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CRÍTICA

'Mucho ruido y pocas nueces': Cuando recitamos a Shakespeare sin miedo

Josh Whedon aparca por un momento su trabajo en Marvel para ofrecernos un filme pequeño pero con encanto basado en una obra teatral.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 21 de Diciembre 2013 | 10:00

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Joss Whedon ha decidido darse un descanso de su idilio con los superhéroes, y ha sacado algo de tiempo para hacer una película por diversión, pequeña y optimista consigo misma como es 'Mucho ruido y pocas nueces'. La cinta respira esa atmósfera teatral de la obra de William Shakespeare, con la curiosidad de que el texto se ha mantenido fiel a la obra del inmortal autor, mientras que la acción ha sido trasladada a nuestros días, siendo por lo tanto una mezcla un tanto curiosa, que si bien tarda un poco en asentarse, una vez estamos acorde con el lenguaje que se la ha dado a la película, acabamos por disfrutar de esta producción independiente que nos enseña cómo hacer un cine más humilde y artesanal sin con ello llegar a la banalidad ni a la pretensión, sino simplemente, hacer cine por el mero hecho de pasarlo bien y mostrar esa soltura al público.

'Mucho ruido y pocas nueces': Cuando recitamos a Shakespeare sin miedo

La historia del inmortal William Shakespeare reza: "Beatriz y Benedicto son dos jóvenes que no creen en los poderes del amor. Claudio, por el contrario, locamente enamorado de Hero, defiende el amor y desea casarse con ella por encima de cualquier cosa. Obsesionados con unir a Beatriz y Benedicto, la pareja y todos los que les rodean preparan un plan que intentará unirlos para siempre. Pero varios acontecimientos cómicos y trágicos se interpondrán en el camino a la felicidad? ¿Vencerá el amor sobre todas las cosas?". Con este argumento tan teatral se presenta el filme, que girará en el género de la comedia romántica, aunque como cualquier obra del autor inglés, también tiene sus puntos de drama y grandes monólogos en los que el actor o actriz en cuestión da a conocer su pensamiento hablando en voz alta, algo muy propio del teatro de Shakespeare y que también ha sido respetado en la obra de Whedon.

Amy Acker tendrá el rol femenino principal del filme, y la verdad es que la actriz sabe caer bien en pantalla, y con su gracia y manera de recitar el texto, convirtiendo las palabras de Shakespeare en algo tan natural, es bastante creíble en su rol. A ello debemos añadirle que tendrá también algún momento dramático interesante, al igual que algún toque de comedia, lo cual hace de su papel algo bastante redondo, y no la encuentro desubicada en ningún momento, lo cual es realmente destacable cuando la mujer está recitando unas palabras llenas de términos ya en desuso y con tanta naturalidad. Sin duda, se trata de una buena aportación a la película el trabajo de Acker, que demuestra que se puede tener su gracia sin caer en poner caras o hacer por hacer, sino partiendo desde la honestidad de uno mismo.

El rol masculino protagonista ha recaído en Alexis Denisof, un actor que también ha sabido trabajar muy bien su papel con Amy Acker, y demuestra que tiene química con la actriz, haciendo que veamos sus acciones más veraces si cabe. También es destacable su punto sutil de comedia, ya que el actor se mueve muy bien, y hace veraces sus monólogos en voz alta, además de que verle intentando esconderse para oir una conversación, o intentado posar para parecer interesante, sea algo muy humano, con una soltura y una humildad que provoca que nos caiga bien casi de primeras, algo muy importante si tenemos que estar con él cuando comienzan sus monólogos, que siendo un actor menos sincero con su trabajo, pecarían de ser irreales. Esto no le ocurre a Denisof, que ha demostrado que puede armar a un personaje vivo y real, y con ese encanto y juego que tan bien le viene al papel.

'Mucho ruido y pocas nueces': Cuando recitamos a Shakespeare sin miedo

En el resto de personajes secundarios, veremos varios matices, ya que mientas algunos hacen un buen trabajo con su texto y acciones, hay otros a los que se nota que no llegan a tocar lo que pide el texto o la acción, y casi parece que algunas de sus tomas son más bien ensayos en lugar de escenas listas para llevar a la gran pantalla, algo que afea un poco el resultado final de alguna escena, ya que parece que se queda a medias debido a que el actor o actriz en cuestión, parece no haberse dado el tiempo necesario para prepararse la acción, y es por ello que queda en algunos momentos, todo a medio gas, lo cual es una pena pero a su vez puede llegar a ser comprensible dentro del contexto de rodaje de la cinta. Esta sensación será solo en escenas puntuales, y no afea el conjunto general de la película. Por cierto, quiero destacar la presencia de Ashley Johnson en el reparto, me ha alegrado ver a esta actriz, que considero que tiene un aura especial, pese a que en el largometraje su participación no sea muy destacable.

La dirección de Whedon tiene diversos matices, ya que valiéndose de un escenario que no es precisamente un portento para sacar una buena fotografía, sí que ha sabido ofrecer una mirada humilde y sin muchas complicaciones de lo que quiere enseñar, y pese a que el escenario no da mucho de si, sí que ha logrado alguna escena digna de mención por la composición de la imagen. El mayor acierto del director ha sido el de dotar a la cinta de ese aura de obra de teatro, con algunos sutiles planos secuencia en los que el reparto continúa con su texto de manera espontánea y seguida, sin esos planos y contraplanos tan habituales para dar vida a una conversación, y en esta ocasión, todo es más natural y ligero, lo cual lo hace más creíble también. Con estos detalles tan teatrales en su tratamiento, la película es más recomendable para quien disfrute del teatro en si, ya que verá con un ojo más amable la puesta en escena de la producción, que como hemos comentado, es bastante simple.

'Mucho ruido y pocas nueces': Cuando recitamos a Shakespeare sin miedo

Sin pretender ser otra cosa

Nos encontramos también con una película que podríamos considerar pequeña para lo que nos tiene acostumbrados Hollywood, ya que en esta ocasión no hay grandes presupuestos por detrás, y todo el metraje despide ese aroma de cine independiente que tan bien es recibido en la cartelera, dando algo más de variedad a la propuesta cinéfila. Eso sí, al ser una película tan atada al texto, se convierte en momentos en algo espesa, demasiado decorada de florituras, y al fin y al cabo, algo irreal debido al contexto que trata, lo cual tiene su punto bueno, y a su vez, si no hemos logrado contactar con su esencia, puede hacer que acabemos algo hartos de la manera que se ha enfocado el filme. Es por ello que decía que para los amantes del teatro esta producción tiene un plus de interés, pero para aquel que quiera buscar una comedia romántica al uso, va a tener que abrirse un poco más a la propuesta de Whedon.

Como comedia romántica, sí que hay momentos en los que la cinta funciona muy bien, y todo es ágil, cómico e interesante, pero hay otros momentos en los que no terminamos de creernos lo que pasa en pantalla, quizás porque alguno de sus actores de reparto tienen un aura algo amateur para una producción así, y si nos fijamos críticamente en su trabajo, no sabemos decir si realmente están trabajando bien su personaje, o simplemente, están haciendo el paripé para salir del paso, poniendo caras y recitando su texto sin en realidad creer en él. Estos son algunos de los puntos que nos pueden alejar de la experiencia que propone Whedon, que por una parte es arriesgada al tratarse de una obra de William Shakespeare, y por otra parte es por momentos cómo un capricho que se ha dado el director para darse a valer con su productora y demostrar que puede hacer algo más que filmar a superhéroes de Marvel.

Como conclusión, la estética en blanco y negro del filme, sus pocos complejos para llevar una historia clásica de William Shakespeare a los días actuales sin importar que el texto vaya por otro lugar, su reparto principal bien escogido y algunos momentos cómicos muy vivaces y reales, la cinta de Josh Whedon es una buena adaptación a la pantalla grande de la obra 'Mucho ruido y pocas nueces', tratada en esta ocasión de una manera más liviana y sin la presión de que haya sido escrita por el maestro inglés. Los amantes del teatro verán el largometraje con otros ojos, más amables o críticos dependiendo de las escenas mostradas, y aquellos que busquen una comedia romántica, y sepan adentrarse en el texto y la puesta en escena humilde de la película, también pueden encontrar en este filme un buen entretenimiento, todo ello rodeado de esa atmósfera del "hecho por placer" que tiene el metraje, donde casi podemos compartir el alivio que siente su reparto de encontrarse en una película casi grabada entre amigos y que muestra que se puede hacer cine sin hacer explotar nada y simplemente, por el placer que es el de hacer una película con ese toque mágico que tiene el teatro.