Aplaudida especialmente por la crítica estadounidense, 'Maestro' llega ahora a cines seleccionados antes de su desembarco en Netflix. Lo hace tras su discreto paso por la Selección Oficial en la 80ª edición del Festival de Venecia, donde compitió por el León de Oro en una celebración a la que no asistió Bradley Cooper, director, coguionista, protagonista y productor, de la cinta debido a la huelga del Sindicato de Actores de Hollywood y también por la huelga del Sindicato de Guionistas.
En cierta manera, puede decirse que fue premonitorio de su recorrido por la Biennale. 'Maestreo' busca utilizar los cánones convencionales del biopic para enfocarse en la relación que tuvo el afamado director de orquesta, compositor y pianista Leonard Bernstein con su esposa, la actriz chileno-costarricense Felicia Montealegre. Una relación complicada, dada la homosexualidad del compositor y cómo tuvo affaires con multitud de hombres durante el tiempo en el que estuvieron casados.
Se sabe que Montealegre fue la mujer a la que amó Bernstein, la única, y que estuvo con ella lealmente después de que se le detectase un cáncer de mama en avanzado estado de desarrollo y que se la llevó en 1978. Eso es lo que Cooper, quien firma el guion con Josh Singer, busca plasmar. Ahora bien, a la par que quiere crear un largometraje en el que se honre a esa mujer que se hartó de estar a la sombra y de ese hombre que, paradójicamente, vivió la mejor parte de su carrera como director de orquesta tras el fallecimiento de su esposa; Cooper quiere crear también una película con la que lucirse tanto técnicamente como interpretativamente.
El resultado es irregular. Por un lado, es un acierto que busque enfocarse en sólo ciertos aspectos de la biografía del compositor; pero se queda corto en sus ambiciones artísticas, haciendo pocos comentarios sobre cómo Bernstein fue esencial en la popularización moderna de la música de Mahler o su papel fundamental con 'West Side Story'. Todo se podría perdonar si no fuera porque la historia de amor entre Bernstein y Montealegre carece de alma. Cooper no logra transmitir la supuesta devoción que sintió el director de orquesta por su esposay cómo intentó reprimir su verdadera sexualidad para encajar en los cánones sociales de la época.
Técnica e interpretativamente exquisita, pero le falta alma
También, la cinta comete el error no de poner en su sitio del todo a Montealegre. En el sentido de que da la impresión de que busca cumplir con el arquetipo de la famosa y arcaica frase 'detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer'. Los méritos propios de la actriz, obviando su compromiso con los derechos de la gente afroestadounidense o su aplaudida interpretación de Nora, de la obra 'Casa de muñecas' de Ibsen, en televisión (que hubiera podido servir para incidir en la importancia de su papel). Nada de ello se habla, Bernstein la eclipsa.
Y la eclipsa, a pesar de que la interpretación de Carey Mulligan es mucho más redonda que la de Bradley Cooper. La actriz de 'Una joven prometedora' ofrece una mirada más contenida que la del actor, quien busca mimetizarse completamente en la piel de Bernstein. Es más, el propio Cooper, como hizo Cate Blanchett el año pasado con 'Tár', ha aprendido a dirigir una orquesta sinfónica (editándose el álbum de esta hazaña por parte de Deutsche Grammophon, tal y como le sucedió a la australiana con la cinta de Todd Field). Por supuesto, su ejercicio de mímesis es admirable y difícilmente rebatible, aunque Mulligan destaque más.
A pesar de sus interpretaciones y de su cuidada ambientación, a 'Maestro' le falta alma. Cooper se pierde en un apartado técnico exquisito, pero con el que busca más demostrar lo que es capaz de hacer como director que de crear una película que, de verdad, cautive. Por ello, las sensaciones que termina transmitiendo son agridulces.
'Maestro' es una demostración de que Bradley Cooper tiene ambición como cineasta. Interpretativamente es más que notable, con una dupla que muy probablemente esté en la carrera a los Oscar. Ahora bien, se queda a deber en lo referente a transmitir emoción, es una cinta muy fría, lo que provoca que el resultado final deje cierta sensación de decepción; a pesar de ser un loable ejercicio cinematográfico.