Ya lo dijo el escritor británico Herbert Spencer: "El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás". Más del 40% de la población mayor de 15 años en África es analfabeta, según datos de la ONU, que expuso en 2017 que hay cerca de 203 millones de personas en el África subsahariana de más 15 años que no sabe leer ni escribir. En Sudán del Sur, solamente el 27% de la población está alfabetizada.
África es el continente menos alfabetizado del mundo. A pesar de los enormes esfuerzos por facilitar el acceso a la educación en el continente, sus tasas no han tenido una evolución muy favorable en la última década, cuyos datos empeoran si se habla de niñas y mujeres. Según Misiones Salesianas, solamente la mitad de la población femenina de todo el continente (esto incluye países con altas tasas de alfabetización como Libia, Argelia o Guinea Ecuatorial) está alfabetizada.
Más allá de llevarse las manos a la cabeza por los datos, algo completamente lícito por otro lado, el documental 'Una luz en la oscuridad' plantea una pregunta sobre esta realidad: ¿Qué está pasando para que los incentivos para que la población de diversos países africanos acceda a la educación? Esa pregunta se la hizo la adolescente Marta Borell, cuyo padre, José María Borell, es el encargado de realizador este documental.
Un ejercicio de divulgación y compromiso social
Tras un viaje a Marruecos, la joven se da cuenta de cómo algo tan básico como lo es la educación no es efectiva en es parte del mundo. Es así, que la muchacha, acompañada por su amiga Berta Gutiérrez, residente en Namibia, recorren países como Mozambique o Chad y hablan con figuras relevantes como Federico Mayor Zaragoza, director general de la Unesco entre 1987 y 1999; Ndaba Mandela, nieto de Nelson Mandela y cofundador y presidente del Instituto Mandela para la Humanidad, o Jaime Saavedra, exministro de Educación de Perú entre 2013 y 2016 y actual Director Global de Educación del Banco Mundial.
El resultado es un ejercicio de divulgación que deja en evidencia cómo los planes de educación están alejados de la realidad de los niños a los que enseñan, cómo falta método y comprensión para que lo que se enseña se sepa aprender. Además, el filme también muestra la situación de las niñas y las adolescentes, muchas de ellas (las que residen en zona rural, especialmente) víctimas de abusos sexuales por parte de sus profesores y viviendo una doble estigmatización cuando quedan embarazadas.
La cinta es más bien un toque de atención, pues Borell, tanto como el padre como la hija, son lo suficientemente humildes para no tomar el atrevimiento de dar una respuesta, pues el problema es de una magnitud mucho más grande de lo que puede mostrar el filme que, si bien, tiene un mensaje divulgativo e informativo que lo convierte en una experiencia didáctica e ideal para incentivar el compromiso social en las nuevas generaciones.
Nota: 7
Lo mejor: Su carácter divulgativo y cómo aborda el problema de la educación en África.
Lo peor: En algunos aspectos es demasiado explicativo, como si no confiase en la inteligencia de su público.