La tercera edad no es la principal protagonista del cine comercial, que rara vez fija su dispersa mirada en los ancianos que mejor conocen nuestro planeta y sus contradicciones. Para resolver ese tipo de injusticias podemos confiar en las nuevas plataformas, como Netflix, que ha reunido a dos leyendas del celuloide, Jane Fonda y Robert Redford, en el luminoso, que no iluminador, drama 'Nosotros en la noche'. Los dos brillan con su rutilante luz propia en esta producción, que reflexiona sobre la soledad (sobre todo nocturna) que experimentan aquellos octogenarios cuyo único compañero de hogar es su reflejo en el espejo.
En sus primeras secuencias, la película nos presenta a Louis (Redford), un viudo cuya rutina implica comidas precocinadas, cafés con su grupo habitual de vecinos y atentas sesiones ante el televisor. Pero cierto día, esos hábitos se ven truncados cuando su también viuda y solitaria vecina, Addie (Fonda), le propone pasar las noches juntos para sentir el calor de otra persona. Nada sexual, simplemente emocional. De ahí emerge una inesperada relación que lleva a sus implicados a atravesar las diversas etapas de todo romance convencionalmente exitoso: el enamoramiento inicial, la llegada de un niño, la marcha del mismo y las tensiones que tienden a quebrantar la estabilidad marital, que permiten vislumbrar de nuevo la soledad primigenia. Y no sólo se revisan esos instantes decisivos, sino que éstos invitan a la reminiscencia de las problemáticas familiares protagonizadas por Addie y Louis en su velado pasado, confesado mutuamente en sendas crisis de sinceridad.
Ese pasado llama a la puerta adoptando la forma del futuro, ya que el niño que irrumpe en la vida de la inusual pareja es el nieto de Addie, Jamie, que encuentra cobijo en casa de su abuela ante la incapacidad de su padre de salir adelante, todavía lastrado por los traumas de su infancia. Tragedias y equivocaciones que siguen mermando la inalcanzable felicidad de estos personajes. Sin embargo, el libreto de Scott Neustadter y Michael H. Weber (la cotizada pareja de guionistas detrás de '500 días juntos', 'Bajo la misma estrella' y 'The Disaster Artist') pasa por encima de estos baches emocionales a una velocidad excesiva, ya que no se les presta la atención que merecen. El director Ritesh Batra se obceca tanto en amasar un producto asequible, satisfactorio y reconfortante (o feel good, como quiera decirse), que deja bastante de lado el bagaje personal de sus protagonistas. Falta de profundidad atenuada por el gran talento interpretativo de los veteranos Redford y Fonda, que nos brindan algún momento de brillantez actoral.
Reflejo del catálogo
El otro foco que ilumina la película es el pequeño, pero letal, Iain Armitage, que ya nos fascinó con su inquietante trabajo en 'Big Little Lies' y que aspira a comerse el mundo con 'Young Sheldon', precuela de 'The Big Bang Theory'. Armitage tiene aura de estrella y no cabe duda de que le veremos (y mucho) en los años venideros. El pequeño se integra a las mil maravillas en el núcleo familiar remendado por Redford y Fonda, sin caer en la insufrible costumbre hollywoodiense de combinar grandes actores adultos con niños insoportables. La cuarta pata de la mesa es Matthias Schnoenaerts, que ha aprovechado el trampolín que supuso la imprescindible'De óxido y hueso' para su carrera hace ya un lustro. Este cuarteto es el fuerte de 'Nosotros en la noche', cuyo resultado final se asemeja a lo que Netflix nos tiene acostumbrados con sus incursiones cinematográficas: más brillantes en la pluralidad de estrellas que exhiben en sus pósters que en el resultado final. Por citar algunos de los ejemplos más recientes de esa tendencia, 'Okja', 'Máquina de guerra' y 'Death Note', confirman que el catálogo de películas originales de Netflix es muy variopinto en apariencia, pero (por ahora) decepcionante cuando uno se para a verlo.
'Nosotros en la noche' no es una excepción, ya que, a pesar de ser un título agradable, (en buena medida) entretenido y atrevido por su temática, tiene demasiado miedo de caer en el melodrama como para alcanzar la trascendencia que tenía al alcance de la mano.
Nota: 6
Lo mejor: La naturalidad con la que Jane Fonda y Robert Redford conectan desde el primer fotograma.
Lo peor: La superficialidad de la película cuando se abordan los dramas de los protagonistas.
