Tristemente, el cine del japonés Kôji Fukada se ha prodigado poco a nivel comercial en España. A pesar de contar de haber visto cine de realizadores similares, como Nobuhiro Suwa, Hirokazu Kore-eda o Hong Sang-soo, la filmografía de Fukada se ha resistido a llegar a cines españoles hasta ahora. Se estrena 'Love Life', que tuvo su première en la Selección Oficial del 79 Festival de Venecia, donde compitió por el León de Oro.
La película está inspirada en la letra de la canción homónima que cantó Akiko Yano en 1991. Artista reconocida mundialmente, es conocida especialmente por haber colaborador con Ryuchi Sakamoto, así como también por haber trabajado con Studio Ghibli, tanto cantando temas para 'La princesa Mononoke' o 'El viaje de Chihiro', como compositora de la banda sonora de 'Mis vecinos los Yamada'. Es más, la canción aparece en la película en un momento clave.
El concepto de 'amor' y el de 'vida' y el cómo se afrontan ambos tras un trágico suceso. Con suma delicadeza, Fukada introduce al público en la historia de Taeko y Jirô. Un matrimonio treintañero que surgió del drama de una ruptura, lo que deja entrever ya las intenciones del director, quien también firma el guion. La pareja está en un frágil equilibrio que salta por los aires tras una tragedia que provocará una fuerte fisura tanto en la relación como en la vida de cada uno.
La manera en la que Fukada ejecuta ese planteamiento resulta fascinante. Más allá de la declarada influencia de Éric Rohmer en su cine, el realizador retrata la cotidianeidad y el drama de forma en la que se sienta que lo que se ve, puede pasar. En cierta forma, recuerda también a la manera de hacer cine de Mikhaël Hers, especialmente 'Mi vida con Amanda', en la que se mostraba cómo la vida diaria se veía interrumpida por un suceso terrible.
Un film que profundiza en los dramas propios de la vida
Fukada plantea el proceso de reconstrucción, recordando la importancia de la memoria en ello. En ese sentido, se muestra especialmente crítico con la propia sociedad nipona, en la que se insta a olvidar aquello que hace daño, a 'ser feliz'. El realizador muestra lo esencial que resulta poder seguir hacia delante aceptando las propias heridas y cicatrices que da la vida. Lo hace en base a lo cotidiano y a cómo su pareja protagonista va enfrentándose al duelo.
Con el tono propio del melodrama, Fukada creada un largometraje extraordinario, en el que la propia vida fluye, en el que los sentimientos se muestran desnudo, con sus virtudes y defectos. Es fascinante cómo el cineasta es capaz de plasmar la empatía o cómo un gesto cobarde puede llevar a consecuencias insospechadas, así como el darse cuenta de haber estado sentimentalmente con alguien que no estaba a la altura. Todo se hace con una delicadeza que provoca que se sienta tremendamente espontáneo el film, dentro de ese costumbrismo tan característico de la cinematografía japonesa.
Eso sí, ese proceso de gestionar el duelo y abrazar la vida y el amor, evocando a la letra de Akiko Yano, no hubiera sido posible de realizarse sin la labor de su reparto. Fumino Kimura está maravillosa como esa mujer que se ve envuelta en una situación inesperada y debe tomarse de la mano para enfrentarse a la adversidad. Ella tiene el papel más revelador y el que mayor proceso de evolución tiene. Mención para Kento Nagayama y Atom Sunada. Ambos muestran las dos caras de cómo al varón no se lo prepara para enfrentarse a algo tan irracional como los sentimientos. Un triángulo sentimental interesante, en el que se remarca la importancia de dejar bien cerradas las cicatrices, aunque duelan.
'Love Life' resulta un largometraje fascinante que muestra que el cine de Fukada ha encontrado su lugar entre el público español. Una mirada diferente, más cercana a lo pasional, que rompe con lo habitual del costumbrismo nipón y que erige al cineasta en una mirada alternativa, en la que se recuerda la importancia de las coproducciones con países tan alejados como Francia.
Lo mejor: La delicadeza con la que plasma lo cotidiano, cada detalle tiene un significado.
Lo peor: Su parte final no termina de rematar.