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CRÍTICA

'Mary y la flor de la bruja': La torpeza de la aprendiz

Crítica de 'Mary y la flor de la bruja', dirigida por Hiromasa Yonebayashi. Primera película de Studio Ponoc, fundado por ex trabajadores del aclamado Studio Ghibli.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 7 de Septiembre 2018 | 13:13
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Se esperaba con impaciencia la nueva película de Hiromasa Yonebayashi, el director de las aplaudidas 'Arrietty y el mundo de los diminutos' y 'El recuerdo de Marnie'. Sobre todo, por su repentina salida de Studio Ghibli, cuando se esperaba que él, junto con Goro Miyazaki, se convirtiesen en el relevo de Hayao Miyazaki y el fallecido Isao Takahata al frente de la factoría. No fue así, provocando que Yonebayashi se fuera a Studio Ponoc, el estudio que creó el exproductor de Ghibli, Yoshiaki Nishimura. Así llega 'Mary y la flor de la bruja', nominada a dos premios Annie y a la Mejor película de animación en los Premios de la Academia Japonesa. Es momento de ver si el debut de Studio Ponoc está a la altura de las obras maestras de Ghibli.

Mary y la flor de la bruja

Mary es una niña que acaba de mudarse al campo. Sus padres aún no han llegado y debe quedarse unos días con su tía abuela Charlotte. En un ambiente de pueblo y acostumbrada a la ciudad, se aburre. Un día, cuando sigue a uno de los gatos de Peter, uno de los niños del pueblo, descubre una misteriosa flor, que solo florece cada siete años y solo en ese bosque, que le da poderes de bruja. Junto con una antigua escoba que había en el bosque, Mary y el gato son llevados a un mundo misterioso en el que viven brujas y magos. Allí, acabará en una prestigiosa escuela de magia y hechicería, dirigida por Madame Mumblechook. Sin embargo, Mary intuye que algo ocurre en la escuela y, tras descubrirse que realmente no es bruja, deberá hacer todo lo posible por resolver el misterio y salir con vida de ese lugar mágico.

Volando alto

Basada en la novela 'The Little Broomstick' de Mary Stewart, Yonebayashi sigue adaptando obras que, en su momento, llamaron la atención a Hayao Miyazaki. La diferencia respecto a sus dos anteriores películas, es que el director, que coescribe el guion con otra veterana de Ghibli, Riko Sakaguchi (coguionista de la aclamada 'El cuento de la princesa Kaguya') no tiene la protección del sello Ghibli, provocando que vaya sin red. El resultado es que logra traer una animación de exquisita factura visual y emula al detalle los filmes de Studio Ghibli. De hecho, hay momentos que evocan a películas como la citada 'Arrietty y el mundo de los diminutos', 'Susurros del corazón' o 'La colina de las amapolas'.

Mary y la flor de la bruja

Después está su historia, aquí Yonebayashi muestra más sus defectos respecto a sus dos anteriores películas. De hecho, se nota que ni Miyazaki (que fue el guionista de 'Arrietty y el mundo de los diminutos') ni Keiko Niwa (que fue la guionista tanto de 'Arrietty' como de 'El recuerdo de Marnie') están detrás. La película hace una fuerte crítica a la injerencia del ser humano en la naturaleza, imposible no acordarse de 'La isla del doctor Moreau', así como los deseos de crear un verdadero superhombre, a la más pura filosofía de Nietzsche.

Animación fascinante

Sin embargo, todo parece estar bien, pero falta algo. Su heroína, con la que se debe conectar casi desde el primer momento, no produce empatía alguna. Es más, provoca lo contrario. Se está ante una protagonista alejada de los cánones Ghibli, que carece del valor o la madurez de Nicky, de 'Nicky, la aprendiz de bruja'; Shizuku, de 'Susurros del corazón'; o las propias Arrietty o Anna, de 'El recuerdo de Marnie'. De hecho, tampoco está a la altura de Rikako, de 'Puedo escuchar el mar' ni de Haru, que protagoniza la película más floja de Ghibli, 'Haru en el reino de los gatos'. Los villanos son arquetípicos, sin trasfondo, algo impropio de un posible heredero de Miyazakiç; su alegato costumbrista luce muy poco. Lo único a agradecer es que haya mantenido la trama en la campiña inglesa y no la haya trasladado a Japón, ya que hubiera perdido autenticidad respecto a la novela que adapta.

Mary y la flor de la bruja

Todo esto provoca que se esté ante una película correcta, que funciona y entretiene, pero no que es lo que se puede esperar de un director que ha firmado obras muy loables en Studio Ghibli. De todas formas, se puede comprender que, el primer paso sin Ghibli haya sido conservador, ya que tiene todos los elementos que harían de ella una sucesora de 'El viaje de Chihiro' o 'El castillo ambulante' pero, una vez más, falta alma. Quizás una siguiente película hará ver si 'Mary y la flor de la bruja' fue una propuesta conservadora o solo un síntoma de que Yonebayashi no es tan brillante sin la protección de Miyazaki, Toshio Suzuki y Keiko Niwa, el tiempo lo dirá.

Nota: 7

Lo mejor: Su animación es fascinante.

Lo peor: Su protagonista no provoca empatía, se queda muy lejos de las heroínas de Studio Ghibli.

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