Por casualidades de distribución, en España han coincidido, con un mes de diferencia sólo, los estrenos de dos cintas que reivindican el papel de la historia en la pintura, primero fue la alemana 'Paula', una cinta sobre la vida de Paula Becker. Hecha con mayor entrega y detalle, llega ahora 'Maudie, el color de la vida', filme dirigido por Aisling Walsh, protagonizado por Sally Hawkins e Ethan Hawke y que ahonda en la vida de Maud Lewis, una de las pintoras costumbristas más interesantes de Canadá.
Maud Dowley no ha tenido una vida fácil, desde muy joven ha padecido artritis reumatoide, lo que he la impedido tener una vida normal. Tras ver cómo su hermano mayor la despreciaba y le dejaba sin la casa familiar, la mujer vive temporalmente con su tía hasta que, ya adulta, Maud decide marcharse. Maud contesta a un anuncio de Everett Lewis, un pescador huraño que busca contratar a una mujer para que se haga cargo del mantenimiento de su casa y de prepara la comida. Entre ellos surgirá el amor, como también se despertará en Maud su vocación por pintar, algo que llevaba haciendo desde niña, y que volverá a aflorar en su vida, convirtiéndose en una de las artistas costumbristas más aclamadas de Norteamérica.
El arte de una mujer extraordinaria
Partiendo de la base de que la vida de Maud Lewis no fue fácil y que tiene todos los elementos para crear un biopic de superación y lleno de tópicos, Aisling Walsh y la guionista Sherry White optan por huir de falsos sentimentalismos y ejercicios de catarsis personal para centrarse en los detalles, en las emociones de su protagonista, una auténtica luchadora del día a día, de lo cotidiano. Ahí reside su encanto, en ver la fuerza interior de una mujer que, finalmente, logró disfrutar de su propia vida pese a las adversidades.
Con la pintura como forma de independencia, la película muestra a una protagonista excepcional, a la que da vida Sally Hawkins. La actriz británica muestra la mejor interpretación de su carrera. Hawkins deslumbró al público con 'Happy: Un cuento sobre la felicidad' y, posteriormente, en 'Blue Jasmine'. Con 'Maudie, el color de la vida', Hawkins se entrega en cuerpo y alma a un personaje con una fuerza interior extraordinaria pero también con unas dificultades físicas que la actriz enseña de forma fehaciente y dedicada. Salvando las distancias, Hawkins recuerda a Daniel Day-Lewis en 'Mi pie izquierdo', por su completa entrega al personaje. Al lado de una arrolladora Hawkins está Ethan Hawke, con un papel completamente distinto a los que se le suele ver, como un entrañable amargado maduro, que contrapone al espíritu optimista de Maud, mostrando a un gruñón enamorado.
¡Magistral Sally Hawkins!
Eso es también lo que hace a 'Maudie, el color de la vida', una película magnífica, el mostrar la belleza de las pinturas costumbristas de la protagonista, así como también su compleja historia de amor con el huraño pescador. Una relación muy real, alejada de cualquier tipo de efecto, con sus claros y sus oscuros, evidenciando que el gruñón Everett impulsó la vocación de Maud, convirtiéndose en su compañero leal, complementario, puesto que la pintora muestra una independencia extraordinaria teniendo en cuenta la época.
Curtida con la experiencia que da la propia vida, 'Maudie, el color de la vida' es el entregado retrato de una actriz, de una directora y de una guionista a una mujer con una fuerza poderosa y que no debe quedar en el olvido. Alejada de los cánones del biopic, la cinta, con suma delicadeza, muestra a una mujer que fue feliz pintando en su acogedora casa en el campo, sin otras necesidades que las de aprovechar cada momento de vida. Con esa sensación llena de vitalidad, la cinta se cierra y el público no puede evitar rendirse ante una protagonista excepcional. Maravillosa.
Nota: 8
Lo mejor: Sally Hawkins, su interpretación emite una fuerza interior que llega al alma.
Lo peor: Su tono dulce hará que cierto espectador, que esperaba algo más inhóspito, la vea con ojos demasiados críticos.