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CRÍTICA

'Más allá de las palabras': La identidad prestada

Crítica de 'Más allá de las palabras', dirigida y escrita por Urszula Antoniak. Protagonizada por Jakub Gierszal, Andrzej Chyra y Christian Löber. Mostrada en el 65º Festival de San Sebastián.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 15 de Enero 2021 | 10:10
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Por azares del destino, el cuarto largometraje de la cineasta polaco-neerlandesa Urszula Antoniak, 'Más allá de las palabras', se ha estrenado con cuatro años de retraso tras su presentación en la Sección Oficial de la 65ª edición del Festival de San Sebastián. En este lapso de tiempo, han podido apreciarse varios largometrajes que han aprovechado la belleza del blanco y negro para narrar historias completamente diferentes, con las que este tipo de estética han ahondado en las intenciones de sus creadores.

Precisamente, el apartado técnico de 'Más allá de las palabras' es magistral, impecable, obra del neerlandés Lennert Hillege, director de fotografía de la cinta. Su cuidado blanco y negro evoca al cine más reciente de Pawel Pawlikowski, así como también a experiencias similares de otros directores que también probaron con esta estética como François Ozon o Václav Marhoul con 'Frantz' o 'El pájaro pintado'. No obstante, lo que narra Antoniak no es una historia de época, si no actual, lo que provoca que su blanco y negro ofrezca una sensación diferente.

Más allá de las palabras

Y es que la fotografía de 'Más allá de las palabras' evoca una intimidad excepcional al relato, ahondando más en el tumultuoso viaje interior de su protagonista, un magnífico Jakub Gierszal. El actor de 'Aquello que amamos' y 'La sala de los suicidas' vuelve a demostrar que es uno de los talentos más interesantes de su generación. Gierszal sabe mimetizarse con esa sensación de falso arraigo que vive su personaje, Michael, un abogado que aparenta ser el alemán ideal: alto, de porte gallarda, rubio, blanco y exitoso. Sin embargo, el joven es de origen polaco, algo que intenta ocultar todo lo posible en su acento.

Una fotografía espléndida y una interpretación magnífica de Jakub Gierszal

Antoniak, quien también firma el guion, busca plasmar la realidad de la inmigración desde un punto de vista completamente diferente al habitual, en aquel que puede adaptarse físicamente al medio pero que sabe, en su interior, que no es igual que el resto. De esta forma, la cineasta sabe abordar las contradicciones de este colectivo, cuyo cinismo les lleva a rechazar sus propias raíces, que en la cinta acaban chocando frontalmente con el protagonista cuando aparece aquel padre al que daba por muerto, interpreto por Andrzej Chyra. Por otro lado, en ese cinismo, también se atisba esa mirada hacia la inmigración a través de la aporofobia y el racismo.

Más allá de las palabras

Aunque la premisa queda clara desde el inicio, con ciertos toques de homoerotismo entre el protagonista y su mejor amigo, el alemán Christian Löber; la cineasta opta por hacer la historia más enrevesada de lo que debiera, llevando en su segunda parte la trama a una sucesión de escenas llenas de simbolismo, secuencias oníricas y un descenso a los infiernos que no queda del todo claro, como si pensase que su propuesta era demasiado convencional y hubiera que enredarla para hacerla parecer más solemne.

Esto provoca que lo que hubiera podido ser una buena respuesta femenina a Jan Ole Gerster y su 'Oh Boy' termine siendo un maremágnum de buenas intenciones, una apuesta que comienza bien, pero que, finalmente, acaba perdiendo, incluso, lógica, lo que provoca cierta sensación de frustración, debido a su espléndida factura visual, así como unos actores entregados al proyecto, muy especialmente Gierszal, hipnótico en cada secuencia, que, desafortunadamente, está tremendamente desaprovechado.

Nota: 6

Lo mejor: Su magistral fotografía, la interpretación de Jakub Gierszal y la sensual química que tiene con Christian Löber.

Lo peor: Acaba yéndose "por los cerros de Úbeda" en su segunda parte, en la que busca ser más solemne en su mensaje. Tampoco queda clara las intenciones del padre, más allá de que su regreso trastoca la vida al protagonista.

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