El nombre de Pablo Larraín empieza a sonar con fuerza como uno de los realizadores más prestigiosos y prometedores del cine actual. El director chileno ganó notoriedad gracias a 'No', que fue nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera, y se consolidó como cineasta a tener muy en cuenta con la reciente 'El Club', cinta que le granjeó muy buenas críticas y lo puso en el punto de mira de Hollywood. Y es que Larraín acaba de presentar su primera película rodada en inglés, 'Jackie', biopic sobre la mujer de JFK protagonizado por Natalie Portman. Pero antes de que la podamos ver, nos llega su trabajo inmediatamente anterior, 'Neruda', film también biográfico centrado en el célebre poeta chileno Pablo Neruda.
En el que es su sexto largometraje como director, Larraín nos lleva hacia 1948 para arrojarnos en una tumultuosa época de tensión política e incertidumbre. Este es el año en el que Pablo Neruda (Luis Gnecco), estrella de las letras y senador de Chile, acusa al gobierno de su país de traicionar a los comunistas en el congreso. Bajo la llamada "Ley Maldita", el presidente Gabriel González Videla desafuera al poeta y ordena su captura, lo que le obliga a abandonar su residencia para convertirse en un fugitivo de la ley. Primero acompañado de su segunda esposa y musa Delia del Carril (Mercedes Morán), más tarde solo, Neruda emprende una huida en la que se convierte en la ansiada presa del prefecto de la policía chilena Óscar Peluchonneau (Gael García Bernal) y en un símbolo de la libertad para su país.
Ya desde su primera escena, que tiene lugar en el concurrido baño del Congreso Nacional, 'Neruda' nos deja claro que no estamos ante un biopic convencional, sino lo que muchos han venido a llamar un anti-biopic (no en vano, su eslogan reza "Olvida lo que sabes"). Con su película, Larraín está interesado en contarnos los hechos, pero lo hace revistiendo la realidad de un velo de lirismo que convierte en cine el espíritu de la poesía del Nobel de Literatura y antepone la belleza de la ficción al rigor histórico. El resultado es un retrato tan fiel como libre.
Política y metarrelato
'Neruda' es la historia de un líder de pensamiento que se ganó al pueblo con sus versos y su voz. Para dar forma a este relato biográfico tan poco convencional, Larraín y su guionista, Guillermo Calderón, fusionan ficción y poesía de manera que, a la vez que nos cuentan la historia, nos desvelan sus mecanismos narrativos, así como la estrecha relación entre arte y política. El inteligente guion de la película entrelaza estas dimensiones para construir una inspirada reflexión sobre la creación literaria y la inmortalidad que otorgan las palabras, en la que los personajes se preguntan hasta qué punto son reales o producto de la voluntad creativa del autor.
En este sentido juega un papel muy importante el personaje de Gael García Bernal, que ejerce como narrador. A medida que la historia se va convirtiendo en un cada vez más arriesgado juego del gato y el ratón, Peluchonneau se erige no solo como un gran antagonista, sino también como un poeta en sí mismo, un rival de Neruda que absorbe la palabra escrita y busca navegar en el mismo plano de realidad que su objetivo, al que está dispuesto a seguir hasta el fin del mundo. Esta persecución, física e intelectual, es el conflicto que da forma a la película, y que le otorga sentido.
Un reparto en estado de gracia
Demostrando gran talento y presencia escénica, Luis Gnecco se mete en la piel de Neruda para ofrecernos una versión llena de matices del poeta, una que logra condensar lo que lo convirtió en una figura tan influyente y fascinante. El Neruda de Gnecco es el anfitrión de fiestas perfecto, un showman vanidoso que seduce a todo el mundo recitando sus versos más famosos, disfruta de la atención y de su enorme control como demiurgo, y se divierte con el hecho de que siempre le pidan oír el mismo poema (que entona como si cada vez fuera la primera).
García Bernal no se queda muy lejos con respecto a Gnecco. El trabajo del actor mexicano también está muy afinado, haciendo que este se vaya apoderando paulatinamente de la historia hasta reclamar su lugar en ella como uno de los personajes más importantes en la vida de Neruda (todo un logro sin duda). También hay que destacar a la argentina Mercedes Morán, que tiene dos escenas especialmente memorables (su visita a la radio y el interrogatorio en el que niega ser un personaje de ficción creado por su marido), y al barcelonés Pablo Derqui, eficiente y entrañable como el fiel asistente del poeta.
Real y eterno
'Neruda' es una película de gran intensidad y magnetismo. El film está muy cuidado en todos los aspectos, con una ambientación y fotografía excelentes (aunque abuse del lens flare en un arrebato a lo J.J. Abrams), una exquisita banda sonora compuesta por Federico Jusid y un montaje creativo que enriquece la sugerente realización de Larraín. En definitiva, un poema de amor cinematográfico digno de la figura a la que homenajea.
Nota: 8
Lo mejor: La cámara de Larraín y la emocionante partitura de Federico Jusid.
Lo peor: Algún que otro exceso estilístico.