Qué mala suerte la de 'Mulan'. Disney tenía en este remake en acción real de su clásico animado de los 90 a una de sus mayores apuestas del año, en esta resaca que iba a ser 2020 tras un 2019 en el que reventaron la taquilla varias veces gracias a remakes como 'El Rey León' o eventos como 'Vengadores: Endgame'. Pero llegó el bicho. Y una película con un presupuesto rumoreado de 200 millones de dólares no podía arriesgarse a un estreno a medio gas. Mucho menos en China, zona cero de la pandemia, ya que esta película está hecha para contentarlos a ellos. La pandemia ha acabado condenando su estreno y Disney, que no piensa jugársela como Warner con 'Tenet', ha decidido probar un nuevo modelo de "estreno premium" en Disney+. En China, eso sí, llegará a la gran pantalla. Y mejor para ellos.
La relación del gigante asiático con la 'Mulan' de 1998 es un poco complicada. Parte del público considera que la cinta de Tony Bancroft y Barry Cook es un cúmulo de errores históricos y topicazos, con el pobre Mushu como principal problema. Se nota en la nueva versión que han puesto mucho esfuerzo para no ofender a nadie y para demostrar (o aparentar al menos) que esta vez han hecho los deberes. La película de Niki Caro se acerca mucho más a la leyenda de Hua Mulan que a la princesa Disney, Fa Mulan. Empezando por recuperar el nombre original de la balada y no la "americanización".
Desde el principio se nota un cambio de tono y, para alegría de los que aborrecen los calcos de las películas originales, empieza buscando su propio camino describiendo ya a Hua Mulan como una joven diferente de la que conocimos en los 90. La Mulan de Liu Yifei ya demuestra desde bien pequeñita que es realmente ágil y habilidosa. La película lo justifica con el chi, un término que representa la energía de todo lo que nos rodea y que será mencionado varias veces en la película. El padre de Mulan le pide que lo esconda porque las mujeres que canalizan tanto el chi son consideradas brujas y son repudiadas por la sociedad. Ella debe ser discreta, una futura esposa y madre fiel y una chica bien educada. Mulan tiene que esconder su propia naturaleza, como si fuera Elsa. Luchar contra su verdadero yo hará que sí tenga su camino de aprendizaje como el que tenía la Mulan de dibujos animados en el entrenamiento del ejército, pero esta vez la meta será más hacer las paces con ella misma que convertirse en una guerrera, conquistar el "auténtico" del mantra de esta película: "Leal, valiente, auténtico". Porque ella ya es una guerrera, solo tiene que enseñárselo a todo un país.
Para apoyar este nuevo camino han incluido un nuevo personaje, Xianniang, interpretada por Gong Li. Esta mujer (que sirve también para equilibrar un poco la balanza entre tanto hombre) no ha escondido su control del chi y, por tanto, es considerada una bruja, una deshonra. Aunque bruja sí que es porque es capaz de transformarse en otras personas o animales. Aun con las buenas intenciones de haber incluido este personaje, su aportación no tiene el peso que creo que pretendían y, además, resulta un disparo en el pie para una película que justificó la falta de Mushu porque iba a ser una versión más realista de la balada. Pero hay magias y magias, al parecer.
Mushu y los alivios cómicos
Metámonos en comparaciones. Todo el tono de la cinta es claramente más serio, más solemne. Tanto, que acaba resultando demasiado serio y excesivamente solemne para las dos horas que dura. La película carece por completo de alivios cómicos, no ya de un secundario bufón como Mushu sino de algún mínimo momento para romper con tanta seriedad. Ni la escena de la casamentera, ni los compañeros de barracón de Mulan son capaces de hacer reír, y eso, de nuevo, pesa en el ritmo de una película tan larga. Al verla casi parece que ni siquiera estemos ante una película de Disney. Aun con todas sus incongruencias históricas, la 'Mulan' animada contaba con un encanto y personalidad que su remake no tiene. Vamos, echo de menos a Mushu.
La decisión de optar por una película de artes marciales más que por un cuento típico de la casa justifica que las canciones no tengan cabida en el metraje. No tendría sentido que se rompieran a cantar. Al menos la estupenda banda sonora de Harry Gregson-Williams nos ofrece un par de guiños a 'Nombre y honra nos darás' y 'Mi reflejo', y Christina Aguilera se marca una increíble versión de su éxito de la película original en los títulos de crédito, que no esconden más que eso y la nueva canción de la película, 'Loyal, Brave and True'. Pocos guiños más encontraremos al clásico animado, más allá de la escena de la casamentera o llamar a uno de los soldados Grillo. La nueva 'Mulan' no busca darnos otra vez la película que ya conocemos, sino dar la versión que creen que querría el público chino. Así, se han afanado por arreglar los errores históricos y hacer una película lo más respetuosa posible con la cultura china. ¿Pero acaso en China no saben divertirse?
Ya hemos hablado de Mushu y de las canciones. Tratemos la tercera patata caliente de la nueva 'Mulan': Li Shang. El icono bisexual para el fandom de la película de animación es dividido en el remake en tres personajes: el comandante Tung, líder del ejército, interpretado por Donnie Yen, el sargento Qiang, personaje de Ron Yuan, y Honghui, compañero de barracón de Mulan, encarnado por Yoson An. Este último es lo más cercano a Li Shang que encontraremos aquí, y tiene tan poquito espacio en el metraje (aunque cuenta con un par de escenas en las que la camaradería roza con la tensión) que reduce mucho la posibilidad de que se forje nada más con ella que compañerismo. Pero, como en el caso de Li Shang, dependerá de los fans.
Del lado positivo, encontramos unas escenas de acción resultonas aunque abusen de los tiempos bala y Niki Caro utilice demasiado el recurso de girar el escenario y no los personajes. Al menos las coreografías son muy vistosas, claramente pensadas para que lucieran en una pantalla grande. Porque sí, a 'Mulan' se le nota el alto presupuesto en esas escenas, en su maravilloso diseño de producción, en un vestuario impresionante, en unas localizaciones preciosas. Todo eso no lo vamos a poder ver en una sala de cine, y es realmente una pena. La película es totalmente una superproducción hecha, al menos visualmente, con mimo. Intentad verla en la pantalla más grande posible aunque no pueda ser en la "pantalla grande".
No se podrá decir, en definitiva, que el remake de 'Mulan' no ha intentado labrar su propia leyenda. Es una película claramente distinta, más madura que la anterior. Pero ese cambio también le quita gran parte del encanto a la princesa Disney. Liu Yifei protagoniza una historia inspiradora envuelta en una puesta en escena muy bonita y colmada de detalles (y probablemente más rigurosa). Pero el clásico animado también era inspirador y nos dio a una princesa Disney adorable y valiente, y con mucha más personalidad que la de la nueva versión. Aunque las dos cuentan con la posibilidad de hacer que niñas y niños luchen por ser quienes son, rompiendo los moldes que hagan falta, la primera versión era mucho más divertida. Buscar con tanto ahínco una película de la que no reniegue el público chino ha acabado por enterrar el sello de Disney. Y películas de artes marciales ya hay muchas. Algunas, incluso, también se llaman 'Mulan'.
'Mulan' se estrena en Disney+ España el viernes 4 de septiembre.
Nota: 6
Lo mejor: No es un remake plano a plano del clásico animado. El diseño de producción, vestuario, banda sonora... son maravillosos.
Lo peor: Es demasiado seria y solemne, y ha perdido la personalidad que sí tenía la animada. Ese diseño de producción merecía verse en pantalla grande.