*Esta crítica contiene pequeños spoilers de los cinco primeros capítulos de 'Merlí: Sapere Aude'
Si salimos a la calle y le pedimos a la gente que cite una serie catalana, es probable que 'Merlí' sea la más nombrada. La ficción de TV3 que estrenó Héctor Lozano en 2015 fue consiguiendo adeptos poco a poco hasta culminar en un verdadero fenómeno global gracias a su emisión en Netflix. Aunque 'Merlí' dijo adiós en 2018, su equipo no estaba preparado para despedirse. Esto es 'Merlí: Sapere Aude', el spin-off de Pol Rubio, el personaje de Carlos Cuevas. Es 'Merlí'. Y no lo es.
Salir de la estela de una ficción con tanto peso era un reto complejo, pero Héctor Lozano lo maneja con mucha soltura. La esencia de la serie que nos conquistó está ahí. En la filosofía que impregna todo. En esa Barcelona joven y llena de vida. En personajes como Pol, Bruno (David Solans) o Carmina Calduch (una siempre certera Ana María Barbany). Pero también hay detalles que nos recuerdan que estamos ante algo diferente.
'Merlí' se hace mayor
Se ha citado mucho la madurez para definir esta serie y es uno de los aspectos que más llama la atención. Los jóvenes que se enamoraron de 'Merlí' ya han crecido y la serie crece con ellos de manera natural. Es muy notable el aumento de presupuesto, que supone un revulsivo para la ficción. La fotografía está mucho más viva, vemos más Barcelona y hasta bajamos a la Barceloneta. La duración de la temporada y de los capítulos es menor, lo que permite eliminar las tramas secundarias que a veces empañaban 'Merlí'. Aquí se cuentan menos cosas pero se explican más, dando espacio para que las historias se desarrollen y crezcan.
Entremos en vereda. ¿Está María Bolaño, la profesora de Ética de María Pujalte, a la altura de Merlí? Sí y no. La ausencia del profesor de instituto marca la serie pero no la dirige. Aunque se haya vendido así, Bolaño no entra para sustituir a Merlí, y se articula como un personaje propio, con sus ideas y dificultades personales. Pujalte es una incorporación excelente, que encaja en el universo desde un lugar distinto, con una profesora más cerrada y que incluye dos interesantísimas líneas argumentales que abren su camino: su inclinación a sobrellevar los problemas de formas poco sanas y su relación con su hija (Gloria Ramos, que ya apuntaba maneras en 'Campeones').
El trabajo de Francesc Orella fue excepcional pero lo bueno de 'Sapere Aude' es que no necesita a Merlí en ningún momento. Que una ficción sea capaz de continuar dejando atrás su columna vertebral significa que el resto de sus personajes tienen potencial de sobra para llenar ese vacío, algo que se demuestra en estos capítulos. La muerte de Merlí se explora ampliamente a través de Bruno, Pol y Calduch, construyendo un amplio relato sobre el luto y las formas en que lo afrontamos. Además, la desaparición de Merlí también elimina algo que la serie original lastró durante todas sus temporadas: su falta de crítica con el machismo lacerante que, demasiadas veces, demostraba su protagonista.
Pol se atreve a saber
"Sapere Aude" se suele traducir como "atrévete a saber", y este tópico kantiano no podría definir mejor el viaje que efectúa Pol en su spin-off. Carlos Cuevas tiene muy asimilado a un personaje que se erige como único protagonista. Si en 'Merlí' la historia era muy coral, aquí nos limitamos a la trama de Pol, con algunas pinceladas de Bruno y Bolaño. Esto, sin embargo, no es una mala noticia, pues la exploración del joven estudiante da mucho de sí.
Encontrar personajes bisexuales en televisión es difícil. Encontrar hombres bisexuales en televisión es casi imposible. Pero que un hombre bisexual protagonice una serie y viva su atracción a ambos géneros de forma explícita y natural... es un milagro. 'Merlí: Sapere Aude' no trata la sexualidad de Pol desde la espectacularidad sino desde el autoconocimiento y la curiosidad. El tratamiento es impecable: la bisexualidad no define a Pol pero es un aspecto relevante de su vida que la ficción no ignora. Y, por fin, el personaje tampoco (y hasta aquí puedo leer).
Si 'Merlí' era sexual, este spin-off lo multiplica por mil. Hay fuegos artificiales casi en cada capítulo y muy poco queda a la imaginación. Ya se demuestra desde la primera escena y a partir de ahí la temperatura no deja de subir. Cuando creemos que no puede ir más allá, lo hace, otorgando escenas que va a ser difícil olvidar. Es muy posible que 'Merlí: Sapere Aude' tenga la mayor densidad de sexo homosexual que se ha visto nunca en una serie española. El sexo no resulta impostado ni artificial, como sucede a veces en 'Élite', otro estandarte de la ficción juvenil española. En una escena, presenciamos un montaje de tres personajes explorándose a sí mismos en la intimidad de sus casas. También se trata la sexualidad en personas con discapacidad y la educación en el consentimiento. Y que no teman los fans, Brunol sigue adelante en una evolución lógica que mantiene la tensión en ambos lados de la pareja. La serie arriesga sin miedo y la jugada sale bien porque nunca cruza el límite: el sexo se trata con naturalidad y para Pol y los otros personajes es una forma positiva e indispensable de conocerse a sí mismos y al otro, en todos los sentidos.
¿Dónde están los demás?
En cuanto a los nuevos personajes, destaca un hipnótico Pablo Capuz, que exprime al máximo a Rai, un chico de clase alta que descolocará los sentidos de Pol. El resto de la nueva pandilla cumple su cometido, pero en muchas ocasiones parecen estar ahí solo para darle color al fondo, con tramas poco exploradas. A nivel personajes, también se echa de menos una conexión más solida con la serie original. ¿Por qué no aparece Tània (Elisabet Casanovas), la mejor amiga de Bruno y ex de Pol? ¿Por qué no hay ninguna mención a Gina (Marta Marco i Vinyes)? ¿Y la hermana de Bruno? La necesidad de cortar puentes para reiniciar la historia es un arma de doble filo, pues entrega ciertas incoherencias que no pasarán desapercibidas para los fans acérrimos.
Por lo demás, se aprecia una mezcla mayor entre castellano y catalán, que podría venir impuesta por el salto al mercado nacional, pero tiene mucha lógica al pasar a la universidad. La mezcla de lenguas (pues también se habla inglés y francés) enriquece mucho a 'Sapere Aude'. De igual manera, el tratamiento de la filosofía es menos teórico y más aplicado. No en vano, la asignatura central es Ética. Así, la temporada se articula como mucho más política. Se representan huelgas, se habla de las dificultades para conseguir becas, se trata la inmigración, se comenta la situación política catalana... Y, por supuesto, Héctor Lozano mantiene su firme compromiso con la defensa de la educación pública, algo de lo que 'Merlí' siempre hizo gala y que aquí se hace más incisivo si cabe.
'Merlí: Sapere Aude' mantiene la esencia original pero aporta nuevos frentes, llevando a sus personajes a otros lugares que siguen resultando orgánicos por una unión impecable de guion, dirección y actuación. Es un fiel reflejo de la parte más adulta de la generación Z y una pieza indispensable del abanico de ficción juvenil de nuestro país. La serie de Héctor Lozano se hace mayor en la universidad y ojalá termine la carrera con nosotros. Pol Rubio, queremos todo contigo.
La temporada completa de 'Merlí: Sapere Aude' ya está disponible en Movistar+.
Nota: 8
Lo mejor: Encuentra su identidad sin renunciar a la esencia Merlí.
Lo peor: La conexión con la serie original podría estar mejor construida.