Para su ópera prima, el guatemalteco, afincado en Bélgica, César Díaz ha querido hacer un ejercicio de memoria histórica, al abordar las consecuencias de la Guerra Civil de Guatemala (1960 - 1996), un conflicto muy reciente en la retina de la sociedad del país centroamericano. Inicialmente 'Nuestras madres' fue pensada como un documental, finalmente el director apostó por un largometraje de ficción, con el que obtuvo la Cámara de Oro al mejor debut cinematográfico en la 72ª edición del Festival de Cannes.
Al ser su primer filme, Díaz apuesta por un relato sencillo, en el que tiene muy claro su mensaje, un joven (Armando Espitia) busca sus orígenes, a ese padre asesinado por las fuerzas gubernamentales del Estado, siendo el Ejército el principal ejecutor. En medio, la tarea de un país por encontrar y desenterrar a sus muertos, más de 200.000 según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas, además de tener más de 45.000 desaparecidos.
Una historia de reparación histórica
Díaz sabe que es una labor titánica, por ello se centra en un solo relato que desencadena varios. Por ello pone a su protagonista como arqueólogo forense que trabaja para el gobierno buscando a muertos y desaparecidos. De esta forma, Díaz teje un relato de denuncia, aunque bajo un foco de certera sobriedad, al evitar caer en el melodrama, en el mensaje fácil y centrándose en las declaraciones de mujeres, madres, esposas, hijas, que buscan poder enterrar en paz a sus muertos.
En ese punto donde el director muestra su talento, no es sencillo centrar el foco dramático en declaraciones sobre el horror vivido. Salvando las distancias, las secuencias en la señora Nicolasa, interpretada por Aurelia Caal, comienza a hablar sobre lo que le sucedió a su marido, sobre las torturas que vivió antes de ser asesinado y tirado a una fosa común, sobre cómo intentó salvarlo y fue violada por las fuerzas del Ejército, evocan la dura realidad de 'Shoah', el documental con el que Claude Lanzmann traía al presente los horrores que había vivido supervivientes del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.
El foco en la mujer como víctima de guerra
Es gracias a esas escenas, hay otras de silencio, en las que las miradas de esas mujeres hablan por sí solas, por lo que 'Nuestras madres' brilla como sólida ópera prima, de un director que sabe dirigir con solemnidad y sobriedad y que acierta a la hora de plasmar su mensaje, con el que deja bien claro la necesidad de reparación histórica. Aunque la cinta también pone el foco en el horror sufrido en la ciudad, el desenterramiento de cadáveres inicialmente en el cementerio de la capital y la declaración de la madre de Ernesto (Emma Dib), el joven protagonista, hace ante la justicia; realmente el filme muestra cómo el ensañamiento y el terror fue mordaz en las regiones con población mayoritariamente indígena, al verse cómo las mujeres que buscan a sus muertos, son principalmente amerindias, añadiéndole al filme cierta crítica racial. Mención además, de cómo son las mujeres las primeras víctimas de estos conflictos, al ser utilizadas como trofeos de guerra.
'Nuestras madres' es un notable debut, que muestra a un director comprometido, que tiene muy claro su mensaje de denuncia y que es capaz de realizar un largometraje que combine sus intenciones con un buen lenguaje cinematográfico. Una apuesta sencilla, cuya máxima ambición es traer a primera línea la memoria histórica más reciente de su país de origen, para evitar que esos muertos caigan en el olvido. Sin duda, un logro que consigue con creces.
Nota: 7
Lo mejor: Las declaraciones de las mujeres, poniendo el foco en el horror que han vivido especialmente ellas; así como también su mensaje de no olvidar lo sufrido para evitar volver a caer en ello.
Lo peor: Realmente la historia de su protagonista (mas no la de su madre) no es tan potente como lo que relata sobre el resto de víctimas, su trama de ficción se queda corta.
