å

CRÍTICA

'Muerte en el Nilo': Fastuosidad artificial, romances envenenados y un misterio pintón

Esta segunda entrega encabezada por el Poirot de Kenneth Branagh, sube el nivel frente a 'Asesinato en el Orient Express', puliendo el tono y mejorando el ritmo.

Por Berta F. Del Castillo Más 7 de Febrero 2022 | 14:59
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

Comparte:

¡Comenta!

La novela 'Muerte en el Nilo' se publicaba a finales de los años 30, como parte de la serie que encabezase Hércules Poirot, detective imaginado por la prolífica escritora Agatha Christie, dama del crimen. Desde entonces el género ha dado mil vueltas, de ahí que su adaptación a la gran pantalla tenga que ofrecer otros atractivos además de la intriga. Ya lo vimos de la mano de 'Asesinato en el Orient Express', también dirigida por Kenneth Branagh y adaptada al cine por Michael Green: los dimes y diretes del caso necesitan ir acompañados de cierta espectacularidad cinematográfica y una mano firme con el ritmo.

'Muerte en el Nilo': Fastuosidad artificial, romances envenenados y un misterio pintón

En aquella primera entrega, que ya tirase de la misma estrategia que esta película en cuanto a su impresionante elenco; Johnny Depp, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Daisy Ridley o Michelle Pfeiffer, se subían al Orient Express para lucir sus mejores caras de póquer ante los incisivos interrogatorios del Poirot de Branagh. Ahora Gal Gadot, Armie Hammer, Annette Bening, Letitia Wright, Sophie Okonedo, Rose Leslie o Tom Bateman se aventuran en un crucero ensangrentado que repite fórmula con algo más de éxito.

'Muerte en el Nilo', que se estrena en cines el 18 de febrero, arranca en el momento en que las vacaciones egipcias del mencionado detective belga, se ven interrumpidas por la tragedia que pone fin a la idílica luna de miel de la que disfrutaba la pareja perfecta a la que acaba de conocer. Así las pirámides de Giza sirven de telón de fondo para este cuento plagado de romances envenenados e impactantes giros, con el que Branagh y Green suben el nivel. El tono está mejor trazado en esta propuesta que se percibe más aguda en cuanto a unos diálogos, firmados por Green, tan incisivos como cómicos. El libreto profundiza en los traumas del propio Poirot, que se utilizan de forma recurrente como complemento a la sucesión de pesquisas que se aseguran de que la incógnita aguante hasta el final. Y rodeando a la investigación principal se encuentra también un repaso por el revés más trágico del enamoramiento, gracias a una sala tan llena de sospechosos como de corazones rotos.

'Muerte en el Nilo': Fastuosidad artificial, romances envenenados y un misterio pintón

Por otro lado ayuda tremendamente que las presentaciones ya estén hechas. Mientras que con 'Asesinato' la trama divagaba mostrando las manías de un obsesivo Poirot, 'Muerte en el Nilo' empieza igualmente arrastrando los pies pero invirtiendo esa especie de prólogo al meollo de la cuestión, en puntos más interesantes que además visten a cada uno de los sospechosos. De hecho sus primeros minutos resultan tremendamente eróticos porque es la intención, con esa puesta en escena que sitúa a Hammer, Emma Mackey y Gadot bailando bien pegados; pero también porque la pantalla está a rebosar de vida y figurantes que no respetan las distancias. Eso sí, mientras esto da un gustazo tremendo, hay otras elecciones estéticas y de composición de imagen que provocan todo lo contrario.

El abuso de la saturación a la hora de corregir el color y los añadidos generados por ordenador que se utilizan para darle un toque vistoso a las transiciones, y dejar respirar entre secuencias; es una pena, directamente. Con su predecesora había momentos que chirriaban en este sentido, pero al tratarse de un entorno en el que los colores tiraban a fríos y oscuros, la imagen aguantaba mejor. En este caso todo es naranja brillante y se siente tremendamente artificial. Encima 'Muerte en el Nilo' no esconde que está rodada pretendiendo lo contrario. Tiene un marcado lenguaje cinematográfico que evoca a las grandes películas, pero no sabe utilizar la tecnología actual para lograr aquel efecto sin salirse del presupuesto.

'Muerte en el Nilo': Fastuosidad artificial, romances envenenados y un misterio pintón

Ciertamente, esta cuestión visual puede resultar irrisoria para los espectadores que no se vean asaltados por la nostalgia que se esconde bajo la superficie de este film, un cariño por las mega producciones del Hollywood clásico al que recuerda, como es el caso de 'Cleopatra', culmen del "ya no las hacen así". El tono también mitiga esos momentos de CGI que rozan el ridículo, porque un humor latente acompaña en todo momento al detective del mostacho. Digamos que así 'Muerte en el Nilo' ha encontrado más su sitio, llegando a juguetear con la idea de acercarse a un punto paródico.

Narrativamente hablando, esta segunda entrega está mejor estructurada y consigue mantener la atención del espectador, sepa o no lo que se cuece en la actualidad cinematográfica. Para el cinéfilo que se plante en el cine teniendo en mente que la carrera de Hammer, uno de los puntales del film, se enfrenta a un parón consecuencia de ciertas acusaciones de violación y tendencias caníbales; se hará evidente que el nudo de la cinta prescinde con disimulo de la participación del actor. Ahora bien, sea cierto o no que 'Muerte en el Nilo' ha sufrido un "recorte" debido a la polémica que rodea a uno de sus protagonistas, esto no afecta en absoluto al desarrollo de la historia. Vaya, que si han tenido que hacerlo, han salvado muy bien las castañas.

'Muerte en el Nilo': Fastuosidad artificial, romances envenenados y un misterio pintón

Las interpretaciones aportan lo suyo, cumpliendo con ese añadido con el que uno cuenta cuando la acción se construye en torno a un equipo de actores más que potente. Gadot eclipsa completamente a sus compañeros de reparto en el instante en que entra en escena, sacando todo el jugo posible a su papel, el de una adinerada novia más que consciente de las envidias que despierta su fortuna. Además Hammer funciona muy bien a su lado, completando la imagen de recién casados rebosantes de felicidad. Junto a ellos destaca Bateman en el lado de los menos veteranos, pero ninguno roza el despliegue de Bening que es una maravilla. Esto, claro, teniendo en cuenta el nivelazo: la única manera de que no se le noten las costuras a un enigma que supera las ocho décadas de antigüedad.

En cuanto al arco argumental de Poirot y el futuro de esta saga, la cosa no pinta demasiado bien. Por un lado llama la atención que el viaje personal del sabueso protagonista se perciba como uno bastante conclusivo, y por otro encontramos la falta de esperanza ante una continuación. Al término de 'Asesinato' ya se anunciaba una segunda entrega que no tardó en contar con su luz verde, pero cuando 'Muerte en el Nilo' traza su desenlace, la sensación de cierre definitivo es inevitable, lo cual es una lástima. Lo es verdaderamente porque Branagh y Green han mejorado esta vez, y porque insinúan un futuro manejo de los hilos aún más consistente. Ojalá la taquilla hable y este equipo tenga una nueva oportunidad de seguir diseñando fastuosas versiones fílmicas de esas novelas que aún mantienen en vilo a tantísimos lectores.

Nota: 7

Lo mejor: Los diálogos. Y cuando un guion está bien dialogado se gana: mucho.

Lo peor: El uso excesivo y bastante inadecuado de retoques digitales y elementos generados por ordenador.