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CRÍTICA

'Mis queridísimos hijos': Poderoso caballero es don Dinero

Crítica de 'Mis queridísimos hijos', comedia dirigida y escrita por Alexandra Leclère, protagonizada por Josiane Balasko, Didier Bourdon, Marilou Berry, Cédric Ben Abdallah y Laurent Stocker.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 1 de Julio 2022 | 13:00
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Mis queridísimos hijos': Poderoso caballero es don Dinero

Haciendo honor a su nacionalidad, la comedia feel-good francesa sigue siendo esa aldea gala ante el dominio total de los blockbusters estadounidenses o el cine minoritario de arte y ensayo. Con una mirada más comercial que no impide disfrutar de una propuesta inteligente y bien construida, como las realizadas por Alexandra Leclère, quien estrena 'Mis queridísimos hijos', que, con atino, retrata una realidad muy incómoda relacionada con el tratos los hijos a los padres cuando vuelan del nido y cómo, en muchos casos, terminan moviéndose por el interés, reflejando un fastidioso de las relaciones familiares.

Mis queridísimos hijos

La película plantea una pregunta que muestra cómo, ante una situación excepcional, el ser humano reacciona de manera inesperada: ¿qué pasaría si les toca la lotería a unos padres ya jubilados cuyos hijos los visitan de Pascuas a Ramos? Leclère plantea esa cuestión desde un caso hipotético, pues sus protagonistas, dos formidables Josiane Balasko y Didier Bourdon (habituales de su filmografía), fingen haber ganado la lotería para ver si consiguen que sus vástagos vuelvan a casa por Navidad. Una situación que da pie una serie de momentos cómicos a la par que incómodos, que muestran el peor rostro de las relaciones familiares.

Leclère consigue dosificar los momentos de 'mala leche' para dejar espacio a una comedia ligera que, ante todo, busca entretener. El resultado es un equilibrado ejercicio feel-good, en el que se muestra el lado más narcisista y egoísta de los descendientes, los que solo se acuerdan de sus familiares cuando sienten la palabra 'herencia'. Es interesante cómo la cineasta, quien firma el guion, no ha dudado es sacar su lado más 'destroyer' en el retrato de los vástagos ingratos. Por otro lado, evita convertir en pobres víctimas a los progenitores, gracias a un tándem de actores magníficos, que logran crear una farsa divertida, en la que es imposible no sentir cierto placer malicioso por la mala fortuna de los hijos.

Mis queridísimos hijos

Divertida comedia feel-good con cierto toque gamberro

Leclère, quien ya demostró tener maña para las comedias feel-good con las estupendas 'Las hermanas enfadadas' o 'Solidarios a la fuerza (Bienvenidos pero... no tanto)', vuelve a brillar con una propuesta notable, de esas que muestra las virtudes del cine galo en lo referente a industria, al ser esa tercera vía entre lo comercial y lo autoral, esa que no debe perderse a pesar de la situación crítica en la taquilla a nivel internacional; además de recordar que la comedia que a mira a las grandes audiencias no tiene por qué ser una propuesta zafia, sino tener ese punto elegante y único del sello francés.

Mis queridísimos hijos

'Mis queridísimos hijos' es una buena propuesta gala para sacar una sonrisa al público, lo cual consigue gracias a un equilibrio entre sus escenas más salvajes y cierto aire irónico en su mensaje. Con un equipo actoral magnífico, pues también brillan Marilou Berry, Cédric Ben Abdallah y especialmente Laurent Stocker, quien en sus breves momentos deslumbra, la cinta de Leclère convence y provoca esa magia que solo se consigue con la comedia en gran pantalla, que contagia la carcajada de forma colectiva, logrando que, al menos durante 95 minutos, los espectadores dejen cualquier tipo de problema en modo avión para dejarse llevar por un momento de divertimento con clase.

Nota: 7

Lo mejor: Cómo los momentos más 'bestias' encajan dentro de la trama.

Lo peor: No deja de ser una producción comercial, lo que significa que el riesgo es mínimo.