ejecutivo el mismísimo David Fincher.
Varias han sido las voces que se han alzado para catalogarla como la consagración de la animación adulta para la pequeña pantalla (como si estuviésemos hablando de un universo que no estuviese ya consagrado desde hace décadas), pero por otro lado, quien esto escribe se atreve a hablar de 'Love, Death & Robots' como un milagro que, de no haber sido por el gigante del streaming, no sabemos si hubiese podido existir como tal.
Su premisa podría definirse como una ambiciosa selección de relatos de ciencia ficción que vienen a presentarnos, en multitud de formas (tanto narrativas como estilísticas), lo devastador (unas veces más que otras) que puede ser el futuro. Ahí es donde entra en juego uno de los elementos claramente indisolubles de la serie: el cyberpunk.
Como si se abriese ante nuestra pantalla un multiverso de posibilidades, los referentes, homenajes y guiños al propio género estallan ante nosotros para elaborar un firmamento único, donde viajaremos a través de muchos lugares comunes de las aventuras espaciales o las distopías, incluso del steampunk o de la concepción de la ciencia ficción de Asimov, Bradbury o K. Dick. Y pese a que la mejor forma de adentrarse en 'Love, Death & Robots' sea disfrutándola como experiencia plena sumergiéndose del tirón en todas sus historias, son esos espacios y elementos harto conocidos por todos los que cabe destacar.
Desde monstruos que bien podrían formar parte del universo de los xenomorfos de la saga 'Alien', y que ya en el primer episodio, 'Sonny's Edge' (uno de los más brillantes), marcan a fuego parte de la línea a seguir por la serie, hasta androides que nos traen a la mente 'WALL-E: Batallón de limpieza', en el segundo, 'Three Robots'. El primero, cuya impecable imagen generada por ordenador deja en paños menores a la mitad de películas de ciencia ficción en imagen real que se pueden estrenar en salas comerciales, marcará y creará tendencia para con el resto de cortometrajes, donde el arquetipo de la heroína será una de las constantes en la gran mayoría de ellos.
El tercero, 'The Witness', no solo es una extenuante persecución que incluye pinceladas de sadomasoquismo y mucho gore, sino que nos presenta una sociedad corrompida que contrasta con una serie de imágenes dignas del mejor anime. Junto a la reivindicación de la figura de la mujer y el gusto por la casquería y lo bizarro de muchas de sus secuencias, aparecerá también otro de los aspectos que la serie irá presentando de modo repetitivo: la soledad del ser humano en las megalópolis (o el espacio profundo, según la historia), que contrasta de lleno con esas sociedades avanzadas e hiper pobladas de los diferentes futuros que veremos.
Los amantes de la ciencia ficción de terror, se toparán con monstruos absolutamente lovecraftianos y despuntes hacia un horror casi cósmico en 'Beyond The Aquila Rift', el séptimo episodio, donde no serán en balde las semejanzas con la joya de culto 'Horizonte final' o la saga de videojuegos 'Dead Space', la cual también viene a la mente en otro de los cortos, con una épica al más puro estilo de 'Starship Troopers (Las brigadas del espacio)'.
En el noveno, 'The Dump', conoceremos a un redneck y a su temible mascota hecha a base de basura robótica. Pero también nos encontraremos en otras de sus propuestas con leyendas japonesas que serán un híbrido entre el kwaidan y el steampunk, y que incluyen una revisión del concepto de femme fatale en clave robótica, con una de las mejores historias de hombres lobo que hemos visto en los últimos años, y hasta con una versión radical de lo que Alfonso Cuarón nos presentó en 'Gravity', convirtiendo a su protagonista en una superviviente que deja a la altura del betún a Sandra Bullock.
Mucho más que robots y monstruos
Teniendo en cuenta que varios destacan por el estilo de su animación, podemos ir desde las experiencias surrealistas en clave de bello viaje psicodélico, hasta 'Zima Blue', que se alza como filosófico discurso existencialista en el que un robot presentado como figura mesiánica, divaga acerca de su verdadera naturaleza como simple aparato limpiador de piscinas.
El tono más gamberro lo aportan aquel de espíritu punk y a golpe de sintetizador, que rememora las series de animación de los noventa en la línea de 'Las Tortugas Ninja' o 'Los Motorratones de Marte', y el capítulo diecisiete: 'Alternate Histories', que es además el más divertido de todos, poniendo sobre la mesa todas las líneas temporales posibles acerca del destino de la humanidad si Hitler hubiese tomado en su vida unas decisiones u otras.
Será Tim Miller el encargado de dirigir 'Ice Age', la única propuesta en imagen real, y en la que Topher Grace y Mary Elizabeth Winstead descubrirán una civilización en miniatura dentro de su congelador, en algo parecido a lo que pasaba en aquel capítulo de 'Los Simpson' en el que Lisa creaba vida a partir de un diente.
En conjunto, y tal y como sucede siempre en una antología (dada su duración total, 'Love, Death & Robots' tiene más alma de propuesta antológica que de serie), es difícil que todas las propuestas sean sobresalientes. Sin embargo, no es exagerado decir que incluso las más regulares juegan en una liga superior, haciendo que la sensación con la que nos quedamos una vez finiquitada esta primera temporada, sea la de que estemos deseando que den luz verde a más tandas de episodios.
Nota: 8
Lo mejor: Descubrir que, cuanto más arriesgadas son sus propuestas, mejor acaba siendo su resultado final.
Lo peor: Casi todo lo hemos visto ya antes, pero eso no tiene por qué ser siempre un aspecto negativo.