Lo de la 'Mansión Encantada' de los parques de Disney es algo difícil de explicar. A pesar de que Disneyland y los otros "lugares más felices" de otras partes de la Tierra han ido creciendo y sumando atracciones nuevas, hay ciertos clásicos que mantienen el cariño de los visitantes generación tras generación.
Pero la 'Haunted Mansion' ('Phantom Manor' en el parque de París) causa auténtico fervor. Este "túnel" del terror mecanizado que tiene más de medio siglo a sus espaldas nos introduce en una pomposa casa que aparece abandonada y nos pasea por las distintas habitaciones para mostrarnos a los fantasmas que la habitan. Los Imagineers, los ingenieros de Disney que diseñan las atracciones, recurrieron a trucos de prestidigitación para llenar la mansión de sorpresas y sustos. A pesar de que los cínicos visitantes ya se conocen todos esos trucos, el toque añejo le da un aire especial, y en Estados Unidos hay auténticos groupies de estos espectros.
Disney ya intentó adaptar esta atracción al cine en 2003, mismo año que también estrenaron 'Piratas del Caribe'. Y que mientras esta última revitalizó el cine de aventuras, convirtió a su protagonista en un icono y reventó taquillas, 'La Mansión Encantada' de Eddie Murphy no convenció a la crítica y tampoco logró una enorme cifra en taquilla, amasando 182 millones de dólares en todo el mundo.
Veinte años después, las puertas de la 'Mansión Encantada' vuelven a abrirse en la gran pantalla, aunque esta película no tiene ninguna conexión con la anterior. Esta vez, Justin Simien ('Queridos blancos') nos traslada a Nueva Orleans, ciudad del sur de Estados Unidos con una fuerte cultura relacionada con los muertos. Un lugar donde la muerte no se llora, se convierte en una fiesta.
Allí conocemos a Ben Matthias (LaKeith Stanfield), un astrofísico que es contratado por una mujer (Rosario Dawson) para ayudarle con una "pequeñita" plaga de fantasmas que se han encontrado ella y su hijo (Chase Dillon) en la casa que han comprado para empezar de cero. Matthias no cree en esas cosas... pero los fantasmas de esta mansión no son precisamente sutiles. Pronto se sumarán para ayudar un sacerdote poco pío (Owen Wilson), una vidente de dudosa calidad (Tiffany Haddish) y un profesor bastante kamikaze (Danny DeVito).
Con 'Mansión Encantada' Disney quiere recuperar un tipo de películas que últimamente tendemos a ver poco en salas de cine. Esas que quieren atraer al abuelo y al niño, sin mucha más pretensión que tenernos entretenidos un par de horitas con sustos y chistes para todos los públicos. Un poco lo que ya era la versión de Eddie Murphy, pero actualizado con caras de ayer (DeVito, Wilson) y de hoy (Stanfield, Haddish).
Simien y la guionista Katie Dippold ('Cuerpos especiales') abren la película situándonos en Luisiana y su particular relación con la muerte, un inicio muy prometedor. Pero como muchos otros aspectos de 'Mansión Encantada', este contexto no llegará a desarrollarse mucho más en cuanto empiece la aventura.
Es una auténtica pena porque era una forma no solo de diferenciar la película de la versión anterior, sino también de mostrarnos unas costumbres y ritos diferentes a los que no hemos tenido la oportunidad de visitar Nueva Orleans. La atracción no cuenta con una ambientación muy concreta, incluso podemos llegar a encontrarnos un escenario completamente distinto según el Disneyland al que vayamos. La original, la de California, parece por fuera una casa sureña, así que ahí está la conexión. Dentro ya no se centra tanto en esto, pero la película sí parecía indicar un peso importante a la cultura criolla de Luisiana. Que para la película hayan elegido esa ambientación concreta para luego no explotarla se siente como una oportunidad perdida.
Pero todo el guion de 'Mansión Encantada' se siente como una sucesión de oportunidades perdidas y, sobre todo, de acontecimientos que ocurren porque sí. Y no me refiero a fenómenos paranormales. Los personajes toman decisiones con poca explicación. Ninguno de ellos cuenta con una evolución realmente llamativa a lo largo de la trama, por mucho que Dippold les quiera dar un peso del que se tienen que desprender al terminar, como Ben y su aislamiento emocional.
En la de 2003 al menos había unos mínimos retales de búsqueda de crecimiento, como ese empeño del protagonista de que su hijo deje de tener miedo a las arañas. No se resolvía tampoco con mucha sutileza, pero al menos los personajes no se contradecían a sí mismos como ocurre en la nueva versión.
Los nuevos inquilinos
Nos encontramos ante un increíble reparto principal, mucho más coral que en la versión anterior, aunque LaKeith Stanfield sea el protagonista principal. Todos ellos hacen un trabajo correcto, pero no fluye la química en este variopinto grupo. Tampoco lo hacen los chistes, demasiado simplones más allá de alguna que otra buena pulla a los turistas. Tiffany Haddish y Danny DeVito logran destacar con su talento natural.
La trama se convierte rápidamente en una búsqueda del tesoro para detener al villano, el Fantasma de la Sombrerera, uno de los personajes más famosos de la atracción. Jared Leto interpreta a un correcto villano, uno de los muchos espectros que habitan la mansión. Lo más interesante de la película, junto con el vestuario (sobre todo el que tiene la suerte de lucir Haddish), es esta casa y sus muchos secretos, descubrir las otras historias lúgubres que la han marcado e ir cazando los guiños a la fuente original si hemos tenido la suerte de visitarla, como esa habitación que se va haciendo cada vez más larga, en la que los cuadros ocultan más de lo que parecía, o la aparición de personajes famosos del lore de la atracción, como la viuda Hatchaway y su pasión por cortar la cabeza de sus maridos.
Aunque cuenta con varias escenas bastante llamativas en lo visual, la película se apoya demasiado en efectos digitales, perdiendo bastante la gracia respecto a la atracción, que creaba fantasmas con trucos de espejos y demás virguerías prácticas. Ver a Jamie Lee Curtis convertida en una Madame Leota de CGI no resulta tan mágico como la bola de cristal que descubrimos en la atracción. Hablando de Curtis, su aparición y otros personajes más pequeños (que podemos considerar cameos) consiguen dar un toque fresco a la trama. Son sorpresas gratas, y no sobreexplotadas.
'Mansión Encantada' cumple con el requisito mínimo de resultar suficientemente entretenida para ser una opción para las largas tardes de verano. Los más pequeños podrán disfrutarla sin salir traumatizados porque los pocos sustos que tiene no son para nada fuertes. Pero uno sale de la mansión con la sensación de que había mucho más potencial en su interior, sobre todo habiendo ideas que son plantadas y olvidadas muy poco después. En un verano tan concurrido como este, quizás a esta fiesta de Halloween adelantada le faltan sustos para espantar a la competencia.
'Mansión Encantada' se estrena en cines el 28 de julio.