El de 'Musarañas' es el enésimo ejemplo de películas con las más nobles intenciones pero que fracasan en su aplicación práctica. La película puede entenderse desde varias perspectivas, desde la más profunda (y metafórica) que nos habla del aislacionismo y el oscurantismo de la España de los años 50, a la enfermiza relación que se crea entre las hermanas protagonistas, pasando por la más superficial (y la que tiene que engatusar al espectador), más propia del cine de género, con sus misterios, secretos y borbotones de sangre.
Es en esta primera capa donde la cinta se estrella, obligando al espectador a dar demasiado de sí mismo para olvidarse de ella y adentrarse en las capas más profundas. Explicar los motivos que hacen de 'Musarañas' una propuesta fallida sería entrar en spoilers, lo que tampoco es plan, por lo que voy a limitarme a comentar que el pacto de verosimilitud existente entre el público y los autores (ese que nos permite aceptar como lo más normal del mundo la existencia de vampiros o de vastos mundos a lo largo y ancho del universo), sobre el que además pivota gran parte de la tensión de la cinta, se rompe irremediablemente en cuanto asoma el peligro.
Pero mientras que el guion no convence (habrá quien incluso salga espantado), a nivel narrativo 'Musarañas' presenta algunas ideas interesantes. La primera es la de plantear el suspense y el terror a plena luz del día, entroncando con obras como la clásica '¿Quién puede matar a un niño?' o las más recientes (que también trancurren en interiores) 'La Comunidad' o 'Mientras duermes' (dos ejemplos, además, que se emparentan con esta película gracias a Luis Tosar y Álex de la Iglesia). El género tiende demasiado a irse a los ambientes sórdidos y oscuros, olvidando que de esa forma lo único que consiguen es poner sobre aviso al espectador. Todo el mundo espera el mal tras una puerta o en una fría noche, pero nadie lo hace en su propia casa a plena luz del día. El contraste potencia la sorpresa y alarga el posterior malestar, pues la luz, siempre vista como protectora, tampoco es segura.
La 'Repulsión' de Roman Polanski es otro título del que bebe el debut tras las cámaras de Juanfer Andrés y Esteban Roel, tanto por el angustioso uso de los interiores como de su reflejo en la inexorable caída hacia la locura de sus protagonistas. Otro título ineludible para apreciar los planes de la pareja de cineastas lo encontramos en 'El ángel exterminador', del mítico Luis Buñuel. En aquella, como en 'La cabina' de Mercero, la crítica al hermetismo español se alejaba de lo sutil para darnos un tortazo en toda la cara. En 'Musarañas', con la agorafobia del personaje de Macarena Gómez y la aparente imposibilidad de huida de la gente que la rodea, se persigue (y se consigue) el mismo efecto.
Es en este punto, el de reflejar a una sociedad (la nuestra) en un momento histórico concreto sin hacer un solo comentario o mostrar alguna intencionalidad política, el que hace interesante la propuesta. El cine de género si de algo puede presumir es de su capacidad para hablar de cualquier tema sin necesidad de mostrarlo en un primer término. En este caso, ya la misma elección del marco temporal otorga a la película su fuerte carga sociopolítica. Además, pone de manifiesto algunos temas (como el machismo) que a día de hoy parecemos incapaces de (querer) solucionar. Y ya han pasado seis décadas.
Esos actores
Como decía, 'Musarañas' tiene unas muy buenas, buenísimas, intenciones, pero no logra completarlas con un envoltorio a su altura. Resulta interesante, sí, el contínuo cambio de tono de la película, que va mutando según avanza el metraje, pasando de un drama familiar de postguerra a un festín de la carne, pero entre medias se olvida de la propia historia. Con una histriónica Maracena Gómez, un Luis Tosar que pasea por el set como Pedro por su casa y un Hugo Silva que tendría que haberse visto al menos 'Mar adentro' antes de amodorrarse en la cama, el film tampoco pasará a la historia como un gran duelo de actores, por más que sean ellos quienes lleven todo el peso de la minimalista acción.
Muchas ambiciones, mucho cuento de la lechera, pero 'Musarañas' es, en resumidas cuentas, un quiero y no puedo.