Durante la época estival, la industria cinematográfica siente una gran predilección por estrenar grandes blockbusters de acción, siendo una tradición desde que 'Tiburón' de Steven Spielberg la instaurase en los 70. Cinco años han pasado desde que los aficionados a los depredadores marítimos y el icono de la acción Jason Statham disfrutasen de 'Megalodón', una superproducción ambiciosa que, a pesar de funcionar en taquilla, no logró estar a la altura de otros blockbusters veraniegos.
Y es que, la ejecución del desorbitado presupuesto de 150 millones de dólares del que gozaban Jon Turteltaub y los suyos dio como resultado una película que no dejó mucha impresión, una propuesta carente de humor, con una línea argumental floja y muy poco suspense. Aun así, se hizo con 530 millones de dólares en la taquilla, por lo que se decidió realizar una secuela para tomar otro camino, contando de nuevo, eso sí, con su Mesías original y uno de los Santos Patronos de las películas de acción. Jason Statham ha vuelto para traernos la segunda parte de 'Megalodón', 'Megalodón 2: La fosa', en la que Ben Wheatley recoge el testigo de la dirección.
Aunque se sobreentiende que el éxito es el objetivo de cada película, se debe aclarar que su baremo es muy distinto para cada persona y producción. Contextualicemos un poco: estamos viendo la secuela de un filme que fue duramente castigada por la crítica y aquellos que consiguieron disfrutar de su trama, es porque su criterio cinéfilo supo ajustarse a lo que estaba viendo. Vamos, que hay que saber a lo que vamos con ella. Su objetivo es el entretenimiento, la distracción y, teniendo esto en mente, esta nueva entrega puede tacharse de éxito, sobre todo porque entretiene y supera a su predecesora. Aunque no de manera muy holgada.
La variada filmografía de Wheatley nos hacía intuir cambios sustanciales. Aunque filmes suyos como 'Free Fire' o 'High-Rise' lo postularan como autor de cine de culto que mostraba una visión personal por la violencia, la comedia e incluso el humor negro, el realizador ha continuado su carrera con una filmografía impredecible que le ha llevado hasta la dirección de blockbusters. Los cambios que la segunda entrega de 'Megalodón' parecía necesitar se daban por descontado y Wheatley era un candidato perfecto para efectuarlos, pero de nuevo, la decepción saca su mejor smoking de gala para hacer presencia en una continuación que parece seguir sintiéndose cómoda en la fiesta de la mediocridad.
El enfoque para este nuevo film en la saga oscilaba entre dos opciones: una es que debido a su temática, podríamos estar ante una trama totalmente desgarradora (literalmente),llena de duras secuencias de muertes, asesinatos y agónicas formas de morir. Otra, es la de un blockbuster de acción que, a pesar de ser conscientes de cuál es su situación, sepa manejar la comedia y hacerla atractiva para un público amplio. Y una vez más, sin importar el cambio de reparto, guión o director, 'La fosa' se queda en tierra de nadie. El resultado es una película sorprendentemente limpia en sus muertes, con muy poca sangre o elementos viscerales que te hagan compungirte en tu asiento (lo cual no es necesariamente malo, pero sí chocante) y con un elemento de la comedia menor del esperado por los adelantos promocionales, reinando el dramatismo por todos los lados. De alguna manera, sus carencias se retroalimentan entre sí y teniendo en cuenta el potencial que podría tener si se hubiese decantado por un u otro bando, convierte a esta película en una producción que deja bastante indiferente.
El argumento sin embargo, es algo más llamativo. No todo gira en torno a los megalodones, sino que a esto, se le debe añadir una historia repleta de codicia, traiciones y algún que otro elemento sorpresa. Aunque no haya escenas truculentas, sí que te llevas algún que otro sustillo y a decir verdad, son muy agradecidos; previsibles, pero agradecidos. 'Megalodón 2: La fosa' no va a ser el sumun del suspense en este 2023, pero sí consigue mantenerte atento en las partes más importantes de su línea argumental. Aún así hay puntos a mejorar, ya que llega un momento donde la acción es tan caótica que llegas a olvidar quién es el verdadero antagonista y aunque a veces, esta fórmula pueda funcionar, Wheatley ha dispuesto los elementos de su filme de manera algo confusa.
Hablando de acción, esta no va a ser una de las películas que destaque por sus increíbles escenas o por ser el epítome del cine de monstruos, como lo son 'Tiburón' o 'Parque Jurásico', ambas de Steven Spielberg. La falta de violencia visual resta mucho potencial a los Megs y al ser un elemento tremendamente manido, hace que sin variantes sangrientas o imaginación, todas las muertes se sientan como una misma y a la vez, como ninguna. Los combates no son nada destacables, pero tampoco penalizables. Entretienen lo justo y necesario para que sus escenas no se hagan largas e interminables.
El desenlace del argumento representa el clímax de la locura y el caos, habiendo diversas batallas, elementos de acción y por supuesto, inverosímiles heroicidades porque, ¿qué sería de estas películas sin esos pequeños/gran elementos poco factibles? Aun con todo esto y como diría un maestro mío, lo más importante de una película es que tenga un principio, desarrollo y desenlace, y esta deja cumple con un final "feliz" en el que se dejan pequeñas lagunas en su final (¿para una tercera parte?).
Los personajes: la criptonita de 'La Fosa'
Si hay algo que me ha dejado totalmente frío ha sido la caracterización de los personajes. Por un momento sentí miedo de mí mismo y pensé que me convertí en una persona totalmente desapegada y falta de empatía, pero esa minicrisis se me pasó cuando caí en la cuenta de que todos y cada uno de los personajes fallan en su función de hacerlos conectar con el público. Cuando los personajes que mueren (que desde el principio sabes quiénes van a ser) desaparecen, te cuestionas cuándo se han introducido en la película y cuál era su función, porque aunque algunos de ellos puedan tener un papel 'relevante', ni las propias personalidades de la trama lo sienten como tal.
Sus antagonistas, en especial el papel de Sergio Peris-Mencheta, es totalmente plano y rozando lo aburrido y su principal secuaz, desaparece de una manera muy sigilosa y poco convincente para lo que se presupone que son estas películas. Tal vez el papel más distintivo de todos (a excepción de Statham) sea el de DJ (Page Kennedy), ya que es el único que de manera más o menos regular consigue hacer reír al público. A través de su interpretación, Kennedy se imbuye en una especie de sátira cómica recién salida del GTA con un humor que a veces funciona y otras muchas no, pero como es el único que lo intenta, le otorgamos la medalla al mérito.
En cuanto a mis feligreses Stathamhianos', no os pongáis nerviosos, que ahora dedicamos nuestro párrafo para uno de los doce apóstoles que predican con el proverbio de la mejilla caliente; carencia de palabra. Su personaje es el habitual y funciona como prácticamente en el resto de sus películas: bien. Serio, con temple y con sus pequeños punch lines humorísticos que lo caracterizan y que hacen que su personaje destaque cuando tiene que hacerlo.
En definitiva, 'Megalodón 2: La fosa' es una película que se mueve en el baremo de la futilidad pero que en contraposición a su primer filme, es decentemente entretenida. Ese toque extra de creatividad que esta producción necesitaba finalmente no se ha dado, pero al menos han conseguido elaborar un guión más distintivo que despierte la curiosidad de los presentes en la sala de cine. Aún así, el evidente plan de que 'La fosa' sea una producción 'para toda la familia' (siempre y cuando resistas ante algunos sustos) coarta en exceso el potencial del filme haciendo que, a pesar de sus destellos de diversión, este Megalodón vuelva a ser el indiscutible rey de las aguas del desdén.
