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CRÍTICA

'Mi gran boda griega 2': Amor en tres generaciones

Kirk Jones trae la secuela de la famosa 'Mi gran boda griega', después de casi 15 años. Los Portokalos vuelvena la gran pantalla. En cines el 23 de marzo.

Por Diego Alfonso Pizarro Da Costa 23 de Marzo 2016 | 09:30

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Segundas partes nunca fueron buenas, o eso dicen, y en muchas ocasiones eso se cumple y en este caso no es del todo así. 'Mi gran boda griega 2' llega casi 15 años después desde que se estrenase la película original, dirigida por Joel Zwick. En 2002 conocíamos las aventuras de Toula Portokalos y su peculiar familia, enamorando a los espectadores con una comedia fresca y que pese a contener varios clichés del género, fue una propuesta bastante rompedora para la época y nos permitía conocer (un poco) la cultura griega de una manera simpática, estereotipada y sobre todo, divertida. Las carcajadas estaban aseguradas en este film, prueba de ello fue su nominación a los premios Oscar en la categoría de 'Mejor guion original'.

 'Mi gran boda griega 2'

Con esta secuela, dirigida por Kirk Jones y con Nia Vardalos nuevamente como guionista, volvemos a ver a la familia Portokalos muchos años después. Realmente, Jones y Vardalos han sabido introducir el film de una manera muy cómoda, trayendo frases míticas del primer film para rememorar algunas de las mejores situaciones de 'Mi gran boda griega', como el ya famoso discurso de Gus Portokalos sobre su insistencia de que las mujeres deben casarse jóvenes y con un hombre griego. De esta manera, consiguen que haya un olor familiar (que no del todo repititvo) en la cinta, es como volver a ver a unos amigos después de muchos años.

El problema surge con el desarrollo de las tramas que se abren en el film, nos encontramos con tres historias principales en paralelo que no terminan de concretizarse del todo. ¿La razón? Se intenta abarcar todos los personajes que intervienen en la historia pero al final no se desarrolla lo suficiente ninguna, incluso aquellas tramas en paralelo más secundarias que podrían haber dado más de sí, como la relación del hijo de la tía Voula, se quedan en pequeñas pincelas, en alguna parte puestas con calzador. La coherencia narrativa y la idea para continuar la película de 2002, a diferencia de otras cosas, ha sido acertada para innovar un poco la historia. No se ha convertido en una secuela de generaciones y que vuelva a pasar exactamente casi lo mismo que en la primera película, sino al contrario, se fragua una situación alocada pero que se enmarca perfectamente en el estilo de esta comedia.

 'Mi gran boda griega 2'

Pese a que su principal problema se encuentra en la concretización de las historias principales no habiendo una consistencia en el largometraje, como contraparte, su punto fuerte es mostrar una realidad de cómo son las relaciones entre generaciones. Jones plasma la dificultad y las diferencias que hay entre las relaciones amorosas entre adultos, gente de la tercera edad y adolescentes, además de los propios conflictos intergeneracionales. A través de un humor que ya pudimos ver en la primera entrega, se crea una atmósfera de buenrollismo que da como resultado una comedia simpática que tiene puntos de comedia muy buenos y que no se toma en serio todo. Es cierto que es una secuela que cae en el oportunismo (con la fiebre de reboots, remakes, etc.), sobre todo por cómo se desarrolla el problema principal (algo que es un tanto incomprensible con todos los años que han pasado y por la razón que se podría haber descubierto antes) que chirría un poco, pero cumple su cometido y agrada a la audiencia que ya se enamoró de la primera parte que, pese a no estar totalmente a su altura, tampoco es un total desastre.

Las actuaciones de los actores son lo que ya se espera, pero Nia Vardalos, Michael Constantine y Lainie Kazan vuelven a comerse la pantalla. El resto del reparto también tiene unas interpretaciones que permiten dar a la historia ritmo pero, sin duda, la mejor decisión del director ha sido dar más peso al personaje de Mana-Yiayia, en la piel de Bess Meisler. Es uno de los personajes con el que más te vas reír. Los jóvenes Elena Kampouris y Alex Wolff cumplen con su función, no dejan de representar el cliché de la adolescente incomprendida y el chico pardillo del instituto, pero aun así tampoco molestan demasiado en la historia. En líneas generales, el reparto coral gana muchísimo en sus intervenciones juntos, la familia Portokalos siempre será la familia Portokalos.

Grandes bodas

 'Mi gran boda griega 2'

El concepto de volver a poner 'Mi gran boda griega' en el título no es otro que se produzca una boda (además de llamar a los espectadores que ya vieron la primera). La realidad es que el director ha sabido jugar con este concepto del film, dado que sorprende la forma en que lo realiza. Atrás queda la bonita historia de amor de Toula y el guaperas de Ian, para dar paso a otras. Aun así, las intenciones de tener al personaje de Toula con la mayor parte del peso no se evitan, pero sí que ya no vemos a la joven perdida de la primera película. Una reflexión hacia dónde van las relaciones amorosas después del tan esperado sí quiero y cómo influye la familia y los hijos.

No se sabe si habrá 'Mi gran boda griega 3', pero como se dice, muchas veces una retirada a tiempo es una victoria. Después de esta secuela, que no es lo peor, estaría bien decir adiós a la familia Portokalos y no intentar estirar el chicle hasta que se rompa. Es cierto que quedan algunas incógnitas de cómo seguirá la familia pero la realidad, es que las tramas al no terminar de cuajar totalmente no tienen tal peso como para hacer otra película sobre ello. Es mejor un final digno, que una continuación odiosa. Y seguramente Nia Vardalos ya lo sepa.

Nota: 5/10

Lo mejor: Volver a escuchar el humor de la familia Portokalos.

Lo peor: La poca consistencia de las historias.