Marshall McLuhan, uno de los pilares del periodismo, visionario sobre el concepto de la Sociedad de la Información y quien acuñó el término 'Aldea Global' en 1970 (mucho antes del surgimiento de internet), dijo: "La tecnología es la extensión de nuestros sentidos y facultades mentales". Las producciones sobre el periodismo se dejan ver poco. De hecho, la situación actual de los medios de comunicación se enfrenta a pocos exámenes críticos desde la ficción.
Con 'The Newsroom' como uno de los principales referentes sobre el retrato del periodismo en la actualidad, títulos como 'Spotlight' o 'Las ilusiones perdidas' han servido de referente para plasmar el devenir de la prensa. Solamente 'Al descubierto' ha supuesto, en el cine, una verdadera respuesta a cómo es el periodismo de investigación en la actualidad. De ahí, que sea más que bien recibida una producción como 'Normas para una página de sucesos'.
Este proyecto nació gracias a que un guion original, escrito por la periodista freelance Nuria V. Martín, fue galardonado con el premio Break on Time 59', lo que provocó que su libreto fuese tomado en cuenta para una posible producción. José F. Ortuño se mostró interesado y le terminó dando la forma, y sirve como título de estreno de una nueva plataforma: Divergente, servicio bajo demanda es gratuito y orientado en la exhibición de producciones españoles cuya duración sea menor a los 60 minutos.
En apenas 59 minutos, 'Normas para una página de sucesos' condensa una historia y un complejo mensaje que hace de esta producción un ejemplo virtuoso de lograr una buena idea logre calar y llegar a buen puerto en una duración limitada. En ese corto período, Ortuño y Martín plasman una afilada crítica hacia la precarización del sector periodístico y cómo este es víctima del clickbait y esclavo del SEO y de Google Discover.
Asesinos a base de SEO, Google Discover, Chat GPT y clickbaits
De la misma forma está la autocrítica sobre la famosa frase de 'que la realidad no te estropee un buen titular'. En ese sentido, es una vuelta de tuerca a dicho refrán, que sería: 'Haz realidad tus propios titulares'. Esto hace que Leo Leiva, un redactor freelance que se gana la vida cubriendo información local en un periódico regional en Canarias, logre aumentar en popularidad y prestigios por sus explícitas coberturas de noticias de sucesos. Ahora bien, para lograr esas informaciones de impacto, quizás Leo obligue al destino a conseguirlo.
Surge aquí la mirada del thriller, que mantiene en tensión en todo momento al público. Lo hace también gracias a la buena labor de Raúl Prieto, quien tiene esa extraña habilidad de transmitir tranquilidad con una sonrisa y que baste un ligero cambio en su semblante para provocar pavor en quien esté al lado suyo. Esa corrupción de la deontología periodística puede recordar a lo que planteó Dan Gilroy en 'Nightcrawler', sobre cómo un tunante terminó convirtiéndose en un ávido reportero al lograr los mejores planos de accidentes de tráfico.
Ahora bien, aunque se vea limitada por su corta duración, 'Normas para una página de sucesos' plantea una premisa más cercana a lo que es el periodismo actual y cómo este se ve amenazado por la inteligencia artificial, arma de doble filo, al ver cómo puede servir para crear clickbaits (a base de redacción con ChatGPT) o para crear el suceso perfecto para convertirlo en titular de primera portada. En ese sentido, Ortuño y Martín saben mirar al presente de manera más fehaciente.
El resultado es una producción que logra llegar a buen puerto y ofrecer un producto interesante. Ahora bien, también pide ser expandido, de manera de poder profundizar más en los planteamientos que propone, especialmente en su referencia a la crítica periodística y los retos que tienen que lidiar los profesionales de la información. Un debut para la plataforma Divergente con el que demuestra una valentía más que meritoria por apostar por propuestas que se salen de lo esperado.