Desde que se supo que Roland Emmerich volvía al cine de catástrofes, había curiosidad por saber cómo el director alemán iba a encajar destruir la Tierra cuando la Humanidad vivía una pandemia mundial. Aunque era tentador narrar una cinta sobre un mortífero virus, el realizador opta por la vía clásica y crea un apocalipsis lunar en 'Moonfall', una propuesta que ostenta el récord de producción independiente con mayor presupuesto, pues su coste ha superado los 140 millones de dólares.
Aunque Emmerich se haya empeñado en vender esta idea como novedosa, lo cierto es que la manera en la que ejecuta el filme recuerda demasiado a anteriores producciones en las que se dedicó a destruir la Tierra, como 'Independence Day', 'El día de mañana', '2012' o 'Independence Day: Contraataque'. No hay nada nuevo, desde el minuto uno, se intuye por donde va a ir la trama. De nada sirve el guiño a 'Gravity' o una trama digna de la reciente 'No mires arriba'. Es más, ni siquiera los efectos especiales sorprenden.
Tampoco sus protagonistas están bien escritos y mucho menos defendidos. Halle Berry y Patrick Wilson van con el piloto automático, no se intuye esa supuesta relación fraternal y de amistad que se cita en varias ocasiones. El único que aporta algo es John Bradley, aunque su trama es tan inverosímil, que queda la duda de si Emmerich, quien firma el guion con Harald Kloser y Spenser Cohen, ha buscado de forma intencionada que sea un alivio cómico. Por otro lado, cabe preguntarse de qué sirve la subtrama de las familias de los protagonistas en la Tierra, que no llevan a ningún lado, más allá de ver sufrimiento gratuito.
Un refrito de 'Independence Day' y 'El día de mañana'
El problema es que 'Moonfall' es demasiado intensa para tomarla en broma, lo que hace que no funcione siquiera como comedia absurda involuntaria y eso de que opta al final por introducir una trama alienígena que es un Deus ex machina de libro. Y eso lleva a preguntarse qué es lo que ha motivado a Emmerich a volver a un género manido, con el que no aporta nada y, dadas las previsiones de taquillas, apunta al primer fracaso de taquilla de 2022.
Más allá de que parece evidente la falta de ideas, 'Moonfall' debería servir para que Emmerich se replantease una reinvención de su cine. Cierto es que ya lo intentó con las fallidas 'Stonewall' y 'Midway', pero es más que evidente que volver a destruir la Tierra no parece una opción. Una propuesta olvidable que quizás atraiga a los más cafeteros del director germano.
Nota: 3
Lo mejor: El carisma de John Bradley (y su gato).
Lo peor: La continua sensación de déjà vu que tiene la película.
