Después del infausto recuerdo de 'Capitán Trueno y el Santo Grial' (aunque no lo parezca el tebeo español tiene más referentes aparte de las creaciones de Ibáñez), escuchar el nombre de Antonio Hernández producía cierta pereza. Es una actitud injusta, de acuerdo, pero lamentablemente tenemos un serio problema para recordar las cosas buenas (mirad a Ancelotti, el técnico de Real Madrid, señalado como culpable del año en blanco cuando el año pasado levantó la Champions y este lo ha terminado como subcampeón de Liga). Nos quedamos siempre con lo último, y si es malo, más. Pero a base de trabajo y sin hacer mucho ruido Antonio Hernández le ha dado la vuelta a la tortilla concibiendo un producto notable que destaca sobre todo por el buen hacer de su reparto.
La película, que bebe de referentes muy claros como 'La ventana indiscreta' o 'Impacto', nos presenta a una suerte de ejecutivo neoyorquino (Ben Temple) que ha venido a España por negocios y ante la lejanía de su familia, vive pegado a la webcam... la cual también utiliza para "matar el tiempo". Así conoce a Sara (Esther Méndez), con quien comparte algunos momentos íntimos. Es importante señalar este punto para comprender lo pronto que empatiza el personaje protagonista con ella una vez que, a través de la señalada webcam, es testigo de la situación límite a la que se sometida Sara. Testigo invisible, en su mano está el poder ayudarla o no.
'Matar el tiempo' actualiza los códigos y convierte la ventana física en una ventana virtual y plantea una doble lectura: la propia de la trama en sí, anclada en el thriller, y otra más personal, centrada en explorar la soledad que envuelve al protagonista en su rutina diaria. Aunque finalmente ambas están muy interrelacionadas, pues es la búsqueda de afecto fuera del hogar lo que lleva al protagonista a meterse en este lío de mil demonios.
El fantasma de 'Open Windows'
De voayeurs está lleno el mundo. Y el cine. Igual que las referencias clásicas están muy presentes, es imposible no tener en mente la penúltima propuesta de Nacho Vigalondo, 'Open Windows'. Por más que -y esto hay que recalcarlo para no llevarnos a equívocos- ambas propuestas tomen caminos muy diferentes (sobre todo en lo referente al apartado formal), es cierto que comparten bastantes puntos en común. Dados los precedentes (el film de Vigalondo no funcionó especialmente bien), entra dentro de la lógica pensar que 'Matar el tiempo' puede correr la misma suerte.
El gran atractivo con el que nos encontramos al visionar la nueva película de Antonio Hernández está en su reparto. Desde sus protagonistas, Ben Temple y la debutante Esther Méndez, al plantel de secundarios encabezado por Yon González y Aitor Luna, dos matones de poca monta al servicio de una imponente Luisa Martín. Antonio Hernández subraya los arquetipos para elevar a su protagonista y que, en el momento de hacerse el héroe (siempre llega), nuestra identificación con él sea total y suframos ante las adversidades que se le ponen por delante. Ben Temple construye un arco muy verosímil (dadas las circunstancias) y transmite perfectamente la sensación de que la aventura española de su personaje le dejará marcado.
¿En el aspecto negativo? Irremediablemente el ritmo. Después de un buen planteamiento la película entra en una fase de indecisión que nos lleva a un segundo acto excesivamente largo en el que vemos a los personajes ir de un lado a otro y mostrar sus dudas o motivaciones, pero no termina de suceder nada que nos enganche; dejándonos la impresión de que, como el personaje, nosotros también estamos matando el tiempo... pero sin "final feliz". A veces un poco de tijera no viene mal. Con todo, una interesante propuesta que denota las inquietudes de nuestro cine por explorar diferentes terrenos.