Ocho años después de 'The Door', el veterano cineasta húngaro István Szabó regresa al cine con 'El médico de Budapest', producción con la que parece buscar más un ejercicio de mantenimiento que un auténtico comeback, aunque lo aparente, pues el cineasta se reencuentra con aquel que fue su musa, el austríaco Klaus Maria Brandauer, para el cual también significa su regreso, pues no se ponía delante de las cámaras desde el telefilme 'Die Auslöschung', estrenado en 2013.
Lejos de las ambiciones de antaño, 'El médico de Budapest' busca ser una producción amable, feel-good, con la que Szabó parece realizar una especie de producción autorreferencial, pero sin las ambiciones que tuvo con 'Confianza', 'Mephisto' -por la que se llevó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa-, o sus incursiones internacionales con 'Cita con Venus', 'Sunshine' o 'Conociendo a Julia'. Es más, podría decirse que busca ser una especie de recuerdo agradable de sus primeros trabajos cinematográficos, como 'La edad de las ilusiones' o 'Padre'.
El toque autorreferencial viene por el carácter del propio protagonista, un anciano profesor universitario y médico al que jubilan en contra de su voluntad y que aún tiene energía para continuar con su vocación. Por otro lado, el regreso al pueblo y la mirada rural de la Hungría actual puede ser la propia de Szabó, cuyo progenitor también fue médico de pueblo. Quizás está ahí la parte más interesante del filme, en el retrato de una sociedad que tiene un fuerte dilema social respecto a su pasado, su presente y su futuro.
En ese dilema, Szabó aprovecha para plasmar las corruptelas propias de las zonas rurales y de cómo las malas praxis de la época comunista han sabido adaptarse a la realidad contemporánea. En ello, la figura del alcalde resulta fundamental, al ser una especie de cacique moderno, cuyo poder va más allá del que aparentan sus funciones. Precisamente, el regidor, cuyos planes por destruir la clínica del pueblo para construir un complejo turístico (con el que se llevará una comisión, todo sea dicho, que la corrupción no entiende de nacionalidades), es el principal antagonista de una producción que es demasiado amable y feel-good para la premisa que tiene.
Una producción amable y feel-good
Eso sí, pese que su premisa daba para un filme al estilo 'Crónica de una mentira' o 'Un héroe singular', Szabó busca la complicidad del público a través de un tono feel-good, con varios momentos ligeros y algún chiste que busca ser satírico y que solo provoca media sonrisa. Claro, con esas pretensiones, el cineasta consigue sus pocos objetivos: entretener y encandilar a un tipo de público concreto, que suele apoyar a este tipo de propuestas, en la línea de otros títulos recientes como 'Sin olvido' o 'La nueva vida de Britt-Marie'.
Acompañado por un cura que será su compañero de aventuras, interpretado por Károly Esperjes, Klaus Maria Brandauer ofrece una interpretación decente, propia de un veterano que, además, demuestra que aún tiene mucho que ofrecer (prueba de ello es que, tras esta película, rodó un ambicioso proyecto televisivo titulado 'Enemigos'). No obstante, quizás lo que peor retratado está son los personajes femeninos, que son meras comparsas de los protagonistas masculinos y que, la verdad, solo provoca la sensación de estar viendo un título más propio de finales de los 90 que actual.
'El médico de Budapest' es una producción que cumple con sus objetivos, cierto, solo que estos son bastante limitados. Se echa en falta algo más, especialmente viniendo del director de 'Mephisto'.
Lo mejor: Cómo plasma la vida rural de la Hungría actual que, además, ayuda a comprender ciertas cosas del país magiar.
Lo peor: Tiene alma de telefilme. No ayuda la continua sensación de estar viendo una producción de TV5 Monde para ver en el horario de sobremesa.
