Tras dos temporadas contando el alzamiento y caída del que ya es uno de los personajes estrella de Netflix, Pablo Escobar, 'Narcos' cosechó un éxito notable, aunque muy difícil de mantener si su trama cambiaba (algo indispensable tras el final de la segunda temporada). Sin embargo, la legión de fans se sumó enseguida a las desventuras de la DEA y el cartel de Cali de la tercera temporada tan pronto como se estrenó el año pasado. Consiguió tomar el testigo de manera correcta, con unas críticas muy favorables y un ritmo de episodios muy fluido. Tras el último capítulo y su final (¿cerrado?), la que podría ser una de las series más versátiles de la plataforma se veía en un aprieto. ¿Qué quedaba por contar?
Muy fácil. Narcos tiene un único personaje indispensable que funciona a su vez como hilo conductor fijo: la cocaína. Y es que gracias a ella, la serie ha podido dar un cuestionable giro de 180º. 'Narcos: México' (estrenando nombre para la ocasión) nos traslada a las tierras aztecas de los 80, en plena creación de un imperio de tráfico de marihuana que acabó diversificando hacia el polvo blanco favorito de Escobar.
'Narcos: México' es una cuarta temporada con apariencia de nueva serie, que consigue desligarse todo lo posible del proyecto original, pero manteniendo los lazos necesarios con la esencia de las primeras temporadas (cada capítulo sigue abriendo con la mítica canción 'Tuyo' de Rodrigo Amarante, por ejemplo). Nuevo país, nuevo reparto y nueva trama, aunque misma esencia: crudeza, acción e historia a partes iguales.
Aunque ya se dejase ver en el final de la tercera temporada, México es la gran apuesta y novedad de esta nueva etapa. El salto se nota desde el arranque del episodio: 'Narcos: México' te introduce desde el principio en un sitio nuevo, con un salto en el tiempo hacia atrás apenas notable y unos personajes que vuelven a inspirar el peligro que tanto se echaba de menos en 'Narcos'. El país es un personaje más de esta temporada, en la que vuelve el mortífero juego del gato y del ratón de la DEA y el narco de turno. La estructura es otro de los elementos que se mantienen en esta nueva etapa, con la vuelta del factor histórico. La voz en off vuelve a darnos, contextualizado como se merece una ficción sobre drogas, política y derecho en una clase de historia magistral en diez capítulos sobre el México de los años 80.
Los personajes de 'Narcos: México' vienen pisando fuerte. Aunque ya superamos a duras penas el Pablo Escobar de Wagner Moura, y asumiendo con mucho esfuerzo que el agente Peña de Pedro Pascal no podía estar en esta temporada por razones de guión, el reparto era uno de los elementos en los que Netflix no pisaba sobre seguro, o, al menos, donde podían atraer a más gente a esta nueva tanda de episodios. Sin embargo, las dos principales incorporaciones pegan un golpe sobre la mesa ya solo con su nombre. Aunque de primeras pueda no parecer adecuado, Diego Luna (Rogue One: Una historia de Star Wars) es el feroz y sanguinario Félix Gallardo, que se adecúa al papel de manera que acaba inspirando la misma sangre fría que Escobar, algo que se echaba de menos durante la "buenrrollista" 3ª temporada. Michael Peña (Ant-Man y la Avispa), por otro lado, es Kiki Camarena, un personaje clave dentro de la historia de la DEA y los narcos mexicanos, cuya interpretación del 'bueno de la película' pueda quedar eclipsada por otras tramas hasta que la trama va avanzando a un punto más crítico.
Además, la presencia española continúa en esta nueva temporada. Tras ver desfilar por la 3ª temporada nombres como Alberto Ammann, Javier Cámara, Tristán Ulloa o Miguel Ángel Silvestre, ahora le toca a Ernesto Alterio representar al país en la producción internacional de habla hispana más grande de Netflix. El actor de 'Las chicas del cable' pasa como uno de los personajes con menos presencia en pantalla de la temporada, aunque de los más temperamentales y peligrosos. Salvador Osuna, el corrupto jefe de policía de la DFS, consigue provocar algunas de las escenas más impactantes de, al menos, la primera mitad de temporada.
La acción queda en segundo plano, una vez más, por la crudeza de la historia. 'Narcos' vuelve a representar la maravillosa vida del dinero fácil, aunque también lo peor del mundo de las drogas. Vuelven los planos en los que posiblemente tengas que quitar la mirada de la pantalla y te provoque algún que otro sobresalto, aunque esta vez posiblemente se encuentren en más escenas de las que se podía esperar viendo las anteriores temporadas. La persecución vuelve a jugar a favor del ritmo de la serie, provocando la intriga que el espectador necesita para darle la oportunidad que se merece la nueva temporada. Como añadido inevitable, un contenido dramático impecable, y es que los diálogos vuelven a caer en las frases filosóficas que reflexionan sobre el poder y las figuras endiosadas de los señores de la droga.
'Narcos: México' llega este 16 de noviembre para los fans que se quedaron con ganas de más tras ese epílogo que resultó ser la tercera temporada. Unos personajes trabajados, una acción irreprochable y un contenido histórico fielmente documentado vuelven a repetir como los puntos fuertes de una de las ficciones estrella de la plataforma de streaming. Sin embargo, esto contrasta directamente con que el espectador pueda recordar en algún momento de su correspondiente maratón que, pese al lavado de cara, estamos en una cuarta temporada contando una historia es lo mismo que hemos visto en las anteriores. Una aventura nueva que podría abrir (o no) un nuevo universo de posibilidades para la franquicia, pero que no necesita hacernos pensar en el futuro para saber disfrutar los diez capítulos de los que se compone.
Nota: 6
Lo mejor: Vuelve la crudeza de 'Narcos' y un contenido histórico impecablemente documentado.
Lo peor: Una trama inevitablemente similar a las primeras temporadas que puede recaer en el 'más de lo mismo'.