Alguien dijo una vez que la familia es un conjunto de personas hechas polvo, por no decir mierda, obligadas a soportarse toda una vida. Podría ser un invento pero en el caso de 'Matar al padre', la nueva miniserie de Movistar+, disponible a partir de este viernes 25 de mayo, es verdad: la norma que sustenta una casa llena de toxicidad. Un territorio hostil, como diría Jacobo, habitado, sobre todo, por un padre y un hijo condenados a relacionarse sin entenderse. La primera ficción de la plataforma dirigida por una directora, la ganadora del Goya por 'Tres días con la familia', Mar Coll, ofrece al espectador una propuesta que también pone contra las cuerdas a aquellos que miran y juzgan.
A lo largo de cuatro episodios, 'Matar al padre' apuesta por una historia emocional y metafísica, que cuela en varios puntos de su cronología partes simbólicas para reconstruir la mente de cada personaje. Coll explora la relación entre un padre completamente ignorante en el plano emocional y su hijo, hipocondríaco, perdido y dependiente. Gonzalo de Castro ('7 vidas') interpreta al progenitor protagonista, Jacobo, junto a Paulina García ('Narcos'), que encarna a Isabel, la madre. Ambos actores no dejan de representar a unos padres imperfectos, que demuestran con sus actos y decisiones desconocer también cuál es la fórmula mágica para vivir.
Al contrario de lo que muchas veces sucede en la ficción con la figura de los padres y madres de familia, idealizados hasta cierto punto aunque cometan errores, 'Matar al padre' los muestra como personajes reales, algo que entronca también con el hecho de que se les muestren como personajes muy equivocados en sus actitudes. Hablando de este aspecto, se puede hacer referencia a la "obligatoriedad" de querer y perdonar a aquellos que te crían, pasando muchas veces por alto comportamientos y situaciones imperdonables. Jacobo e Isabel, el primero con su mirada beligerante y acusatoria hacia su hijo y la segunda con su manga ancha y sobreprotección a su manera, engloban todo lo dicho anteriormente al relacionarse con sus hijos, sobre todo con Tomás (Marcel Borràs), un chico consumido por las paranoias mentales y que nunca consigue despegar en su vida ante la aspiración inalcanzable de 'normalidad' que le marca su padre.
Es, en definitiva, la levedad del ser sobre la que escribió Milan Kundera, uno de los temas principales en 'Matar al padre': la levedad de un hombre que cree tener siempre la razón y saber bien lo que hace frente a la levedad de un joven consumido por la incertidumbre que le espera a cada paso. Frente a eso también se sitúa al espectador, de forma muy cerebral, simbolismos incluidos, durante los cuatro actos, ya que la serie nos sitúa en la vida de esta familia en distintos años, uno por cada episodio. Con grandes vacíos temporales que separan las distintas entregas, la ficción empieza a exigirle al público un esfuerzo mayor, una senda que luego seguirá y estará patente en su impronta.
Marcel Borràs hace aquí un trabajo interpretativo espectacular entendiendo la psicología de su personaje y la ansiedad que le provoca, muchas veces, el no encontrar respuestas y no estar a la altura. En general, la miniserie cuenta con muy buenos intérpretes defendiendo personajes que, dentro de su idiosincrasia cinematográfica, guardan mucha verdad y paralelismos con los referentes familiares reales.
Los personajes femeninos en 'Matar al padre'
Otra cosa a comentar es el hecho de que, la primera directora a cargo de una ficción de Movistar+, no haya escrito personajes femeninos protagonistas, sólo papeles secundarios y recurrentes, como pueden ser la madre, la hermana, Valeria (Greta Fernández), o el personaje de Nuria González ('Los Serrano'). Esperar y criticar a la realizadora, sólo por el hecho de ser mujer, el que se escriba o no una obra audiovisual con protagonistas femeninas o con el peso en ellas, no es más que relegar a un "tema de mujeres" la responsabilidad de crear en la industria fílmica más historias que hablen de nosotras.
Al fin y al cabo, la responsabilidad atañe a cada director, sea hombre o mujer, y no sólo hay que pedirle explicaciones a la directora que, en una época de auge de ficciones en las que papeles femeninos lideran el protagonismo, centra el conflicto en un padre y su hijo. Se podría también haber actuado así con 'La peste', de Alberto Rodríguez, que no terminó de darle demasiado tiempo en pantalla a Patricia López Arnaiz y su retrato de la pintora Teresa Pinelo.
Por último, si hablamos de complejidad, puede que 'Matar al padre' sea la serie original de Movistar+ más autoral, tirando de cierto simbolismo en puntos concretos, vista hasta ahora en la plataforma. Todo lo que se deriva de luchar "físicamente" contra el padre se da por lo cerebral que es la ficción en el retrato y las relaciones de sus personajes, siendo muy psicótica a veces. Los recursos sonoros también tienen en este plano una función reservada, que contribuye a que sea bastante placentero ver la ficción.
Nota: 8
Lo mejor: Tiene un buen guión y una complejidad bien canalizada hacia el espectador.
Lo peor: Puede ser un poco repetitiva y machacona con su conflicto principal.