Por extraño que parezca, que en pleno 2018 sea una mujer árabe la que se ponga detrás de la cámara para dirigir una película, es algo más bien inaudito y que no hace más que poner de nuevo sobre la mesa varios debates feministas en torno al papel de la mujer en el cine, por no hablar de la figura femenina en Arabia Saudí, donde nació Haifaa Al-Mansour, quien toma las riendas de la lucha por la igualdad para presentarnos una de las propuestas más interesantes de la temporada.
A modo de biopic, 'Mary Shelley' no solo funciona como ejercicio estilístico de cine de época en el que resaltar los valores de la escritora, sino que sirve como ejemplo de máxima representación de la batalla feminista, labor que la propia autora en la que se centra la historia ya venía tomando heredada de su madre, Mary Wollstonecraft. Esta, como bien podría ser un reflejo de la propia Al-Mansour, había sido una mujer que navegó contracorriente y luchó por los ideales de sus semejantes.
Entre sus ideales, argumentó que la inteligencia de las mujeres estaba ligada a la educación que recibían, pues era diferente. Así fue como se convertía en una figura revolucionaria que sentaría las bases de la corriente feminista nacida en el siglo XIX. De su relación con el político anarquista y escritor británico William Godwin, dio fruto a su segunda hija, declarada primogénita con el consentimiento de la propia autora con la finalidad de romper todos los lazos que la unían a su anterior pareja, hecho que provocó gran rechazo social para con Godwin, pues Mary moría de septicemia el 10 de septiembre de 1797, tan sólo once días después de dar a luz a Mary Shelley Wollstonecraft, quien en 1818 engendraría a la criatura con la que pasaría a la historia: 'Frankenstein o el Prometeo Moderno'.
La creadora del monstruo
Aquí es donde la realizadora decide postrar su mirada, en el cúmulo de sentimientos y experiencias que llevarán a una joven Shelley a escribir la novela de horror gótico más importante de todos los tiempos (con permiso del 'Drácula' de Bram Stoker). Para ello, refuerza su discurso gracias a la perfecta elección de su actriz protagonista. Porque Elle Fanning ha dejado de ser una joven promesa con talento para convertirse en una de las intérpretes con una de las trayectorias más interesantes de la actualidad ('The Neon Demon', 'How to Talk to Girls at Parties' o 'La seducción' son solo una pequeña muestra de ello).
Y Al-Mansour sabe como explotar al máximo todos los matices que la joven actriz podía aportar a un personaje tan interesante como el de Shelley, quien a principios del siglo XIX desafió a la sociedad machista de su época, con una mentalidad de lucha por la igualdad de los derechos (ante todo sociales) de la mujer heredada de una progenitora a la que no había podido conocer, y que vivió una vida en constante lucha por la demostración de su valía ante la figura del hombre.
Pero por si a alguien se le podía escapar cual es el verdadero eje sobre el que se mueve la trama de 'Mary Shelley', este no es otro que el romance que la escritora vivirá junto al poeta Percy Bysshe Shelley (Douglas Booth). Esa relación tumultuosa será la que acabe derivando en que la joven Mary somatice todos sus demonios internos en aquella mítica noche de verano de 1816 en una villa suiza, Lord Byron (Tom Sturridge) retó a los Shelley y a su médico personal, John William Polidori (Ben Hardy), a escribir un relato de fantasmas.
El sentimiento de culpa por sentirse la responsable de la muerte de su madre a pocos días de su nacimiento, el vaivén en los sentimientos de su relación con Percy y las ganas de demostrar al mundo su valía como mujer con pensamientos propios, acabarán convergiendo en el papel y dando a luz a esa genuina obra del horror gótico que viene a hablar de desesperanza y del horror de la soledad, dos de los sentimientos que Haifa Al-Mansour convierte en elementos básicos de un biopic que podría haber pasado desapercibido pero que, sin embargo, resalta entre toda la inmensidad de propuestas del estilo debido a la delicadeza con la que la realizadora decide plasmar en pantalla los demonios internos de una de las figuras más importantes de la historia de la literatura.
Nota: 8
Lo mejor: Elle Fanning, espléndida.
Lo peor: Que Al-Mansour no se recree un poco más en la noche clave de la trama.
