Quizá el género en el que más complicado sea sorprender sea en la comedia romántica. Están sus fórmulas tan resabidas y consagradas que, cuando nos encontramos algo como 'Trainwreck', nos llevamos las manos a la cabeza en señal de "aleluya". Hay películas que, en lugar de innovar, abren los brazos a los clichés, a los lugares comunes y se dejan llevar. Así es 'Mi vida a los sesenta', una cinta que fácilmente podría ser de los noventa.
Su premisa es lo más original: una mujer que, tras ser despedida de su trabajo, decide quedarse embarazada... a los sesenta y a través de inseminación in vitro. A raíz de esa idea que aparece en su mente, un grupo de secundarios harán apología de las desventajas de entrar en la tercera edad, todo ello comandado por un señor que cree tener treinta años y que representa toda la caspa masculina que os podáis imaginar. Como habréis podido intuir, ambos se encuentran de la forma más fortuita y, tras varias idas y venidas, algo surgirá entre ellos.
'Mi vida a los sesenta' podría haber sido un alegato feminista al más puro estilo "nosotras parimos, nosotras decimos" pero no, prefiere dar importancia al qué dirán y, lo que es aún peor, dejar que esas voces ganen en lugar de que sea la de la protagonista la que suene más fuerte.
A mi parecer, el principal problema de la cinta reside en sus protagonistas. Por un lado, Louise, una mujer enfadada con el mundo cuyo rasgo más definitorio es que no ha conseguido hacer ningún amigo en la vida. Es fría, dedicada en su trabajo y, por ello, no ha conseguido una pareja ni se ha quedado embarazada antes... O eso es lo que deja entrever la película: una mujer trabajadora y obstinada en sus metas no puede conseguir un gran amor porque eso está reservado para las otras, las que dedican su vida a los hombres y sus hijos.
De hecho, una de los mensajes que sobresalen es que su intención de quedarse embarazada es como una sustitución del trabajo que acaba de perder. No la vemos ansiar el cuidado de un niño sino todo lo contrario: su primer contacto con un bebé de mentira acaba con éste siendo tirado por la ventana. ¿Qué quiere decirnos esto? Que el personaje no sabe lo que quiere y que, quizá, lo único que busque es un trabajo que la mantenga ocupada. Un mensaje extraordinario, ¿verdad?
Por otro lado, tenemos a Frans, un hombre detestable, un veinteañero embutido en el cuerpo de un señor de sesenta. Todo lo hace mal y en él se representan todos los clichés sobre la masculinidad a determinada edad que podáis pensar: un peluquín, un amante de corta edad de la que se enamora y una misoginia tremenda. Parece que estés oyendo hablar al típico hombre de pueblo que trata a las mujeres por encima del hombro... ¡Y encima pretenden que nos riamos!
Menos mal que no todo es malo en la función y hay dos personajes secundarios encantadores y coherentes: el primero, el hijo de Frans, un periodista sobre los treinta años que dota de cordura a las tramas y que, imagino, representa a la figura del espectador dentro de toda esta locura inexplicable; el segundo, la madre de Louise, fantástica de principio a fin, divertidísima y todo lo alocada que una comedia en condiciones requiere.
Las risas que no llegan
No hay nada peor en el mundo que un cómico sin gracia, ese silencio incómodo tras un chiste o una sobreexplicación de una broma sin sentido. 'Mi vida a los sesenta' es algo así: una historia que parece haber estado durante años guardada en un cajón y que, tras sacarla, no ha sido desempolvada y sigue desprendiendo ese olor a rancio de una sociedad que no avanza.
No es aburrida y, probablemente, te arranque alguna que otra sonrisa pero, ¿es eso lo que le pedimos a una comedia del 2014 (llega con dos años de retraso, y con razón)? Luego nos quejamos de que haya quien no sea capaz de ver a cuatro mujeres protagonizando un remake de 'Los Cazafantasmas'. Pero, ¡cómo no va a haber gente así, si se producen películas que hacen apología de que las mujeres han de elegir entre su trabajo y tener una familia!
El gran inconveniente de 'Mi vida a los sesenta' es ese mensaje tan pasado que subyace durante el metraje. Creo que sus guionistas tenían en mente la idea de poner una mujer fuerte y dedicada en su trabajo y han acabado mostrando a una loca del control que ha preferido encerrarse en los laboratorios a tener una vida social y, para ello, han tirado de todos los clichés habidos y por haber. Lo mismo para ese hombre protagonista salido del Cromañón.
NOTA: 2
LO MEJOR: Carmen-Maja Antoni, como la madre de Louise.
LO PEOR: Su tufo a rancio.
