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CRÍTICA

'Mi vacío y yo': La vida de Raphaëlle

Crítica de 'Mi vacío y yo', dirigida por Adrián Silvestre, escrita por Silvestre, Raphaëlle Pérez y Carlos Marqués-Marcet. Protagonizada por Raphaëlle Pérez. Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 9 de Septiembre 2022 | 12:15
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Mi vacío y yo': La vida de Raphaëlle

En 2021, el valenciano Adrián Silvestre deslumbró con la magistral 'Sedimentos', en la que hizo un sincero retrato de seis mujeres transexuales. Ya en la entrevista que eCartelera le hizo con motivo de su estreno comercial, tras triunfar en la SEMINCI de Valladolid, donde obtuvo la Espiga Arco Iris, el cineasta reveló que iba a continuar explorando la realidad trans en su siguiente largometraje, 'Mi vacío y yo', el cual puede considerarse una especie de continuación temática y que llega a salas comerciales tras su exitoso pase por la 25ª edición del Festival de Málaga, donde obtuvo la Biznaga de Plata al Premio Especial del Jurado.

Mi vacío y yo

Más allá de la continuación temática, 'Mi vacío y yo' explora la realidad de la séptima mujer que no pudo estar presente en 'Sedimentos', Raphaëlle Pérez. La más joven del grupo, el filme muestra cómo esta veinteañera francesa, recién llegada a Barcelona, tuvo que enfrentarse a una serie de cambios de golpe, como reconstruir enteramente su propia identidad, no solo sexual, sino como persona y cómo el otro, la sociedad, la percibía. El filme muestra los dos primeros años de su proceso de reasignación y retrata los momentos más luminosos de la transición, así como los más espinosos, siendo otro reflejo de lo que vive una mujer transexual.

En la línea de 'Sedimentos', 'Mi vacío yo' tiene una mirada de cine social, en lo referente al encaje de la nueva realidad de Raphaëlle en un entorno que deja una sensación de constante alarma. Pero, como sucedía también en el mentado documental, la cinta trasciende a ello gracias a que se narra desde lo íntimo y cotidiano, con una joven que acaba de salir de la adolescencia y que se ve enredada en el complicado mundo de los adultos, a lo que se le debe añadir su propia situación como mujer trans. Situaciones así convierten la propuesta de Silvestre en un nuevo triunfo cinematográfico que sabe encontrar equilibrio entre lo social, lo dramático y lo artístico, al recordar que, ante todo, lo que se está viendo es cine.

Mi vacío y yo

Un retrato íntimo y comprometido

Eso sí, 'Mi vacío y yo' se plantea desde la ficción, aunque tenga ciertos elementos propios del cine documental. La cada vez más difusa línea entre ambas formas de ver el cine (desde la ficción o la no ficción) hacen que se recuerde que, precisamente, Silvestre, es uno de los mejores exponentes de esta mirada cinematográfica, que combina lo real con aquello que pertenece a la creatividad, dejando un trabajo excelente, en la línea de títulos recientes como 'Seis días corrientes' o 'Los días que vendrán'. Precisamente, de esta última puede verse la mano de Carlos Marqués-Marcet, el cual participó en la elaboración del guion junto con el propio Silvestre y Raphaëlle Pérez. Mención también para su magnífica fotografía, obra de Laura Herrero Garvín, directora de 'La mami' y quien ya fue la directora de fotografía de la más que mencionada 'Sedimentos'.

Mi vacío y yo

Pérez se convierte también en la actriz protagonista de su propia historia. La joven gala desborda naturalidad en su continua búsqueda de encajar en el mundo. Es fascinante esa conversación interna que tiene respecto al eterno dilema de que el propio individuo es por voluntad propia y lo que es por normas sociales. En lo referente a la realidad trans, esta disyuntiva cobra mayor sentido. A ello, por supuesto, se muestra cómo su manera de relacionarse con el sexo opuesto provoca diversas reacciones y el filme sabe mostrar cada una de ellas con máxima naturalidad y cierto sentido de denuncia.

'Mi vacío y yo' confirma a Adrián Silvestre como una de las voces cinematográficas más fascinantes del cine independiente español, a la hora de saber crear un relato en base a lo íntimo y hacer de ello una propuesta con una profunda mirada social. A ello se suma su magistral habilidad para caminar entre la ficción y la no ficción, en un ejercicio que lo eleva y, volviendo al inicio del párrafo, lo reivindica como una de las figuras más interesantes del cine de autor.

Nota: 8

Lo mejor: Las conversaciones de Raphaëlle con las miembros de la asociación I-vaginarium.

Lo peor: Tiene ciertos momentos algo más ligeros que, quizás, lo son demasiado.

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