Si hablamos de comedia francesa, en muchos lugares se relaciona con películas como 'Intocable' o similares. La realidad es que, desde hace un tiempo, este género se ha visto entorpecido por ciertas producciones que hacen que nos imaginemos que todas parecen realizadas con moldes. Aun así, el cine francés ha sabido demostrar que no tiene por qué ser así con filmes como 'La familia Bélier', 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?' o incluso con largometrajes más comerciales como 'Lolo, el hijo de mi novia'. También se ha podido ver que Francia se ha lanzado a la realización de remakes de películas no estadounidenses pero sí del continente americano, algo que a largo plazo puede suponer la idea de que por primera vez, los franceses escasean de inventiva. Aun así, es interesante ver nuevos puntos de vista, como ya hiciesen anteriormente con 'Un hombre de altura', revisionando la argentina 'Corazón de León'. Esta vez ha sido 'No se aceptan devoluciones' la elegida para ser adaptada, bajo el nombre de 'Mañana empieza todo'. Sí, el título debía ser más profundo, estamos hablando de franceses.
El film nos muestra la alocada vida de Samuel, la cual dará un giro de 180º cuando una misteriosa mujer aparezca en su vida para informarle que ha sido padre y después abandonarle con el bebé. Una serie de eventos alocados hacen que Samuel acabe viviendo con Gloria en Londres, donde pasan los años y asienta cabeza, estando muy feliz con su hija. Un triste acontecimiento hará que Samuel mantenga las esperanzas de su hija por conocer a su madre, algo que mantiene con algunas mentiras, haciendo creer a la pequeña que es una agente secreto. El problema será cuando la verdadera madre vuelva a Londres y Samuel deba afrontar no sólo la verdad, sino el cambio de vida que volverá a vivir.
Hugo Gélin ha sido el encargado de realizar esta película, cambiando algunos elementos del film original para adaptarlos a la cultura y situación europea. Lo cierto es que aunque no ha arriesgado en exceso con los cambios, ha sabido encajar las piezas nuevas para crear todavía mayor expectación en el espectador. Las situaciones disparatadas son bastantes, pero lo bueno es que no son fingidas o metidas con calzador, sino que van acorde a la naturaleza de la película. El espectador empatiza bastante con el personaje de Omar Sy, Samuel, dado que su partenaire en escena, Gloria Colston, la cual comparte nombre con su personaje, es perfecto. Ambos dan un buen resultado como padre e hija, lo que permite que ambos puedan tener el peso de la película sin ningún problema. Gélin ha mantenido, y era importante, no querer ser una comedia simpática de padres e hijos, sino también plantear temas más trascendentales como la enfermedad, la decepción, la familia y entender por qué en ocasiones se toman decisiones que no son totalmente acertadas. Lo bueno de 'Mañana empieza todo' es que no cae en el cliché de película familiar edulcorada, no está al nivel de 'Intocable' y no es tan adulta, pero no abusa del buenrollismo que otros filmes como 'Lo que de verdad importa' sí han hecho, algo que le da consistencia y profundidad.
Los personajes han sido dibujados de una manera en la que puedas comprender sus acciones, en especial los protagonistas. El peso dramático recae en especial en Omar Sy, el cual sabe como moverse entre dos aguas y si hay que llorar, hace que lloremos con él y si tenemos que reírnos por su última metedura de pata en la película, lo haremos. El guion, tal vez, flaqueé en la realización de sus personajes secundarios, los cuáles tienen bastante peso en la película, pero no terminamos de conocer sus aspiraciones o las motivaciones que les llevan a hacer lo que se ve en pantalla. El personaje de Clémence Poésy, la madre de Gloria, se hace bastante incomprensible y al final, aunque es la villana de la película y cause cierta animadversión, cuando analizas su comportamiento, hay ciertos vacíos que deberían haber sido reconducidos. Este fallo en los personajes secundarios ya se pudo ver en el film original mexicano, aunque cabe decir que Gélin sí ha resuelto y remarcado otros fallos flojos de la película de Eugenio Derbez. El fallo de este tipo de filmes es que el respeto a la original, hace que en muchas ocasiones no se arriesgue por salirse demasiado de la línea y hace que el esquema que estamos viendo siga teniendo los errores del original.
A nivel interpretativo, Omar Sy vuelve a hacer muestra de por qué es uno de los actores del cine francés más reconocidos a nivel mundial. El actor podría considerarse una especie de hombre de a pie, un reflejo de un francés normal, dado que la manera en la que Sy se mimetiza con su personaje lo hace creíble y real. El lenguaje no verbal ayuda muchísimo con cada personaje que hace, algo que permite que también se vea la evolución de Samuel que es totalmente necesaria en esta película. Sy se implica a la perfección con la película, y es una de las piezas principales por las que el film funciona. Si hubiera puesto a otro actor, puede ser que se hubiera convertido en una película más de las comedias francesas que ya conocemos. Lo que permite la interpretación de Sy es que se pueda conectar con su personaje, sin necesidad de haber vivido o experimentado alguna situación parecida, lo que nos da una muestra de la empatía, emotividad y sensibilidad con la que Sy interpreta a este padre de familia soltero. La frustración, el enfado, la lucha, la solidaridad, el humor... Estas características hacen de Samuel un personaje profundo, pero quien lo ha ejecutado de una manera óptima ha sido Sy.
La otra gran estrella de la película es Gloria Colston, la cual hace de la hija de Omar Sy. En los niños actores suele ser difícil sacar críticas, dado que en estas edades suelen conseguir ir al corazón de la crítica. La razón por la Colston destaca es que hace un buen dúo con Sy y hay una química que se puede ver durante todo el film. Es cierto que tal vez no llega a ser tan adorable como sí lo era la pequeña de la versión mexicana, pero aun así, Colston atrapa al espectador y en ocasiones, te gustaría poder dar un abrazo a la niña. Al combinar su presencia en pantalla con la de Sy, ambos hacen un cóctel que es uno de los puntos más fuertes de la película. Gloria le aporta esa positividad, ritmo e inocencia que es necesaria en una película como esta, pero lo bueno también, es que pese a la niñez que está viviendo, Colston también ha sabido interpretar sentimientos complicados en pantalla como son la decepción y el enfado, sin parecer forzado. Por otro lado, tenemos que destacar las interpretaciones de Clémence Poésy y Antoine Bertrand. La primera es conocida por haber participado en 'Harry Potter', en el film hay que decir que Poésy lo hace realmente bien pero se queda en ocasiones muy en lo superficial, lo que da la sensación de frialdad y poca empatía con su personaje. En cambio Antoine Bertrand, que se convierte en el alivio cómico, le ocurre lo contrario a Poésy y se vuelve una caricatura, lo que no termina de gustar, dado que incluso cae en clichés sobre la homosexualidad varias veces y se hace tedioso.
La tragedia imprescindible
Esta comedia también es un drama y la realidad es que Gélin habla de un tema bastante serio y que realmente afecta, desgraciadamente, a muchas personas. Tratar un tema como enfermedades o la intención de vivir al máximo es algo que hace de 'Mañana empieza todo' algo más especial y no una película más de sobremesa familiar. Estos altibajos que se presentan en el film es lo que la enriquece, dado que al igual que pasa en la vida misma, estamos llenos de claroscuros. El final de la película es dramático y reflexivo, algo que hace que sea imposible no emocionarse cuando termina el film e incluso que se te salten las lágrimas. Esto hace que veamos que la tragedia también es importante y a veces exigida en ciertas producciones, en especial, cuando están justificadas. 'Mañana empieza todo' ha sabido coordinar y equilibrar las dosis de comedia y drama, algo que le da mayor personalidad al film.
En conclusión, 'Mañana empieza todo' es un remake que vale la pena ver, sobre todo, porque ha adaptado el concepto de la película original de una forma más cercana al público europeo. Las interpretaciones principales son estupendas y hay una conexión padre e hija que es muy bonita de ver. El ritmo es muy dinámico y no se hace pesada en ningún momento, pese a las casi dos horas de duración del film. Una comedia francesa que aunque no va a ser el nuevo boom galo, sí merece la pena verla, sobre todo por las sensaciones que te hace sentir durante su visionado. Una película positiva que no deja de lado el drama que se experimenta día a día en la propia vida.
Nota: 7
Lo mejor: La química entre sus protagonistas y el equilibrio entre positividad y drama que hay.
Lo peor: Flojea en ciertas partes del guion y falta sustancia en los secundarios.