Se acerca la Semana Santa y con ella, las tradiciones más arraigadas en nuestra familia y entorno: las torrijas, el incienso, la cera tras el paso de las procesiones y las reposiciones de películas bíblicas en nuestra cadena autonómica. Son numerosos los títulos poblados de romanos y campesinos de judea que pulularán por nuestras pantallas estas vacaciones como llevan años haciendo.
'María Magdalena' quiere olvidar esa concepción clásica que se tiene de las películas bíblicas y nos ofrece un drama moderno, proyectando una perspectiva femenina de la sociedad patriarcal vigente en tan agitados tiempos en Jerusalén.
Y es que 'María Magdalena' es María Magdalena. Esta perogrullada se hace patente cuando en tu película Jesucristo es un personaje secundario. Este film trata sobre el viaje de la ya reconocida como Apóstol, un viaje que se aleja de la polémica que suele acompañar a la figura de María Magdalena. Se olvida de la concepción popular de si María era una prostituta o no. El libreto de Philippa Goslett se centra únicamente en su viaje, cómo rompe con su mundo a la llamada de un nuevo predicador. El conflicto femenino es el que domina la pantalla, especialmente sensible en la primera mitad de la película, mostrándonos a unas mujeres sin voz ni voto, relegadas a las labores domésticas del pequeño pueblo pesquero en el que habitan. La liberación del pueblo comienza en cada uno de los individuos, y María Magdalena es consciente de su libertad, algo que la sociedad en la que vive no está dispuesta a reconocer.
Rooney Mara es una de las mejores actrices de la actualidad. Es una opinión completamente personal de la que creo es una de las actrices que puede entregar más con menos hoy en día. Se le critica su frialdad, pero 'María Magdalena' requiere que lleve sobre sus hombros el peso de la película, y la neoyorquina acepta el reto, ofreciendo una apasionada y magnífica interpretación a la altura de las circunstancias. Aquí humaniza a una de las figuras más polémicas de la vida de Jesucristo, echando el todo por el todo. Acompañando a la Lisbeth Salander de Fincher en la cabeza del reparto, Joaquin Phoenix interpreta a Jesús de Nazaret. Al igual que su compañera de reparto, nos ofrece un Jesucristo sorprendentemente humano, alejado de teatrales manierismos bíblicos. Phoenix se ve cómodo como Mesías en una elección de casting que inicialmente haría arquear las cejas a más de uno, pero que honra con una gran interpretación como el enorme actor que es. Completan el reparto Chiwetel Ejiofor ('12 años de esclavitud') y Tahar Rahim ('Un profeta'), interpretando a Pedro y Judas respectivamente en unas sólidas interpretaciones pero siempre relegadas a un segundo plano.
Garth Davis ('Lion', 'Top of the Lake'), dirige a sus actores con calidez, en una cercanía dramática a los personajes que no suele abundar en este género. Pese a tratarse de una historia bíblica, la cámara del australiano nos acerca mucho a los personajes, en un estilo muy personal que dista del clasicismo formal del cine bíblico. Davis repite también con Greig Fraser, director de fotografía de 'Lion'. Es interesante cómo desde el planteamiento estético y formal, esta película se conforma como drama de personajes. En nuestra entrevista, Garth Davis afirmaba que, de esta manera quería buscar que el espectador conectara emocionalmente con estos personajes de los que normalmente estamos tan separados. La epicidad de la que este género suele hacer gala deja hueco a los silencios, las miradas y las escuchas pese a la magnitud de la historia que está contando. El australiano, cómo María Magdalena sabe que las revoluciones comienzan con cada individuo y es eso lo que le preocupa.
Mención aparte se merece la estupenda banda sonora de Hildur Guðnadóttir y del malogrado Jóhann Jóhannson, en la que tristemente ha sido su última composición. Desde aquí nuestro recuerdo para uno de los compositores más estimulantes de esta década.
Todo esto suena a que esta película podría haber resultado en un ladrillo, un ladrillo bien consistente. Pero el film está bien llevado, sobretodo en su primera mitad. Pese a un ritmo lánguido, el viaje de María está tan bien plasmado como para llevarnos en volandas. Rooney Mara, insisto, tiene gran culpa de ello. La lástima es que a medida que las vidas de María y Jesús se cruzan y los eventos retratados nos empiezan a sonar, la película pierde interés y acusa este ritmo pausado, empañando el resultado final. Esta película encuentra su razón de ser en el personaje de Mara y su naturaleza contestataria a su entorno. Cuando su personaje empieza a perder peso en la trama y María se diluye un poco entre los seguidores y discípulos, la película sufre cierta cojera, porque, en general, los secundarios no tienen la fuerza que tienen nuestros protagonistas.
Aún así, el judas de Tahar Rahim resulta muy interesante y digno de mención. No es un Judas maníqueo, se le humaniza al igual que al resto de seguidores de Jesús, le vemos lleno de esperanza y la película nos abre la puerta a interpretar por qué hizo lo que hizo, más allá de tildarle desde un principio como traidor. Por su parte, la relación entre María Magdalena y Jesús sigue siendo fuente de polémicas y de opiniones encontradas. La película, siendo fiel a sí misma, y a mi juicio inteligentemente, apenas profundiza en la relación que mantuvieron predicador y apóstol. Sus diálogos son sentidos y humanos, y la película sólo sugiere una posible relación sentimental entre ambos. Queda a disposición del espectador leer más allá y concluir que tipo de conexión tenían, porque la película es de sus personajes y no quiere que ningún tipo de polémica eclipse este trabajo. Algo que para algunos puede hacer que la película peque de inane y echen en falta cierta mala baba en su retrato. Pero las relecturas no faltan en el film.
Una Biblia para 2018
El discurso de liberación feminista que impregna la película está muy bien plasmado y no se antoja en ningún momento artificial, sustentando gran parte de la cinta. Es curioso ver como movimientos como Time's up o #MeToo realmente tienen consecuencias en la manera que tiene la sociedad de ver las cosas. Cierta escena en la que una mujer clama contra la violación sufrida por una vecina a manos de un grupo de hombres adquiere una fuerza tremenda al haber dejado de ser un tema tabú, que sabemos que ocurre día tras día. Que lo cuente una mujer que vive en el Jerusalén de hace dos mil años hace que resuene más aún en nuestra conciencia cuando lo que cuenta lo estamos oyendo a diario en los telediarios y la película juega esta carta muy inteligentemente. Curioso cuanto menos, que la decisión de retrasar el estreno de la película (arrebatándole cualquier posibilidad en la temporada de premios) fue de The Weinstein Company.
La película de Garth Davis trata de dar voz a una figura desde hace siglos silenciada. Desde el guión de Philippa Goslet a la magnífica interpretación de Rooney Mara, la película grita liberación. No sólo del pueblo de Judea, sino de un género. Es lo más destacable de esta nueva versión de la vida de María Magdalena, en una película bíblica donde lo bíblico es lo de menos.
Nota: 7
Lo mejor: Rooney Mara. Joaquin Phoenix. La dirección de Garth Davis y su enfoque modernista. La banda sonora de Jóhann Jóhannson.
Lo peor: La pérdida de ritmo y de interés demasiado pronto en la segunda mitad del filme, restándole redondez.