El Apocalipsis ha sido tratado en la ficción en incontables ocasiones, pero pocas veces el fin del mundo ha sido un tema tan actual y oportuno como ahora. Los últimos dos o tres años pasarán a la historia como los más caóticos y surrealistas de nuestro tiempo y qué mejor momento para redefinir el cine de catástrofes que este, en el que parece que vivimos en permanente estado de alerta esperando el siguiente cataclismo, mientras hacemos chistes en Twitter sobre el anterior.
Adam McKay, el oscarizado director detrás de 'La gran apuesta', 'El vicio del poder' y 'Succession' entre otras, recoge ese sentimiento en su nuevo largometraje, 'No mires arriba', película original de Netflix que se plantea cómo reaccionaría el mundo ante una catástrofe que amenaza con extinguir a la especie humana. Con el humor como su principal herramienta y un reparto de vértigo a sus órdenes, McKay reescribe el cine apocalíptico para reflejar las transformaciones sociales de los últimos años en una sátira brillante e imprescindible.
¡El cielo se cae!
"Ojalá cayera un meteorito" o "Deberíamos extinguirnos" es un comentario que se suele leer en redes sociales, especialmente en los últimos años y cada vez que una noticia supera en absurdo a la anterior. Pues bien, en 'No mires arriba', McKay cumple nuestros deseos. La película gira en torno al asombroso y terrorífico descubrimiento de Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio): un cometa del tamaño del Everest que se dirige hacia la Tierra y en seis meses colisionará con ella, erradicando toda forma de vida en el planeta. Los dos astrónomos tratan de advertir a las autoridades, pero se encuentran con un problema: que a nadie le importa.
Con la ayuda del doctor Oglethorpe (Rob Morgan), Kate y Randall emprenden un viaje para concienciar al mundo del inminente desastre, empezando por el Despacho Oval de La Casa Blanca, donde la presidenta Orlean (Meryl Streep) y su hijo y jefe de gabinete Jason (Jonah Hill) los reciben con indiferencia y se niegan a escucharlos, para a continuación recurrir a los medios, donde lucharán para hacerse notar contra el flujo constante de noticias y un público obsesionado con las redes sociales. En una frustrante carrera a contrarreloj, los dos tratarán de hacer lo posible por salvar a la humanidad antes de que sea demasiado tarde, pero hacer que el mundo mire hacia arriba y crea sus advertencias es una misión imposible.
Aunando crítica sociopolítica, comedia absurdista y ciencia ficción, 'No mires arriba' capta el clima actual a la perfección, imaginando una situación hipotética que, por muy disparatada que parezca, se apoya fuertemente en la realidad que vivimos. Porque, aunque por ahora no haya un cometa "mataplanetas" que se dirija a la Tierra para acabar con todos nosotros, ya nos hemos enfrentado a suficientes catástrofes para comprobar que ni en los mayores momento de crisis, la estupidez humana dejará de sorprendernos. Esa es la idea que bombea la película, y que hace de ella una de las propuestas más pertinentes y certeras de este año.
Estrellas vs. Cometa
Lo primero que llama la atención de 'No mires arriba' es su multitudinario y estelar reparto. Adam McKay y Netflix fardan de elenco reuniendo a un distinguido grupo de grandes nombres de Hollywood para dar vida a la peculiar fauna de la película. Y lo mejor de todo es que no se duermen en los laureles, sino que todos ponen toda la carne en el asador, evitando caer en lo que le ocurren a muchos proyectos con repartos corales famosos: el mucho ruido y pocas nueces.
Efectivamente, en 'No mires arriba' hay mucho ruido y también muchas nueces. La película está encabezada por DiCaprio y Lawrence, que ejercen como protagonistas principales, las voces de la razón en un circo de payasos y lunáticos. DiCaprio brilla explorando un registro distinto al que nos tiene acostumbrados -el de un pobre hombre tímido y corriente que se ve sobrepasado por una situación imposible-, mientras que Lawrence regresa después de su ausencia de las pantallas recordándonos por qué es una de las mejores actrices de su generación. Los dos están al 100%, tocando las notas adecuadas en cada escena.
Los acompañan Tyler Perry y una caricaturesca Cate Blanchett como los presentadores de un informativo matutino (imaginad una parodia de la parodia que es 'The Morning Show'), un divertido Timothée Chalamet tomándose muy poco en serio como un joven emo punk nihilista, Scott Mescudi (el rapero conocido como Kid Cudi) y Ariana Grande como una pareja de cantantes que eclipsan al cometa con su historia de amor, y un absolutamente hilarante Mark Rylance como un excéntrico gurú tecnológico y creador de una compañía parodia de Apple, todo un robaescenas. Pero si hay un dúo que se lleva la película de calle, ese es el que forman Meryl Streep como la presidenta de los Estados Unidos, una nada sutil parodia de Donald Trump con la que la actriz se lo pasa (y nos lo hace pasar) en grande, y su hijo, encarnado por un Jonah Hill de lo más inspirado cómicamente.
Sin exagerar (bueno, un poco)
Si bien es cierto que la ambición narrativa de McKay y los múltiples frentes que componen la historia provocan que el film se vuelva más inconsistente a medida que avanza, 'No mires arriba' no falla a hora de divertir y, sobre todo, de hacer llegar su mensaje alto y claro. La película hace reír mientras cuela, por debajo, una reflexión preocupante sobre el mundo, estableciendo un paralelismo entre el evento catastrófico del cometa y la crisis medioambiental.
McKay quiere concienciarnos a base de sátira y para ello, toca todos los palos posibles. Nos habla de la insensibilización del público ante la sobreestimulación mediática y la creciente ola de noticias catastróficas, del papel de los medios alimentando la paranoia con desinformación y sensacionalismo y relegando la información importante en favor de la frivolidad y el click fácil, de la incompetencia de los gobiernos, la superficialidad de las redes sociales, las fake news y los hechos alternativos, y de cómo los algoritmos y las estadísticas rigen nuestra vida.
Y no solo eso. En su guion afilado y lleno de aristas, McKay también deja espacio para abordar la fama, el ombliguismo de Norteamérica, la frustración de la comunidad científica que se enfrenta a la fuerza creciente de las teorías conspiranoicas más estúpidas, la explotación de las tragedias y las crisis y su instrumentalización por parte de políticos y empresas que solo buscan beneficiare, la brecha generacional y el auge del pensamiento arcaico amparado en la idea de que "solo es otra generación", la normalización de los sociópatas y fascistas en el poder o la misoginia (al personaje de Lawrence la tratan de histérica y desequilibrada, mientras que al de DiCaprio lo hacen famoso y lo convierten en un símbolo sexual). Es una visión del mundo tan real como desalentadora que McKay y su entregado reparto consiguen hacer divertida sin por ello enterrar el mensaje.
Como las series 'Black Mirror' o 'Veep' y el falso documental 'A la mierda el 2020', 'No mires arriba' emplea la hipérbole para reflejar la realidad de un momento en el que incluso la exageración más ridícula entra dentro de las posibilidades de lo real (de ahí que el eslogan del film sea "Basada en hechos posibles"). En esta parodia de nuestro propio mundo, la información de que un cometa nos extinguirá para siempre es una noticia más en el ciclo de 24 horas, un Apocalipsis que invita a hacer memes, a ayudar al mundo con canciones (a lo 'Imagine') y a seguir compartiendo en Internet todo lo que pensamos, obligándonos a hacer una gran reflexión: Si el mundo se acabara en seis meses, ¿dejaríamos de tuitear?
'No mires arriba' es un '¿Qué pasaría si...?' tan divertido como terrorífico, una 'Armageddon' del siglo XXI ideada por uno de los mejores observadores sociopolíticos del cine actual. Llena de momentos surrealistas, absurdos y frustrantemente cercanos, la película encuentra en su recta final la humanidad que se esconde bajo el caos y la pone al frente del relato, para a continuación rematarlo con un chiste épico que nos recuerda que, aunque el mundo se acabe, siempre nos quedará la opción de reírnos de todo y de todos. Si la humanidad se extinguiese y los extraterrestres encontraran esta película, les mostraría fielmente cómo era nuestra civilización en este momento.
Nota: 8
Lo mejor: Su espectacular reparto y el guion de McKay, que no deja títere con cabeza y está lleno de momentos memorables que resumen nuestro tiempo perfectamente.
Lo peor: Le falta cohesión y los riesgos que toma en su recta final pueden no ser plato del gusto de todos.