Más allá de erigirse como una de las principales industrias de Sudamérica, el cine argentino es uno de los que más se atreve a innovar, ofreciendo propuestas originales y sugerentes, especialmente de las nuevas generaciones. Tras haber logrado el aplauso de la crítica con su ópera prima, 'Hoy partido a las tres', Clarisa Navas regresa con 'Las mil y una', una historia en la que demuestra ser una de las cineastas más interesantes del panorama sudamericano actual, al traer un estilo que va a caballo entre el cine de Víctor Gaviria, Marco Berger y Robert Guédiguian.
Navas regresa a los barrios humildes con su segundo largometraje. En 'Las mil y una', la cineasta, que firma también el guion de la cinta, vuelve a sus orígenes, al retratar una historia ambientada en Las mil, barriada de Corrientes, capital de la provincia homónima, situada en la zona más al noreste de la Argentina. Es un relato más personal, si cabe, pues Navas vivió su infancia y juventud en la zona, a la que le rinde tributo, en cierta forma.
Ya en 'Hoy partido a las tres', Navas plasmaba la realidad y problemática de las zonas más deprimidas del país sudamericano. Con 'Las mil y una', continúa explorando la situación social que se vive en la zona, ahondando en una mirada diversa, pues sus protagonistas son LGBT, lo que le otorga al largometraje un enfoque diferente a lo visto en producciones semejantes.
Una propuesta valiente. Navas se perfila como una de las directoras más interesantes de la nueva generación de cineastas argentinos
Debido a su manera de rodar, 'Las mil y una' evoca a películas como 'La vendedora de rosas' o 'Juliana'. No obstante, Navas opta por darle un tono mucho menos dramático, plasmando la realidad como si de un documental se tratase. Es más, a excepción de Ana Carolina García, el resto de protagonistas no tenía experiencia interpretativa, lo que le añade una veracidad similar al cine de Gaviria. Sin embargo, su enfoque social es más cercano al europeo, al no ofrecer una perspectiva fatalista. Esa combinación, añadido con protagonistas queer, convierte al filme en una propuesta original.
Navas consolida su posición como una de las realizadoras más interesantes del panorama argentino actual, pues logra narrar historias personales llevadas a la ficción y a la denuncia social. Un magnífico ejemplo de que el cine en clave LGBT y su capacidad de plasmar realidades sociales alejadas del convencional cliché.
Nota: 8
Lo mejor: Su apuesta por narrar una historia LGBT con denuncia social.
Lo peor: Que pueda pasar desapercibida en la cartelera.